Guía del Santuario de la Virgen de la Fuente de Peñarroya de Tastavins, Teruel
Introducción
Al este de la provincia de Teruel, muy cerca del Parque Natural de la Tenencia de Benifasar, se encuentra este santuario, formado por una ermita medieval, otra construcción barroca y una hospedería. De todos estos edificios, nos detendremos en la ermita antigua, que alberga en su interior una de las techumbres mudéjares mejor conservadas y más desconocidas de todo Aragón.
Origen histórico
Como en tantos otros casos, el edificio tiene un origen legendario. Al parecer en el siglo XIII un zagal encontró una talla de la Virgen María junto a un manantial. Sorprendido por el hallazgo, decidió abandonar su vida de pastor, y fundar un eremitorio junto al río. Pero la construcción no duró mucho, debido al terreno en el que estaba situado, junto al cauce del agua. Tras la ruina del edificio, ya en la siguiente centuria, se realizó un nuevo templo un poco más adentro, por lo que hemos de suponer que en ese momento ya había una comunidad importante, y también un número significativo de peregrinos.
Es un edificio que sigue la estética del gótico. Se construyó en los años centrales del siglos XIV, y estuvo bajo la protección de la Orden de Calatrava. Su importancia debió ir en aumento, porque en el siglo XVI a la primitiva ermita se le añadió un claustro.
Por estos años también se tomó la decisión de construir una nueva ermita en el mismo lugar en el que se había levantado el primitivo edificio, y en donde la tradición marcaba que había aparecido la figura de la Virgen. Sin embargo, debido a algunas dificultades de carácter técnico y económico, la colocación de la primera piedra de esta nueva ermita se retrasó hasta 1658, concluyéndose más de cien años después, en 1783.
La ermita medieval
Es una construcción sencilla y bastante uniforme en sus formas, lo que invita a pensar que fue edificada en un periodo de tiempo corto. Está realizada con gruesos sillares de cantería. Se estructura en torno a una única nave, que se cubre con una techumbre de madera que apoya sobre arcos diafragma. El acceso se sitúa en el costado meridional, en una portada que se abre hacia el claustro renacentista.
La portada de ingreso se encuentra en el muro meridional del templo y su color dorado refulge en las mañanas soleadas. Sin dida, constituye el elemento más destacado del exterior.
Está formada por un arco apuntado rodeado de cuatro arquivoltas que apoyan en sus correspondientes capiteles y columnas. La iconografía de éstos representa diferentes escenas del Nuevo Testamento, tanto del Ciclo de la Natividad, como milagros de la vida pública y de la Pasión.
Una de las escenas neotestamentarias mejor conservadas es, sin duda la de la Epifanía o Adoración de los Ryes Magos.
Merece la pena detener la mirada en el portón de madera, que presenta una extraordinaria decoración de lazo, característica de los talleres mudéjares.
La portada se aloja en un cuerpo adelantado de la fachada, que remata en unos canecillos con formas humanas y animales.
Sobre el mismo, se levanta el tímpano, que acoge en su interior una talla de la Virgen en Majestad rodeada de ángeles. A ambos lados pueden verse sendos caballeros de la Orden de Calatrava. A la izquierda hay un gablete que seguramente se correspondiese con otro en el lado contrario, que se ha perdido.
Hacia la izquierda, en este mismo lienzo, puede verse también una ventana formada por un arco apuntado con tres arquivoltas y tracería gótica. Los capiteles incluyen decoración figuradaa base de hojas que engloban hojas y un binomio constituido por leones y dragones.
En el muro occidental se abre un óculo decorado con una tracería. Todas las ventanas han sido cubiertas con placas de alabastro que filtran una luz cenital al interior.
Pero el vano que más destaca es la que se abre en el testero del edificio. Es una estructura mucho más elaborada, con un arco apuntado con una tracería en su interior, y cuatro arquivoltas que desembocan en unos capiteles, volados, y apoyados sobre columnas. El vano se encuentra bajo un monumental gablete, con pináculos a ambos lados.
Los soportes inferiores son figurados a base de rostros humanos y un expresivo demonio de grandes cuernos que soporta el peso a modo de atlante.
El interior es un espacio diáfano. Tiene una nave única dividida en cinco tramos por medio de cuatro arcos diafragma, y un testero recto. Esta estructura es muy común en toda la zona, debido a que permitía realizar el edificio en un periodo de tiempo corto, y resultaba menos costoso y complicado que una estructura abovedada, ventajas que debieron ser tenidas en cuenta en un contexto en el que se estaba repoblando toda la zona, y había necesidad de construir de forma rápida un gran número de edificios religiosos.
Para este tipo de construcciones de tamaño pequeño es posible que ni siquiera hiciera falta realizar unas trazas, siendo posible que fuesen sustituidas por unas capitulaciones muy detalladas. Además responde a un modelo que era bien conocido. Sobre el terreno se señalaría el contorno, y el arquitecto transmitiría de forma oral las instrucciones a un aparejador o al equipo de canteros, que aprovecharían este momento para resolver las posibles dudas que pudieran surgir.
Los citados arcos diafragma caen sobre columnas adosadas a los muros laterales cuyos capiteles son muy sencillos. Si bien los hay figurados con ángeles y animales como aves aves, dragones y leones.
Al entrar en el interior del edificio la vista se dirige, de forma inevitable, a la techumbre de madera. Debió construirse a la vez que las puertas de madera, por el mismo taller de artífices mudéjares, en la segunda mitad del siglo XIV.
Tiene una estructura muy peculiar. Los dos primeros tramos están cubiertos con una estructura a dos aguas, y los otros tres se cierran con un harneruelo simulado en el centro. Se encuentra decorada con formas geométricas, vegetales y elementos heráldicos. Entre estos últimos destaca la Cruz de la Orden de Calatrava, que probablemente financió la obra, la señal de Aragón, el escudo de la familia Luna, el de la familia Gotor, o la cruz de San Juan Bautista, entre otros.
Las ménsulas se decoran con rostros humanos, con ojos almendrados. Todos estos motivos tienen una fuerte raigambre islámica, de lo que puede deducirse que fue policromado exclusivamente por pintores mudéjares, al contrario que en otras techumbres, como la de la Catedral de Teruel, en donde se produjo una colaboraron de los carpinteros con pintores cristianos.
Otro elemento destacado del interior es la talla de la Virgen de la Fuente, que se sitúa bajo una hornacina frente a la portada de acceso, bajo un arco pintado en el muro siguiendo una estética barroca.
A los pies de la nave se erige un coro, levantado en el siglo XVI, sobre el que puede observarse de cerca el virtuosismo decorativo de la armadura.
(Autor del texto del artículo/colaborador
de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)