Biografía de Berenguela I de Castilla
Introducción
Berenguela I de Castilla (Segovia 1180-Burgos 1246). Primogénita de Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet ostentó el tronó como regente de su hermano Enrique y de su hijo Fernando.
Ella mismo debía ser reina de Castilla pero renunció a favor de su hijo quien unió bajo su mando los vecinos reinos de Castilla y León.
Juventud
Berenguela nació en Segovia. Fue educada con esmero por su madre Leonor de Castilla quien pretendió la misma formación para todos sus hijos, independientemente del sexo de los mismos. Así Berenguela, como mujer excelente, no fue una excepción. Sus hermanas Doña Urraca y Blanca de Castilla fueron asimismo muy conocidas en la Europa medieval gracias al coraje que mostraron como reinas de sus respectivos territorios.
Berenguela abandonó pronto los cuidados de su madre quien vio en las alianzas matrimoniales de sus descendientes una excelente manera de unir lazos con otras regiones. De este modo Leonor comienza las negociaciones para su hija mayor cuando la princesa sólo tenía ocho años. El elegido fue un joven duque llamado Conrado, hijo del Emperador alemán, quien llega a ser investido en 1188 Caballero por el rey Alfonso VIII, padre de Berenguela. Esta unión no termina de ser efectiva dado, por un lado, la edad de los cónyuges, por otra la pérdida de interés de los alemanes por la española quien, tras el nacimiento de un hermano varón, ya no era la primera en la línea sucesoria del trono español.
Tras este primer intento, su madre inicia de nuevo conversaciones, esta vez dentro del territorio español y con el fin de asegurar la paz en sus tierras. El elegido es Alfonso IX, rey de León. La unión se produce en 1197 y en ella, además de sellar la amistad entre ambos, el rey de León otorga como dote a Berenguela ciertas plazas y castillos para su disfrute propio. A cambio, Castilla devolvía a León todos los territorios que en combate y a consecuencia de las guerras, había quitado a los leoneses. Del matrimonio nacen cinco hijos, entre ellos Fernando, el futuro rey que unirá bajo su cetro ambos lugares.
En 1204 el matrimonio entre los monarcas es anulado por la consanguinidad de ambos ya que el grado entre tío segundo y sobrina era demasiado cercano. A pesar de este contratiempo, y de que Berenguela hubo de regresar a Castilla, en León se quedaron los hijos del matrimonio, quedando todos ellos legitimados.
En 1214 muere Alfonso VIII por lo que el trono de Castilla pasa a manos de su hijo Enrique I que por entonces era menor de edad. Será Berenguela quien actúe de regente hasta su muerte que ocurre poco después ya que el príncipe sufrió un accidente mientras jugaba. La siguiente en la línea sucesoria fue la propia Berenguela quien en 1217 hereda la corona. Pero la reina no tarda en cederle sus derechos a su hijo. Fue el mismo día de agosto cuando en las cortes de Valladolid lega el poder a su hijo. Desde ese momento será conocido como Fernando III que se hará famoso por sus conquistas a los musulmanes. A ellos les arrebató plazas tan importantes como Jaén, Córdoba o Sevilla.
Berenguela, una gran reina
Las crónicas hablan detalladamente del tiempo en que Berenguela estuvo en León. De ella dicen que aconsejó y ayudó a su esposo a mejorar las instituciones, los impuestos y la relación con sus vasallos a los que, según apuntan algunas líneas, liberó de ciertos gravámenes que creaban malestar entre las clases más bajas.
Fue también conocido y así transmitido, su gusto por el arte- supervisó personalmente las obras en la catedral de Toledo y Burgos- y por las letras. Fue usual ver en la corte a escritores que presentaban a la joven y culta reina sus producciones. No nos puede sorprender esta parte de su historia dados sus antecedentes: nieta e hija de Leonor: la primera de Aquitania, la segunda de Inglaterra, ambas amantes de lo artístico, fueron mecenas de literatos y dramaturgos.
Berenguela demostró asimismo y a lo largo del reinado de su hijo, unas excepcionales dotes de gobierno, especialmente en los largos periodos de tiempo en lo que Fernando debía permanecer en Andalucía combatiendo. En este tiempo y como reina regente, luchó contra las constantes amenazas por parte de la nobleza peninsular que no contentos con la forma de gobernar de Fernando III, mostraron -a veces incluso provocando enfrentamientos directos- su intención de desposeerle del trono. En estos momentos la reina demostró una gran determinación así como unas excepcionales dotes para la diplomacia, cualidad heredada de su madre, sin duda una maestra en esos temas.
Igualmente, triunfo personal de Berenguela y demostración de la exquisita y combativa educación que había recibido de Leonor, fue el Tratado de Tercerías, reunión celebrada en Benavente, por la que consigue que su hijo se convierta, a la muerte de su padre Alfonso IX, en rey de León tras negociar con las dos hijas que el leonés tuvo con Teresa de Portugal. Desde ese instante ambos territorios quedarían unidos.
Berenguela muere en el Monasterio de Santa María de las Huelgas, proyecto personal de su madre Leonor de Plantagenet que al igual que hizo su madre Leonor de Aquitania con Fontevrault, fundó un convento donde pasar los últimos momentos de su vida. Allí yacen sus restos junto con los de su hermano.
Conclusiones sobre el papel histórico de la reina Berenguela I de Castilla (Berenguela la Grande)
Berenguela I de Castilla ha pasado a la historia como Berenguela la Grande, una de las figuras femeninas más sobresalientes de la historia de España.
Numerosos historiadores consideran que el hecho de que la reina abdicara en su hijo Fernando fue un acto de suma generosidad pero también de inteligencia política, pues Berenguela afianzó la estabilidad política sin que ello supusiera de facto que abandonara el poder. Fiel a su hijo Fernando, Berenguela estuvo siempre a su lado como consejera y ayudante del rey. Así lo demuestra el hecho de que ambos (Fernando III y Berenguela) firmaron todos los documentos del reino y estuvieran siempre juntos en todos los actos públicos y de gobierno.
Solamente se separaban mientras Fernando marchaba a la reconquista de Al-Andalus, momentos en los cuales Berenguela ejercía con naturalidad el poder.
Además de preocuparse de sus otros hijos, Berenguela veló por el linaje buscando una buena esposa para Fernando. Primero en la persona de Beatriz de Suabia y posteriormente, tras la muerte de esta, en Juana de Ponthieu.
Sandra Ferrer Valero, de la Universidad de Barcelona, ha escrito:
"El 8 de noviembre de 1246, moría la reina Berenguela La Grande de Castilla a los 66 años de edad. Ninguna crónica dudó de la inteligencia y habilidad a la hora de gobernar y ayudar a gobernar a su hijo Fernando III el Santo quien, sin duda alguna, no habría conseguido reinar sin el consejo de su madre, una reina madre fiel en la sombra"