Iglesia de Santa María la Real de Hiniesta, Zaragoza
Introducción
Situada a menos de 10 kilómetros del centro urbano de la ciudad de Zamora y en plena comarca de Tierra de Pan, la población de La Hiniesta cuenta actualmente con algo más de 300 habitantes censados.
Sobresaliendo por encima de los tejados del caserío y ubicada en la parte más alta del mismo, llama la atención el sólido perfil de su iglesia parroquial de Santa María la Real, principal referente de la localidad, declarada Monumento Histórico Artístico en 1944 y una de las obras cumbre del gótico rural castellano-leonés.
Llama poderosamente la atención a cualquier visitante encontrar una construcción de esta naturaleza en una humilde población zamorana, sin embargo, el origen y la explicación a una obra de estas características en La Hiniesta la encontramos en una tradición acaecida hacia 1290.
Cuenta esa tradición que, durante una estancia del rey Sancho IV en Zamora recuperándose de unas fiebres, trató de salir del tedio de su reposo organizando una jornada de caza por los alrededores. Durante la misma, al dirigirse a recoger una perdiz abatida por uno de sus halcones, halló a la indefensa ave refugiada junto a unas retamas (de la variedad denominada "hiniesta") y bajo la protección de una pequeña imagen de la Virgen.
Inmediatamente esa imagen fue trasladada a la capitalina parroquia de San Antolín, mandando el monarca erigir en el actual emplazamiento de La Hiniesta una iglesia en su honor bajo la advocación de Santa María la Real.
La iglesia
Levantada en sillería de buena calidad, la iglesia de Santa María la Real de La Hiniesta es una construcción de una sola nave de cinco tramos abierta a una cabecera de planta cuadrangular ligeramente descentrada respecto al eje. Se cubría la nave con bóvedas de crucería, de las cuales, tan solo han llegado a nuestros días en su estado original las que cierran los dos tramos más cercanos a la capilla mayor.
A la primitiva construcción gótica
fueron siéndole añadidos diversos aditamentos a lo largo
de su historia. Así por ejemplo, la actual espadaña
de dos cuerpos viene a sustituir a una anterior más antigua.
En la misma época, entre 1729 y 1730, fue construida la sacristía
y el camarín de la Virgen. Dicho camarín fue concebido
para albergar la imagen de Nuestra Señora de La Hiniesta, una
pequeña talla de origen medieval de apenas 29 centímetros.
La portada
Pero sin lugar a dudas, el elemento más interesante y que ha colocado a esta iglesia en rutas turísticas y libros de arte es la portada sur, protegida a día de hoy por un gran pórtico cubierto con bóvedas de terceletes sobre ménsulas erigido a caballo entre finales del siglo XV y principios del XVI durante el reinado de los Reyes Católicos.
La portada presenta un arco rebajado probablemente modificado y que en origen contaría con un parteluz. El vano queda abrazado por cuatro arquivoltas apuntadas y ricamente decoradas: la más interna parte de sendas cabezas de león y despliega a lo largo de su rosca figuras humanas en posición radial sosteniendo libros.
La segunda arquivolta se anima en toda su longitud por músicos tañendo diferentes instrumentos, partiendo la arcada de dos cabezas: una de aspecto monstruoso y la otra serena. La tercera dispone decoración vegetal, mientras que en la más externa de las cuatro reconocemos aves que picotean vides y racimos de uvas.
El tímpano, en el que aún es perfectamente visible su policromía original, queda dividido en dos registros en altura. El inferior, compartimentado a su vez en cuatro campos separados por arquillos típicamente góticos, presenta una sucesión narrativa del tema de la Epifanía, apareciendo a la izquierda el episodio de los Magos ante Herodes y a la derecha su Adoración al Niño en el Portal de Belén.
El registro superior queda presidido por la efigie de Cristo Juez entronizado y coronado, siendo flanqueado a sus lados por la Virgen y San Juan Evangelista en posturas genuflexas, así como por dos pequeños angelitos que portarían los instrumentos de la pasión hoy desaparecidos.
A cada lado del vano de ingreso principal se disponen sendas arquerías ciegas en dos registros en altura: las inferiores a base de arcos trilobulados vacíos; y las superiores, algo más profundas e individualizadas mediante elegantes doseletes, destinados a acoger representaciones escultóricas de bulto redondo.
En todo el conjunto escultórico de la portada de Santa María la Real de La Hiniesta ha querido identificarse la mano de un maestro derivado de los talleres de raigambre francesa procedentes de la propia catedral de León.
Otras obras de arte
Conserva
además la iglesia, contemporáneas a la portada, una
significativa colección de pinturas murales, las cuales, quedan
hoy en día tapadas por el retablo mayor y que solo son visibles
desde la sacristía. Al igual que la portada, los especialistas
las ponen en relación con talleres leoneses, siendo datadas
en torno a 1310.
De todo el repertorio pictórico, caracterizado por la enorme
desproporción de los ojos de las figuras, son reconocibles
gracias a los nombres plasmados en las filacterias que portan las
escenas de la Resurrección de Lázaro, Cristo en Majestad
junto a San Juan, Salomón, el Rey David o el profeta Zacarías.
Por último, digna de reseñar es también la colección de imágenes y bienes muebles que alberga el templo en su interior, destacando tres esculturas góticas procedentes de las arquerías que flanquean la portada.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)