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Monasterio de San Pedro de Villanueva

Introducción

El Monasterio de San Pedro de Villanueva se encuentra ubicado en el concello de la legendaria y bella población de Cangas de Onís (Asturias), no muy lejos de los Picos de Europa, a orillas del río Sella.

Monasterio de San Pedro de Villanueva, Cangas de Onís, Asturias

En la actualidad ha sido convertido en un lujoso Parador de Turismo. Declarado Monumento histórico-artístico desde el año 1907, es uno de los mejores ejemplos del románico asturiano, que a punto estuvo de desaparecer cuando, tras las desamortizaciones del siglo XIX, fue completamente abandonado, a excepción de su iglesia, que conservó siempre su función cultual.

Monasterio de San Pedro de Villanueva: cabecera de la iglesia monástica

El conjunto monástico actual presenta dos partes claramente diferencias, por un lado el templo, construido parcialmente en la alta edad Media, y las diferentes dependencias del cenobio alrededor del claustro, que en su conjunto responden a la gran reforma que se emprendió en el monasterio durante el barroco.

La historia del monasterio

Monasterio de San Pedro de VillanuevaEl actual templo de San Pedro de Villanueva es la iglesia de un monasterio románico nacido en el siglo VIII, según la tradición. Con frecuencia, se afirma que fue una fundación del rey asturiano Alfonso I (739-757), pero lo cierto es que los vestigios materiales más antiguos datan los primeros años del siglo XII, momento en el que aparecen además los primeros documentos que mencionan un cenobio en este lugar.

 

Se dice que la iglesia fue construida por deseo de Hermesinda, la mujer de Alfonso I y hermana del rey Favila (737-739), sobre el lugar en el que murió éste a consecuencia del ataque de un oso, y con el propósito de que sirviera de panteón regio, pero todo parece indicar que en realidad esto es tan sólo parte de una leyenda.

Arquivoltas y columnas de la portada sur

Libro: ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO ROMÁNICOEntre los siglos XII y XV el monasterio de San Pedro, regido por la orden de san Benito, atesoró entre sus muros un gran poder sobre buena parte del territorio, lo que le garantizó rentas y riqueza, siendo ésta la época de su máximo esplendor.

A lo largo de la centuria del 1400 fue perdiendo poder de forma paulatina, a la vez que las grandes familias nobiliarias iban adquiriendo la jurisdicción sobre los territorios que anteriormente se encontraban bajo la protección del cenobio.

En el año 1534 se agregó a la Congregación de San Benito de Valladolid, gracias a lo cual volvió a recuperarse. Prueba de ello, son las obras que se realizaron durante esos años, y que posteriormente, ya en los siglos XVII y XVIII daría lugar a la construcción de un nuevo claustro y dependencias anexas, desmantelando las antiguas estructuras medievales.

Claustro del siglo XVIII, hoy una de las dependencias del Parador de Turismo

La iglesia románica

La iglesia tal y como se presenta en la actualidad es una construcción de finales del siglo XVIII, a excepción de su cabecera y los muros perimetrales, que sí son los originales del XII.

Aspecto de la iglesia de San Pedro de Villanueva con la cabecera triabsidal románica al fondo

La planta actual tiene una única nave, es posible que el edificio medieval también fuese así. En Asturias hay varios ejemplos de iglesias de nave única que rematan en una cabecera de tres ábsides, como Santa María de Tina.

Portada de Monasterio de San Pedro de VillanuevaTambién es posible que su estructura fuese de tres naves, la central más ancha y alta que las laterales. Los muros son de caliza, reforzados por gruesos sillares en los ángulos. En la cabecera pueden verse cuidados sillares de piedra y, si nos fijamos con atención, veremos que en ellos abundan las marcas de canteros. Estos signos gráficos eran utilizados por los canteros medievales a modo de firmas, y se utilizaban para cobrar, pues con frecuencia los trabajos se realizaban por destajos.

La cabecera

Exterior

Muestra esta magnífica cabecera tripartita sus tres ábsides escalonados semicirculares. El central se encuentra dividido en tres paños o calles por dos columnas que llegan hasta el alero.

Monasterio de San Pedro de Villanueva: preciosa cabecera románica

En el paño central hay una ventana con arquivolta de medio punto sobre una pareja de columnas con sus respectivos capiteles que presentan formas figurativas (leones) y motivos vegetales. La arquivolta se decora con diez flores de cuatro hojas, y la chambrana con decoración de soga.

Ventanal del ábside central

Los absidiolos son más austeros y muestran sus muros lisos salvo por sendas aspilleras que daban luz antes de ser cegadas.

La fábrica de esta cabecera románica de San Pedro de Villanueva destaca por su perfecta sillería, lo que imprime en sus volúmenes unas sobrias e imponentes formas arquitectónicas.

Exterior del ábside central

En el siglo XVIII se abrieron otras ventanas en los ábsides laterales. En los muros perimetrales del templo pueden verse otras ventanas aspilleras, que contribuían a iluminar de forma tenue el interior del edificio, aunque en la actualidad algunas de ellas se encuentran cegadas.

Cabecera del Monasterio de San Pedro de Villanueva. AsturiasEn los aleros de la cabecera hay una exuberante y espectacular decoración escultórica.

 

Bajo una moldura ajedrezada se encuentran interesantísimos capiteles (de las columnas entregas), canecillos y metopas esculpidas con rollos, bolas, motivos geométricos, zoomórficos o antropomórficos, en algunos de los cuáles pueden verse escenas eróticas.

 

Entre los mismos hay relieves con forma de flores de cuatro pétalos, y motivos figurativos de gran impacto expresionista como consecuencia de su primitiva y extraña estética.

Canecillo

Algunos son cabezas de animales, serpientes, seres andrófagos, aves, personajes humanos de rostros tremendamente abstractos y deformados, etcétera.

Uno de los artífices de los canecillos emplea una estética sorprendente por sus plástica

Detalle de la cornisa

Interior

En el interior, los tres ábsides de la cabecera se cubren con una bóveda de cañón en el tramo recto, y una bóveda de horno, que conservan restos de policromía del siglo XVIII.

Interior del ábside principal

Los tres se abren a la nave por medio de monumentales arcos de medio punto, que se apoyan en una imposta que recorre toda la cabecera con decoración de ajedrezado, y bajo el salmer de cada arco hay una columna, con unos capiteles con decoración figurada y zoomórfica.

En concreto, los dos capiteles del arco triunfal del ábside principal muestran complejas escenas de lucha.

El del lado sur está protagonizado por un hombre armado con espada que se enfrenta ante un enorme y fiero león que clava su garra delantera izquierda sobre su escudo.

Capitel con un combate contra un león

En el del lado norte, sin embargo, lo que aparece en una pareja humana con sendas lanzas que son clavadas en una pareja de bestias que a primer vista parecen bóvidos, aunque bien pudiera tratarse de otros animales.

Por su parte, en los capiteles del ábsidiolo sur se incide de nuevos en la lucha simbólica entre el hombre y animales. En este caso se trata de leones y aves.

Capitel

En el ábside norte, una cesta muestra cómo de las bocas de dos grandes cabezas negroides emergen serpientes y en el capitel opuesto se representan dos parejas de grandes aves.

 

Las portadas de acceso

Originalmente la iglesia tenía tres accesos. La portada principal se sitúa en el costado meridional, cerca de la cabecera y cobijada por un pórtico que se abre en la parte baja de la torre, que es una construcción del siglo XVIII. A pocos metros, había otra entrada, que se encuentra cegada en la actualidad, y permitía el acceso al claustro y las dependencias monásticas. La tercera portada se encuentra a los pies del edificio.

La puerta principal

La principal portada de acceso está muy ricamente decorada, ofrece gran monumentalidad y como veremos a continuación, los capiteles son muy interesantes pues muestran escenas refinadas y galantes, donde la temática amorosa y la caza son protagonistas (aunque puede que tengan como soporte temático la leyenda del rey Favila, como veremos a continuación).

Una de las joyas del antiguo Monasterio de San Pedro de Villanueva es la puerta meridional de la iglesia abacial

La estructura arquitectónica de esta puerta románica está compuesta por cuatro arquivoltas de medio punto con decoración floral y geométrica (el habitual zigzagueado no falta tampoco en san Pedro de Villanueva).

Los apoyos son tres columnas acodilladas a cada lado, sobre las que se sustentan cuatro arquivoltas que enmarcan el acceso. Las basas de las columnas se decoran con motivos vegetales, y los capiteles, de forma troncopiamidal, presentan una decoración figurativa y de motivos vegetales, cuya iconografía intentaremos revelar a continuación. Algunos autores piensan que originalmente todo el conjunto estaría protegido por un tejaroz, que se destruyó cuando se construyó la torre. La arquivolta exterior está decorada con dientes de sierra, aunque el paso del tiempo ha borrado su huella en gran medida. En las dos intermedias puede verse una decoración a base de flores de cuatro pétalos y, en el interior, decoración a base de puntas de diamante. La arquivolta interior es lisa.

Con respecto a la iconografía, en el lado izquierdo, y comenzando por el exterior, se puede ver un relieve con un tema profano que representa una escena amorosa en la que un caballero se despide de su amada con un beso, llevándose la diestra al pecho, mientras que con la izquierda sostiene un ave de presa.

 

En el capitel contiguo parcialmente roto en su extremo inferior- parece repetirse el mismo tema. Se representa un castillo y el beso de los dos personajes citados. Justo a su derecha aparece un soldado con casco y cota de maya luchando contra un oso.

Relieve izquierdo

Popularmente esta escena se conoce como el beso del rey Favila, que estaría representado despidiéndose de su amada antes de partir a la cacería en la que iba a morir.

Combate contra oso

También se ha propuesto un valor más convencional, en donde el caballero representa una alegoría del buen cristiano que parte hacia su camino junto a Cristo.

Más a la derecha todavía un nuevo capital parece representar una escena similar de cetrería.

Escena caballeresca de cetrero y su esposa

Por último en el capitel interior se representa una compleja escena donde parece que varios ángeles luchan para salvar a un hombre (¿El alma del propio Favila?) que ya ha devorado a otro de cuya boca emergen sus piernas.

En el último capitel interior pueden verse dos parejas de estilizadas águilas.

Los capiteles de la derecha presentan decoración formada por motivos vegetales muy estilizados y de hermosa labra, que demuestran la gran calidad del taller que se encuentra detrás de la escultura de esta portada.

En esta imagen se aprecia la perfecta ejecución de la puerta románica

En el mismo muro, a pocos metros, se abría otra portada, que comunicaba la iglesia con el claustro medieval, y que al construir la bóveda que cubre la nave en el siglo XVIII, se tuvo que cegar, por lo que en la actualidad sólo es visible desde el claustro. Está formada por un arco de medio punto doblado, flanqueado una jamba a cada lado en el interior y una columna al exterior, que sustentan una arquivolta con decoración de medias cañas. En el capitel de la izquierda puede verse una pareja de caballos afrontada, mientras que en el del lado contrario hay motivos vegetales.

Puerta de los pies

La portada de los pies comunica la iglesia con la conocida como capilla de San Miguel, una estancia que se abre al claustro. Su estructura está formada por un arco de medio punto rodeado por una arquivolta con decoración de nido de avispa, que se sustenta sobre las dos jambas que flanquean a cada lado el acceso.

La capilla de San Miguel

Esta última portada se abre a una sala que es conocida como la capilla de San Miguel. Algunos autores vieron en esta sala el panteón regio fundado legendariamente por Alfonso I. En realidad ni siquiera está claro que aquí hubiese una capilla, tan sólo es una estancia de paso, que permitía la comunicación del templo con el antiguo claustro medieval.

Esta sala se abre a la crujía norte mediante una triple arcada de medio punto, que es uno de los pocos vestigios medievales que se conservan en el claustro, y que permite acceder a la sala por medio del arco central, ya que bajo los dos laterales hay un pequeño murete.

Acceso a la Capilla de San Miguel

Se compone de tres vanos formados por arcos de medio punto, rodeados por una chambrana lisa, apoyados, el central, en dos haces de cuatro pequeñas columnas, cada una de ellas con un capitel de forma troncopiramidal con decoración a base de motivos vegetales muy estilizados. Los dos arcos laterales, se sustentan, por el otro lado, en dos columnillas, con unos capiteles de similar factura.

Laudas y mobiliario litúrgico

En el Museo Arqueológico Nacional se conserva una interesante pila bautismal procedente de la iglesia de este monasterio, y que ingresó allí por medio de una donación de un particular en el año 1868, que la recogió del patio, en donde yacía abandonada. Tan sólo se ha conservado su copa, que es una pieza monolítica decorada con tres franjas que la dividen horizontalmente, y con una decoración a base de formas vegetales las dos exteriores, y una central, en donde se puede leer una inscripción con el nombre del matrimonio que encargó la obra y la fecha:

IOHANNES ET MARIA FECERVNT HOC OPVS IN ERA MILA CLII
(Juan y María mandaron hacer este trabajo en la era 1152 [año 1114])

Uno de los motivos por los que esta pieza cobra especial interés es porque no son frecuentes las pilas bautismales románicas que hayan conservado una inscripción con una información tan valiosa para situar la pieza, y el edificio, en sus coordenadas cronológicas. Además la fecha le otorga un valor añadido, pues se trata de una de las pilas bautismales más antiguas de todo el románico español.

En el claustro del monasterio pueden verse también cuatro laudas que proceden de la capilla de San Miguel, y que deben fecharse en la segunda mitad del siglo XII. Todas ellas tienden a una forma rectangular, y presentan decoración en relieve: dos de ellas tienen representadas formas de flores en forma de cruz griega enmarcadas por dos círculos, y las otras dos tienen motivos geométricos y vegetales. En una de estas últimas hay una inscripción que resulta ilegible.

Las intervenciones durante el barroco

A finales del siglo XVII, en 1686, se comenzó a construir la actual torre de la iglesia, que vino a sustituir a la estructura medieval, aunque no se tiene la certeza de que ésta se encontrase en el mismo lugar.

Esta construcción ocultó la magnífica portada principal de la iglesia, hasta que fue redescubierta a mediados del siglo XIX. Por los mismos años se derribó el antiguo claustro y se construyó el actual, con dos alturas, la inferior con una arcada de medio punto, y la superior con arcos carpaneles.

Una de las pandas del claustro de San Pedro de Villanueva, hoy parador de turismo

Tanto el resto de dependencias monásticas que se encuentran en torno al claustro como la sacristía de la iglesia se construyeron en esta misma época.

La reforma de la iglesia es bastante posterior, del año 1774. Durante esta campaña constructiva se eliminó la nave o las naves del edificio medieval pero, afortunadamente, los muros perimetrales y la cabecera se salvaron de la piqueta por motivos que no se conocen, ya que el proyecto inicial era derribar toda la iglesia. El edificio actual se cubre con una gran bóveda de medio punto dividida en tres tramos por medio de arcos fajones, que sustituye a la cubierta medieval, que seguramente era de madera. Debido a que los muros no estaban preparados para sostener esos empujes, fue necesaria la construcción de contrafuertes al exterior. También se construyó un coro a los pies, y se abrieron algunas ventanas en los muros.

Autores del texto del artículo de ARTEGUIAS:
David de la Garma y Víctor López Lorente


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