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La Inquisición Medieval

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Orígenes y nacimiento de la Inquisición Medieval

La herejías, concebidas como desviación voluntaria de la doctrina fijada por la Iglesia apareció y desapreció durante cientos de años desde la aparición del cristianismo. Al principio se trataba de interpretaciones sobre el origen y la naturaleza de Jesús en lo que se ha llamado debates cristológicos. Se hacían distintas interpretaciones sobre su carácter humano, divino, su origen como criatura o anterior a la creación del universo como consustancial al Padre, etc.

Aunque los concilios de Nicea y Constantinopla del siglo IV establecieron con completa precisión todos estos aspectos que recoge el Credo Nicenoconstantinopolitano, siguieron surgiendo o desarrollándose tanto en Oriente como en Occidente diferentes desviaciones que fueron contestadas por los principales teólogos y Padres de la Iglesia con contundentes argumentos.

También en los primeros siglos se incrustaron en el cristianismo, de forma exógena, creencias orientales de carácter gnóstico y maniqueo que siendo completamente extrañas a las doctrinas cristianas, lograron penetrar y fundirse con ellas en muchos grupos de creyentes.

Inquisición medieval: representación de un icono ruso del Primer Concilio de NiceaRecordemos que las diferentes ramas del gnosticismo tienen en común la interpretación de que se ha de seguir un camino de evolución del conocimiento para lograr la liberación espiritual (al estilo de muchas de las ramas de la moderna New Age o Nueva Era) pero que este camino estaba vedado al común de los mortales y reservado para algunas personas especiales.

Por su parte, las creencias maniqueas provenientes de Oriente (Persia) establecían una dualidad en completa oposición: el universo material y el universo espiritual. Aunque existieron muchas sectas maniqueas con matices ligeramente diferentes, todas ellas tenían en común que el hombre era un alma encerrada perniciosamente en un cuerpo material, parte del universo físico que había sido creado por una deidad maléfica. Sólo lo espiritual era bueno y el abandono del cuerpo lo único deseable (frecuentemente por suicidio o asesinato solicitado). Estos grupos humanos desgraciadamente adoctrinados por líderes maniqueos llegaron a rechazar la procreación, porque tener hijos suponía una grave "tragedia", la de encerrar a más espíritus en los indeseables cuerpos materiales del ser humano.

Más información sobre Herejías Medievales

Como veremos posteriormente, la Inquisición Medieval, que fue mucho menos activa de lo que se ha divulgado desde la Ilustración, actuó principalmente contra al catarismo que era una rara mezcolanza entre cristianismo y maniqueísmo y que también tenía prohibido el matrimonio y la procreación de hijos por las razones anteriormente expuestas.

También en el Imperio Bizantino se habían extendido las herejías de los bogomilos (de doctrina antitrinitaria, gnóstica, maniquea, etc.) y los paulicianos (antitrinitarios, maniqueos, etc.), por lo que la eclosión del catarismo a partir del siglo XII no debe extrañar. En efecto, a lo largo y ancho de Europa, numerosos personajes predicaban a las gentes poco formadas de la época un conjunto de ideas desviadas (algunas hilarantes) sobre la naturaleza de Cristo, las alambicadas formas de salvación, la necesidad de depurar todo lo maligno (lo material) de la vida de las personas (incluyendo la supresión de tener hijos) la práctica de ascetismos despiadados que en ocasiones llevaban a la muerte a sus practicantes, etc.

Pedro Valdo (Peter Waldo)La Inquisición medieval, normalmente llamada así para distinguirla temática y cronológicamente de la "Inquisición Española" nació en el siglo XII en esta Europa de afloración de la herejía, especialmente el catarismo cuando sus efectos se hacían notar incluso en el ámbito político y social.

El movimiento cátaro o albigense pasó de ser uno más de los muchos grupos heréticos a un verdadero conflicto social que perturbó la paz (existieron revueltas, matanzas entre los herejes y el resto del pueblo, etc.)

Algunos historiadores han calculado que en las ciudades de la Francia meridional, la herejía, cátaros y valdenses fundamentalmente, llegaron a representar no menos de un 5% ó 10% de la población, contando con apoyo o financiación de las autoridades locales, o, al menos, su consentimiento.

Así que para solucionar este conflicto que empezó siendo religioso pero se había convertido en un gran problema social intervinieron los gobernantes políticos.

Inquisición medieval: rey Pedro II de AragónLa monarquía y nobleza de las zonas principalmente afectadas -que incluía casi todo el sur de Francia- como Ramón V de Tolosa, Simón de Monfort, Pedro II de Aragón, Luis VIII de Francia y Federico II, siguiendo la legislación de su época, heredada de siglos anteriores, impusieron importantes castigos, incluso el de muerte, a los herejes. Aquí hay que recordar que la pena de muerte no ha sido abolida en el mundo occidental hasta el siglo XX. Naciones avanzadas como Estados Unidos la siguen aplicando y el panorama en el resto del mundo, en pleno siglo XXI, es desolador en este aspecto.

La Inquisición surgió a partir del abuso de dichas autoridades civiles que, siguiendo la legislación tradicional, condenaron por motivaciones políticas a muchos supuestos herejes, que en realidad no lo eran. Por esta razón, los papas tuvieron que intervenir afirmando que sólo la autoridad eclesiástica está capacitada para distinguir a los verdaderos herejes de los que no lo son, evitando inculpar a enemigos políticos

Es así como desde Roma surge la "Inquisición Episcopal". En la dieta de Verona (1184), el papa Lucio III promulgó la constitución "Ad abolendam" contra los cátaros y otros herejes, pidiendo a los obispos que averiguaran si había herejes en sus diócesis con el fin de convertirlos y, en el caso de no retractarse, de sancionarlos, bien con la confiscación de sus bienes o con el destierro. El Concilio IV de Letrán (1215) y el Sínodo de Tolosa (1229) incidieron y reiteraron las decisiones tomadas en Verona.

Inquisición medieval: ilustración de un códice que representa al emperador Federico II

Ante la actitud del emperador Federico II que condenaba a la hoguera a los cátaros (1224), el papa Gregorio IX, con el fin de atajar las arbitrariedades del emperador, creó la "Inquisición Pontificia" (1231). Mediante esta institución se envían a eclesiásticos de esmerada formación y previamente especializados en la tarea a realizar, encomendándoles la formación de tribunales con plenas competencias para ejercer más allá de cualquier restricción impuesta por los límites de las jurisdicciones episcopales y señoriales.

San Francisco de AsísDominicos y franciscanos fueron los designados por el Papa para analizar cuidadosamente, mediante largos procesos, la existencia de una posible herejía en un determinado territorio.

El inquisidor era un juez apostólico y extraordinario; apostólico porque recibía del Papa la facultad de juzgar en casos de herejía, y extraordinario porque ayudaba al juez ordinario, es decir al obispo, en la reprensión de la herejía. Los directorios o manuales de inquisidores señalaban cuáles habían de ser las cualidades de un buen inquisidor, como son la pureza de costumbres, talento, ciencia teológico-canónica, rectitud, sentido de la justicia y de la misericordia.

Como la finalidad de la Inquisición era la de reprimir la herejía, sólo se perseguía a cristianos herejes, especialmente a los que hacían proselitismo, pero no se perseguía ni a judíos ni a musulmanes.

Inquisición medieval: estatua de  Santo Domingo de Guzmán, que intento reconducir sin violencia a los cátaros

Desarrollo

En la Francia meridional la resistencia de las corrientes heréticas fue especialmente importante hasta el punto de que la Inquisición, al establecerse en Francia, no tuvo acceso en principio al Languedoc. En esta área la Iglesia necesitó toda la ayuda del poder civil para combatir la herejía hasta el punto de que los tribunales inquisitoriales no pudieron establecerse en el Languedoc hasta la llegada del Monarca con sus tropas en 1234. Los primeros tribunales inquisitoriales se dividieron el Languedoc en materia de competencias judiciales, estableciéndose tres tribunales en Toulouse, Carcassonne y Provenza.

La inquisición medieval estableció tres tribunales en Toulouse, Carcassonne y Provenza.

La Inquisición francesa meridional gozó de relativa estabilidad desde finales mediados del siglo XIII. No obstante, la Inquisición actuó con suma cautela y entre 1250 y 1290, aproximadamente, la tónica general será que generalmente tan sólo el 1% de las sentencias dictaran la muerte del acusado y que poco más del 15% se resolvieran con  la confiscación de bienes pero, a su vez, con la reconciliación del hereje con la Iglesia.

En la Península Itálica existían importantes focos de otra herejía, la de los valdenses. La propia estructura política de esta zona geográfica condicionaba el modo en que se manifestaba la herejía. Las ciudades-estado italianas, completamente independientes unas de otras, tomaban partido por los llamados güelfos -favorables a la ortodoxia y al Papado- o por los gibelinos -partidarios del Emperador- quienes apoyaban a los herejes en su lucha contra la autoridad papal. La razón del apoyo gibelino era, obviamente, política.

Inquisición medieval: Charles d'AnjouLa Inquisición era percibida como una fuerza de intromisión en los asuntos de las ciudades gibelinas, y las revueltas que se produjeron a raíz de esto fueron especialmente violentas, teniendo como ejemplo principal la del inquisidor de Lombardía, Pedro de Verona, en 1245. Ante semejante estado de la situación, Charles d'Anjou, hermano de San Luis, invadió la Península Itálica entre 1266 y 1268 por orden del Papa.

Charles deshizo el partido gibelino y se apoderó del reino de Nápoles. Las ciudades-estado, al ver cómo los güelfos se hacían con todos los resortes del poder, apostaron por el bando vencedor y emprendieron cruzadas contra los últimos reductos valdenses.

A comienzos del siglo XIV el movimiento cátaro dejó de existir como tal en el área meridional de la Península Itálica. En Aragón, la otra región meridional de nuestro interés, la Inquisición surgió de modo más improvisado, como una institución creada ad hoc para combatir la infiltración cátara procedente de aquellos que habían huido del Languedoc hacia el sur.

Procedimientos

Cuando la Inquisición medieval acudía a una localidad, solicitaba en primer lugar la colaboración de las autoridades civiles. Acto seguido, mediante un sermón, se proclamaba el Edicto de Fe y el Edicto de Gracia.

Todo comenzaba con el "edicto de fe", animando a la población a denunciar a los herejes de ese lugar y el "edicto de gracia", concediendo el perdón a los arrepentidos, mediante una simple penitencia.

El procedimiento era metódico y no podía aplicarlo cualquiera. Clemente V estableció la edad mínima para ser inquisidor en cuarenta años y unas referencias intachables de inteligencia, responsabilidad e integridad.

Cuando el tribunal inquisitorial hallaba presuntos culpables, daba hasta tres amonestaciones después del Edicto de Gracia. Estas advertencias eran pronunciadas por el párroco local durante el sermón del domingo. Si el aludido no se presentaba personalmente o por medio de un procurador, era declarado contumaz y excomulgado temporalmente, sanción que pasaba a ser perpetua si la ausencia excedía el año. Si se trataba de un sospechoso considerado peligroso por las autoridades inquisitoriales o un acusado de sacrilegio especialmente grave, se procedía a su búsqueda.

Una vez puesto ante el tribunal, el preso escuchaba la acusación formulada contra él pero nunca le eran mostradas las pruebas recogidas para sostener los cargos que se le imputaban. Tampoco solía conocer la identidad de quien lo acusaba, aunque, en Francia, existieron casos de jueces que no sólo revelaron el nombre del denunciante sino que, incluso, organizaron un careo entre las dos partes para determinar quién decía la verdad.

Pero los acusados tenían derecho a defenderse mediante un alegato propio mediante textos que podía traer previamente preparados, a tener abogados que les representara en su defensa e incluso podían apelar al obispo o al Papa. El tribunal sopesaba cuidadosamente el valor de las acusaciones y testigos. La sentencia tardaba tiempo en pronunciarse, pues las deliberaciones previas eran muy minuciosas.

AlejaInquisición Medieval: ndro IVAdemás, la recusación de un determinado tribunal era permitida mediante documento en el que se expusieran razonadamente los motivos de la reclamación que podía llegar hasta el mismo Papa.

El interrogatorio se hacía en presencia de algunas autoridades civiles, de los boni viri. El juez prometía al acusado el perdón si confesaba a tiempo y voluntariamente.

Aunque la imagen tópica que tenemos en la actualidad de la actuación de la Inquisición Medieval es de terribles crueldades, el hecho cierto y demostrado es que las torturas eran poco frecuentes y sólo se aplicaban en casos de sospechas muy fundadas.

También puede sorprender el tipo de sanción que recibían los acusados. Ya hemos afirmado que el porcentaje de penas capitales aplicadas era bajísimo. De hecho, las penas impuestas eran muy variadas: ayunos, rezos, peregrinaciones, multas económicas, comparecencia en iglesias, confiscación de bienes (temporales o definitivas), cárcel, etc.

En los pocos casos que se dictaba la pena capital no era aplicada por la justicia inquisitorial sino por la civil.

Decadencia y desaparición de la Inquisición Medieval

Hacia el siglo XIV la Inquisición era un órgano más del aparato administrativo de la Iglesia que se extendía por toda Europa. Aparte de las áreas mencionadas anteriormente, existieron tribunales en Portugal -aunque mantuvieron una actividad escasa-, Bohemia, Polonia y Bosnia, por citar tan sólo algunos. No existió en Castilla, Gran Bretaña y los territorios escandinavos.

Este desarrollo tuvo su contrapartida. La Inquisición se fue burocratizando progresivamente. El método de actuación se circunscribió a cuestionarios tipo y protocolos de actuación ante situaciones predeterminadas. Su labor se volvió mecánica, restando capacidad de reacción ante las situaciones que se presentaban, perdiendo fluidez y capacidad de adaptación. Esto y la desaparición de los movimientos heréticos más importantes contribuyeron también a reducir su campo de acción.

Pasado el conflicto cátaro, la inquisición medieval, a pesar de todo lo que se suele verter intencionadamente en contra de la historia de la Iglesia desde diferentes frentes, se fue diluyendo y su actividad casi fue desapareciendo hasta volverse anecdótica.

Valoración de la Inquisición Medieval

Aunque es obvio que desde nuestro punto de vista actual, la inquisición medieval no es aceptable, para juzgarla con perspectiva, hay que comprenderla históricamente. Para el cristianismo medieval, el supremo valor era la vida espiritual. El pecado es peor que la muerte. El hereje podía convencer a grandes masas de la sociedad que por ignorancia o curiosidad pasaban a un mundo de pecado -la herejía es una traición a la fe- que podía llevarles a la condenación eterna (peor para el creyente que la muerte física).

Debe recordarse que la Inquisición en aquel entonces se juzgó necesaria, como hoy pueda serlo el servicio de la policía. Prueba de ello es que esta institución se mantuvo en siglos posteriores. Los mismos reformadores protestantes como Calvino, Isabel I de Inglaterra y Jacobo I la aprobaron y la aplicaron.

Inquisición medieval: Isabel I de Inglaterra

Salvo alguna contada excepción, el tribunal de la Inquisición actuó de buena fe y fue el más equitativo tribunal de la época, e incluso hizo progresar la legislación penal. Pero, a pesar de algunos aspectos favorables, la Inquisición ha de considerarse como un claro error por no entrar dentro de los esquemas de bondad y caridad predicados por el mismo Jesucristo.


Nota final: como indicamos al principio, no hay que confundir la conocida como inquisición medieval (de la que trata este artículo) con la inquisición española.

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