Biografía de Alfonso X el Sabio. Rey de León y Castilla
Alfonso
X el Sabio es uno de los reyes más
populares y conocidos de nuestra historia, probablemente más
por su relación con la cultura que por sus hechos políticos
y trascendencia histórica, que fue mucha como luego veremos.
Alfonso nace en Toledo en el año 1221 como hijo primogénito,
fruto del matrimonio entre Fernando III el Santo y Beatriz
de Suabia y fallece en Sevilla en el año 1284. Su madre
Beatriz era nieta de Federico I Barbarroja, emperador de Alemania,
lo que generará en la vida de Alfonso uno de los hechos más
curiosos de la monarquía hispánica en relación
con la política de Europa.
La vida de Alfonso como infante estuvo repleta de cuidados culturales y de gestiones políticas y militares. De hecho, antes de la muerte de su padre, fue el encargado de la conquista de Murcia y de pactar con Jaime el Conquistador el mapa de repartos entre Castilla y Aragón de los territorios del sureste mediterráneo (Tratado de Almizra).
Facilitó el entendimiento y la paz con el reino de Aragón emparentando con Jaime I, al casarse con su hija Violante.
Tras la muerte de su padre (1252), fue coronado
y prosiguió la labor conquistadora de Castilla y León
sobre Al-Andalus, iniciada por su padre treinta años antes,
incorporando importantes ciudades de lo que hoy son las provincias
de Cádiz y Huelva (Jerez, Medina-Sidonia, Niebla, etc.),
llegando a lanzar campañas, con diversa fortuna, hacia el
norte de África.
Su reinado no estuvo exento, como era habitual, de esfuerzos por
sofocar rebeliones internas.
Una de las más importantes fue la provocada con motivo de su propia sucesión. Y es que tras la muerte de su primer hijo, Fernando de la Cerda, surgió el conflicto sucesorio entre su segundo hijo, Sancho, y los hijos de Fernando, llegando a enfrentamientos entre el propio Alfonso y Sancho, que tras numerosos avatares se haría definitivamente con la corona a la muerte de su padre en 1284, reinando con el nombre de Sancho IV y siendo apodado "El Bravo".
A lo largo de su vida, Alfonso X el Sabio se esforzó en continuar el reordenamiento político de la Andalucía conquistada mediante el sistema de Repartimientos y atracción de pobladores del norte, llegando a incumplir algunos pactos asumidos por su padre con los mudéjares vencidos, lo que provocaría la importante y trascendente Revuelta Mudéjar de 1264, apoyada por el Reino de Granada.
Optó al título de emperador (el llamado Fecho del Imperio) por su matrimonio con Beatriz, descendiente del emperador Federico Barbarroja, aunque la oposición papal provocó su renuncia en 1276 a favor de Rodolfo de Habsburgo.
En otro orden de cosas, realizó una intensa labor de reforma jurídica y también se dedicó a la protección de las artes y la cultura. Personalmente es conocido por sus obras literarias y científicas.
Importancia histórica de la política de Alfonso X el Sabio
Política territorial
Inicialmente, Alfonso, siguiendo la política de su padre Fernando abogó por la incorporación a ciudades y fortalezas estratégicas de repobladores norteños, permitiendo su coexistencia con las gentes autóctonas de religión musulmana mediante ciertas condiciones. El incumplimiento de algunos de estos pactos y el apoyo recibido por reinos musulmanes periféricos, provocó el levantamiento o revuelta de 1264 de los mudéjares sometidos, en determinados lugares del sur del Valle de Guadalquivir.
Tras sofocar dicha rebelión, se ordenó la expulsión de los mudéjares. Sobre este hecho hay distintas versiones.
Tradicionalmente se venía diciendo que el exilio fue masivo (en parte al Reino Nazarí de Granada y en parte al norte de África). Según esta hipótesis, la Andalucía conquistada habría de ser repoblada casi completamente por cristianos del norte, creándose una Nueva Andalucía cristiana a modo de Castilla Novísima.
Más recientemente, algunos autores cuestionan que este proceso de migración forzada de la población musulmana fuera tan mayoritario y abogan porque el exilio fue parcial. Para ello aducen que la alta densidad de población musulmana del Valle de Guadalquivir, (experta en la producción agrícola), no pudo abandonarlo completamente sin que ello hubiera provocado un colapso generalizado y una paralización de la sociedad y economía.
En cualquier caso, el descenso demográfico moro debió ser lo suficientemente significativo como para ahondar en las exigencias de repoblación castellanoleonesa cristiana, lo que agravaría la extenuación demográfica de amplias comarcas del interior de la Península, que entraron en una especie de atonía histórica por falta de efectivos humanos.
Un hecho colateral fue el aumento demográfico del Reino de Granada, uno de los factores que, junto con el agotamiento de Castilla, provocaría la espera de dos siglos y medio en ser conquistada.
Preeminencia de Castilla en el concierto político hispano
La extensión territorial de Castilla frente a los reinos peninsulares vecinos, como Portugal, Navarra y Aragón generó una situación de preeminencia castellana que derivaría en la política de unificación de los Reyes Católicos a finales del siglo XV.
Protección de la cultura
El
largo reinado de Alfonso X el Sabio no sólo dejó consecuencias
políticas sino también culturales, especialmente en
los campos del arte, la literatura, la astronomía y otras
ciencias, la música y el derecho, que ilumino la Baja Edad
Media española y también la europea.
Algunos de los hitos culturales de su reinado se pueden resumir
en los siguientes puntos:
Panorama Artístico durante el reinado de Alfonso X el Sabio
El espectro artístico y arquitectónico en los treinta años de su reinado siguen la inercia del periodo anterior de Fernando III.
El gótico pleno francés continúa su instalación en solar hispano, pero de manera poco generalizada todavía. En los ambientes rurales, la arquitectura es bastante más conservadora.
El mudéjar continúa su amplio desarrollo en numerosos territorios, sin perder su mestizaje con la influencia románica cristiana e incorporando otros de raigambre gótica.
La iglesias fernandinas de Córdoba
Las llamadas iglesias fernandinas de Córdoba, primeros templos cristianos construidos ex novo tras la conquista de la ciudad fueron iniciadas, al parecer, décadas más tarde, durante el reinado de Alfonso X, tras un periodo en que las parroquias cristianas no eran otra cosa que mezquitas consagradas.
Estos interesantes edificios, bastante homogéneos en sus características, tienen cabecera gótica poligonal de influencia de la catedral burgalesa, unida a una estructura sencilla de tres naves sin abovedamiento, de tradición tardorrománica.