Monasterio de San Pelayo en Arenillas de San Pelayo, Palencia
Introducción
En el corazón de Palencia, en la comarca de Valdavia y en el municipio de Buenavista de Valdavia existe un notable monumento románico que, a pesar de sus múltiples reformas, supone uno de los más nobles ejemplares del románico palentino. Nos referimos a la actual iglesia parroquial -antes monasterio- de Arenillas de San Pelayo. Fue declarada monumento histórico artístico en el año 1978.
Pero este monumento no fue siempre parroquia de feligreses puesto su fundación fue de carácter monástico. En efecto, la iglesia que hoy vemos fue el templo abacial de un monasterio originalmente fundado por la familia nobiliaria de los Muñoz de Saldaña allá por el año 1132, posiblemente sin que los monjes siguieran ninguna regla conocida.
En 1159 el Monasterio de Arenillas de San Pelayo pasó a pertenecer a los premostratenses de Retuerta (Valladolid). No mucho después, debió iniciarse la construcción de la iglesia tardorrománica actual y de la sala capitular.
En 1573 perdió la condición de abadía
para pasar a ser priorato de Santa María de Retuerta.
La iglesia era de planta basilical de tres naves y se conserva
de ella la cabecera tripartita con ábsides de planta semicircular
con su arco triunfal, la puerta exterior del muro septentrional
y la Sala Capitular ubicada a los pies del templo.
Con la Desamortización de Mendizábal, el priorato de San Pelayo se convirtió en iglesia parroquial de Arenillas de San Pelayo, función que sigue manteniendo en la actualidad.
Exterior
Cabecera
La cabecera de la antigua iglesia abacial de Arenillas de San Pelayo es de gran particularidad pues no solemos encontrarnos con una estructura realizada en perfecta sillería románica al interior y, sin embargo, de ladrillos al exterior.
En efecto, el exterior de la cabecera nos muestra tres ábsides semicilíndricos, más alto y profundo el central. Su fábrica exterior, como hemos indicado, es de ladrillos al estilo conocido como mudéjar castellanoleonés o románico de ladrillo. Este estilo se da muy poco en las provincias del norte y noreste de Castilla y León, como en los casos de las provincias de Palencia y Burgos, mientras que son muy habituales en el centro y oeste, como son las provincias de Ávila, Segovia, Valladolid, Salamanca y Zamora.
El conjunto de esta cabecera es muy austero y se encuentra completamente enfoscado con una capa superficial de color naranja. El ábside central se anima con arquerías ciegas dobladas y un piso superior de recuadros de forma alargada. El alero es soportado por canecillos de piedra con perfil de nacela.
Los absidiolos son más simples: unos ventanales rodeados por arco de aristas vivas son prácticamente los únicos elementos que animan la sobriedad de sus muros. En el ábside sur, casi en el alero, se aprecia un friso de esquinillas, típico de la arquitectura mudéjar en Castilla y León.
La portada del costado norte
La puerta de ingreso al templo se ubica en el muro septentrional, bajo una estructura que intenta resguardarla de las lluvias. Sin duda esta fastuosa portada de la antigua iglesia abacial de de San Pelayo de Arenillas es una de las más bellas del románico palentino teniendo relación con la de la iglesia de Santa María y Santiago de Carrión de los Condes y la parroquia de Perazancas de Ojeda. La estructura consta de varias arquivoltas de medio punto donde se combinan anchos baquetones, superficies planas, otras con figuras esculpidas, palmetas y taqueados, que conforman una muy acusada bocina.
Tales arquivoltas caen sobre un nutrido juego columnario donde se alternan tres pares de anchas columnas exentas y cuatro pares de jambas redondeadas imitando columnillas finas, para conseguir un complejo columnario de catorce columnas. Éstas poseen capiteles finamente trabajados.
Analizaremos la escultura de esta gran portada empezando por decir que su estado es desgraciadamente bastante malo. Los relieves están, en gran medida, fracturados. No nos parece que este estado sea fruto de la erosión que naturalmente desgasta la piedra tras más de 800 años, sino agresiones directas y concretas. Se ha especulado que fueran las tropas francesas las que destrozaran la puerta con ejercicios de puntería o algo menos bélico y más habitual y probable: el ejercicio de lanzar pedradas por parte de la chavalería local.
Empezaremos la descripción de la escultura por la una de las arquivoltas que lleva incorporada una corona de figuras humanas en disposición radial lamentablemente deterioradas y que seguramente se inspiran en la correspondiente portada de Santa María de Carrión de los Condes, aunque manifiestan una menor pericia artística.
Se han logrado identificar varias escenas: un posible juicio de Dios (combate por una dama), una mujer bailarina contorsionista, un músico, un personajes lector/cantor y varios actividades y oficios donde aparecen de forma protagonista los orfebres en diferentes acciones como:
La presencia tan repetitiva de la tarea de la orfebrería podría estar asociada simbólicamente a las pruebas que pasa el cristiano para su perfección espiritual, algo que aparece en numerosas ocasiones tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Algunos ejemplos de los textos bíblicos son:
Por su parte, las catorce columnas se rematan por hermosos capiteles muy finamente tallados. Los desperfectos en la piedra hace especialmente confusa la iconografía. En uno de ellos aparece una cabeza animal devorando a un pequeño personaje entre una pareja que presencia los hechos. En otras cestas se acumulas personajes aunque es difícil asegurar la temática relatada.
Los hay de temática vegetal, que nos parecen los más delicados, con grandes hojas rematadas en frutos bulbosos (pudieran ser piñas o flores de aro).
Además de los motivos esculpidos en las caras de las cestas de estos capiteles hay que fijarse bien en la rica decoración de los cimacios donde se representaron personajes entre follaje vegetal, mascarones de cuya boca emergen tallos de plantas (green men), etc.
Espadaña
En la espadaña encontramos dos relieves. El primero es Cristo con los evangelistas (El Tetramorfos) mientras que el otro muestra a la Virgen María con el Niño.
Interior
La iglesia
Cuando accedemos al interior del edificio, nos sorprende ver unas naves tan modificadas con respecto al aspecto románico primitivo que debió tener. La razón de que las tres naves originales románicas con sus arcos y soportes fueran tan transformadas a partir del siglo XVI, como consecuencia de un incendio. De modo que se realizaron reformas en los siglos XVII y XVIII.
Los soportes de loa arcos que dividen ahora las naves entre sí son pilares cilíndricos, mientras que el abovedamiento es barroco, con tracerías y pinjantes cubiertos por yeserías policromadas. El ábside central cuenta con un retablo que cubre todo el hemiciclo.
Por eso, nos interesan especialmente las dos columnas que soportan el arco triunfal donde se han conservado los capiteles originales románicos. El sur es una cesta vegetal que imita de forma muy liberal los acantos propios de las columnas grecorromanas, haciendo uso del trépano en algunas zonas de las hojas. El cimacio lleva como relieve una especie de palmetas.
El capitel del norte integra las mismas hojas que su vecino con el cuerpo de dos grandes leones que miran hacia abajo con sus fauces abiertas mostrando fieramente sus dientes, en evidente simbolismo de guardianes del Sancta Sanctorum
En el interior de la cabecera encontramos dos sepulcros de los Muñoz de Saldaña.
La sala capitular
En una ubicación nada convencional, a los pies del templo, se construyó la sala capitular del monasterio, redescubierta en el siglo XX y a la que se accede por una escalera en el extremo noroeste del templo. Su disposición alargada es de sur a norte. Tiene dos naves con ocho tramos cubiertos por bóvedas de crucería cuyos nervios apoyan en pilastras adosadas a los muros perimetrales y en tres columnas en el centro.
Si bien uno de los capiteles -el meridional- es completamente liso, son destacables los otros dos gracias a su delicadeza de las tallas en sus motivos vegetales y geométricos.