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Crónica e imágenes del Viaje Guiado por la Ruta de Almanzor en Soria, el 24/09/11

Coincidiendo prácticamente con la entrada del otoño, el pasado sábado 24 de septiembre y con un clima aún veraniego, retomamos los viajes guiados de Arteguías con un interesante itinerario que, bajo el hilo conductor de la Ruta de Almanzor, nos permitió recorrer las preciosas tierras del sur de la provincia de Soria, un territorio bastante desconocido para el gran público pero que puede jactarse de atesorar un patrimonio tanto histórico como artístico difícilmente superable.

La expedición, dentro del horario previsto, partió de la madrileña Plaza de Castilla en dirección norte, sirviendo el viaje de ida para presentar un primer contexto histórico de los lugares a visitar, prestando especial atención, obviamente, a la enigmática figura de Almanzor, cuyos últimos pasos antes de su muerte en el año 1002 íbamos a reproducir fielmente en nuestro recorrido.

Tras una primera parada para recuperar fuerzas en Berlanga de Duero, la primera de las localidades visitadas fue Andaluz, población de llamativo topónimo cuyo esplendoroso pasado como cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra y distinguida con un fuero en 1089, contrasta fuertemente con la modestísima aldea que es en la actualidad, con apenas una decena de vecinos en invierno.

Explicaciones sobre las funciones de las galerías porticadas románicas

Al llegar a Andaluz nos esperaba Rosa María, quien muy amablemente nos abrió las puertas de la iglesia de San Miguel Arcángel y nos acompañó durante su visita. Del templo, fue su célebre galería porticada el elemento que más atrajo la atención de los asistentes ya que, después de las no lejanas iglesias de San Esteban de Gormaz y de la segoviana Sepúlveda, es una de las más antiguas de toda Castilla.

Además de dicha galería y de su portada, resultó muy interesante también en San Miguel de Andaluz el pequeño museo habilitado en una estancia a los pies de la nave, donde se expone un magnífico lapidario románico constituido por diferentes restos aparecidos en sucesivas campañas de restauración y que, a buen seguro, pertenecerían a la prolongación del pórtico por los muros occidental y norte, hoy desaparecidos.

Subida al imponente castillo de Berlanga de Duero

La segunda parada del itinerario tuvo como escenario la aún próspera y monumental villa de Berlanga de Duero, población, como Andaluz, cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra durante el Medievo pero que vería como en la Edad Moderna, por iniciativa de la influyente familia Tovar, fue modernizada en su totalidad, razón por la cual, son escasos los restos medievales conservados, aunque no por ello está menos justificada su visita.

La primera parte de la visita a Berlanga fue dedicada al precioso castillo que preside la villa, que si bien es cierto fue dotado entre los siglo XV y XVI de un espectacular revestimiento abaluartado renacentista, oculta en su interior los primitivos muros de la vieja fortaleza medieval, enormemente disputada entre cristianos y musulmanes durante la Reconquista y por el que pasaría Almanzor en numerosas ocasiones camino de la plaza fuerte de Medinaceli.

En el castillo de Berlanga pudimos observar dos castillos: uno medieval y el baluarte renacentista

Tras descender del castillo, un agradable paseo por una Berlanga en fiestas nos condujo a su imponente colegiata primero, y al convento de las Concepcionistas después, donde pudimos admirar el fantástico tímpano románico empotrado en uno de sus muros que, a buen seguro, procedería de una de las primitivas iglesias románicas desaparecidas de Berlanga.

Concluida la visita a Berlanga, apenas diez minutos de autobús nos separaban de Casillas, lugar elegido para una agradable comida en el centro de turismo rural San Baudelio.

La jornada de tarde se inició con la visita a la pequeña población de Caltojar, lugar situado a tan sólo cinco kilómetros de Bordecorex: minúscula aldea donde la tradición ubica el lugar en el que falleció un ya agonizante Almanzor cuando regresaba a Medinaceli tras su campaña de castigo contra el Monasterio de San Millán de la Cogolla.

La monumental cabecera románica de la iglesia de Caltojar mereció numerosos elogios

En Caltojar, tuvimos la fortuna de que fuese su propio párroco, Don Guillermo, quien muy amablemente nos mostrase el interior de su cuidadísima iglesia de San Miguel, de la cual, llamó la atención a todos los asistentes su enorme monumentalidad, que contrasta inapelablemente con la escasa relevancia demográfica de la población. Objetivo principal también de los flashes de las cámaras fotográficas fueron su portada principal y su preciosa cabecera.

Tras Caltojar, la penúltima de las etapas de la Ruta de Almanzor en Soria fue la población de Villasayas, cuya iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, conserva una magnífica galería porticada, escenario más que idóneo para la realización de nuestra ya tradicional foto de familia.

Puerta de la iglesia de San Miguel Arcángel de Caltojar

Amén de la galería, la iglesia de Villasayas puede enorgullecerse de conservar en las arquivoltas de su portada de acceso al templo un fantástico muestrario de seres fantásticos, siempre omnipresentes en la iconografía románica. Dicho repertorio hizo las delicias de todos los asistentes por su alto nivel de realismo, pudiendo además poner a prueba los conocimientos iconográficos recavados por muchos de nuestros amigos a lo largo de los distintos viajes y seminarios en los que han ido participando.

Imagen del grupo posando ante la galería de Villasayas

Al igual que para el séquito del entonces agonizante Almanzor cuando regresaba allá por el año 1002 de su expedición por las riojanas tierras de San Millán de la Cogolla, el punto final de nuestro viaje guiado por territorio soriano fue la histórica Medinaceli, influyente plaza primero romana, después árabe y por último cristiana que, al pie de la carretera de Barcelona, saluda a los viajeros que recorren tan importante arteria.

Medinaceli, al igual que Berlanga de Duero, gozó de cierta prosperidad en la Edad Moderna, razón por la cual son escasísimos los restos altomedievales conservados en favor de nuevos equipamientos más modernos, siendo una excepción los restos de su castillo, a buen seguro, lugar de parada para las hordas andalusíes cada vez que el caudillo cordobés regresaba hacia el sur tras sus escaramuzas por territorios cristianos aragoneses y castellanos.

En Medinaceli, además del mosaico romano expuesto en Palacio Ducal, visitamos también el celebérrimo arco romano, el cual pudimos disfrutar y fotografiar ya anocheciendo e iluminado mientras discerníamos sobre su más que posible funcionalidad de arco de entrada a la villa, pese a reproducir la morfología de los arcos de triunfo conmemorativos romanos.

Pudimos contemplar la romántica estampa del Arco de Medinaceli al anochecer

Así pues, tras una maratoniana pero provechosa jornada, emprendimos camino de regreso hacia Madrid por la A-2, llegando al punto de destino en la Plaza de Castilla dentro del horario previsto.


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