Colegiata de Santillana del Mar
Introducción histórica a la Colegiata de Santa Juliana en Santillana del Mar
Santillana está documentada como villa desde el siglo X pero es más que probable que ya existiese desde comienzos de la Reconquista y la repoblación allá por los siglos VIII y IX con el nombre de Planes y aquí existiese un primitivo monasterio, probablemente particular.
Precisamente, este lugar -Planes- cambiaría de nombre con la llegada de las reliquias de Santa Juliana de Bitinia (Sancta Luliana que pasará por contracción a Santillana), martirizada durante las feroces persecuciones de Diocleciano a fines del siglo III. d.C. Tales restos fueron traídos por monjes peregrinos en los años setenta del siglo IX.
De aquel pequeño cenobio altomedieval no queda nada, puesto que las edificaciones románicas del siglo XII renovaron completamente el solar donde se asentaría las estancias monacales y el templo (¿De estilo asturiano o mozárabe?).
La protección primero de los condes y luego reyes de Castilla propició el crecimiento en prestigio y en propiedades. Ya en el siglo XII el cenobio de Santa Juliana -siglo que coincide con la mayor importancia- aparece citado como colegiata, habiendo sido sustituidos los monjes benedictinos por canónigos de San Agustín.
El declive comienza a principios del siglo XIII hasta hacerse mucho más patente en la centuria siguiente.
Arquitectura y escultura románicas de la Colegiata de Santillana del Mar
La Colegiata de Santillana del Mar es monumento Nacional desde 1889.
De todo el enorme complejo que actualmente
constituye la colegiata, lo más antiguo es el conjunto de
construcciones románicas que luego sufrirían añadidos
y modificaciones.
La obra románica se iniciaría en las primeras décadas
del siglo XII y costa de una iglesia de generosas dimensiones estructurada
en tres naves, transepto y cabecera tripartita, con cimborrio sobre
el crucero, gran puerta meridional, torre cilíndrica adosada
al muro meridional y un magnífico claustro de finales de
siglo.
Luego llegarían las adiciones y reformas:
La construcción románica
Exterior
Fachada sur
La fachada sur es la más vistosa por su tamaño, riqueza de elementos y disposición a la vista de los transeúntes que alcanzan la colegiata por las principales calles de la Carrera, Cantón y Río.
De época románica, lo primero que observamos es la portada con arquivoltas de medio punto sin decoración y columnas con capiteles meteorizados que todavía dejan ver animales como leones y basiliscos.
Mayor interés tiene el friso escultórico superior y las estatuas encastradas en las enjutas. Además de apóstoles y obispos, hay una escena de Adán y Eva en el Pecado Original.
Lo más espectacular es el Maiestas Domini que bendice con la mano derecha y porta el Libro de la Vida con su contraria, dentro de una mandarla sujeta por las manos de cuatro ángeles en curiosa postura horizontal y paralela. Esta iconografía podría estar relacionada con el Juicio Final aunque nos inclinamos a pensar más en la Ascensión.
También nos llama la atención la no muy alta torre cilíndrica con cuerpos separados por impostas taqueadas y el superior con vano ajimezado. Ante su contemplación nos salta a la memoria algunas torres del románico lombardo o las que flanquean la fechada de San Martín de Frómista. En todo caso, nada tiene que ver este campanario con otras torres prismáticas importantes del románico cántabro como las de San Pedro de Cervatos o Castañeda.
Del hastial del crucero en su extremo meridional, poco podemos ver por haberse construido la citada sacristía. No obstante se vislumbra un ventanal en el extremo superior así como una serie de canecillos.
En el remate de todas estas estructuras queda el cimborrio de planta cuadrada, que disponía de arquerías murales sobre columnas, aunque alguna restauración las eliminó de parte del contorno.
Cabecera
A pesar de que la ausencia de ábside románico en el lado norte, así como la adición de sacristía y capilla, no cabe duda de que la cabecera de la colegiata de Santillana es una de las más espectaculares del románico español gracias a la articulación mural de los ábsides central y meridional.
En concreto, el ábside principal cuenta con finas columnas en tres tramos con sus respectivas basas. Loas paños resultantes llevan aspilleras de iluminación rodeados por estructuras tipo portadas, con dos amplias arquivoltas de medio punto y chambrana sobre dos parejas de columnillas.
Por su parte, el absidiolo lateral sur es, en su menor tamaño, otra joya que repite el juego de columnas y ventanal pero adaptándose a su menor superficie.
Aunque el conjunto de capiteles tienen dispar nivel de conservación, todavía pueden vislumbrarse interesantes tallas como el capitel que muestra un mono boca abajo.
Interior
Las naves y la cabecera
El templo de la Colegiata de Santillana del Mar es un edificio de tres amplias naves deparadas por arcos formeros de medio punto sobre pilares cruciformes con medias columnas en sus caras externas. El abovedamiento de los ábsides es el habitual románico y también el del transepto con bóveda de medio cañón.
No se sabe si las tres naves -más alta la central- también tuvieron cubierta de piedra o de simple madera. Las actuales de crucería son del siglo XIII.
En el crucero se levantó un cimborrio basado en sobreelevadas pechinas que soportan la cúpula semiesférica, que hoy parece ovalada como consecuencia de reformas ulteriores.
La estructura columnaria ofrece un riquísimo repertorio de capiteles. Varios de ellos son vegetales o contienen volutas con cabecitas entre ellas. Entre las cestas con temática zoomorfa tenemos los que muestran leones, aves y un mono con una cuerda al cuello. En uno de los ábsides hay uno de temática erótica con un personaje itifálico o el más conocido de todos donde dos guerreros luchan con escudos y enormes espadas.
Relieves de los ábsides y otros elementos escultóricos muebles
Nada sabemos de lo que hubo en la fachada occidental de la iglesia ya que en el siglo XIV se adosó una gruesa torre prismática con el fin de apuntalar el edificio. Lo lógico es que hubiese una portada monumental y tal extremo puede justificar la existencia de una serie de relieves descontextualizados en los tres ábsides, que procederían de ella:
En el ábside del Evangelio hay un relieve de la Virgen con el Niño en la clásica iconografía bizantina de Sedes Sapientiae y rodeada de estructuras arquitectónicas.
En el ábside central, empleado como frontal de altar, tenemos un grupo de cuatro apóstoles.
En el ábside de la Epístola se conserva un nuevo relieve con la santa patrona domeñando al diablo.
También procedería de la puerta occidental un espléndido relieve con un Maiestas Domini que se guarda en la Capilla del Marqués de Robledo. Se atribuye a Pedro Quintana, artista que esculpió el tímpano de la iglesia de Yermo en 1202.
Al margen de estas piezas, debemos también citar dos más guardadas en distintos lugares del templo colegial: la pila bautismal y el Sepulcro de Doña Fronilde.
La pila bautismal románica se encuentra en cuerpo inferior de la torre occidental usada como baptisterio. Es de forma caliciforme y amplias dimensiones. Destaca por un rudo relieve de Daniel en el foso de los leones.
Junto a la entrada a la sacristía del brazo sur del transepto encontramos el citado sepulcro -posiblemente del siglo XII- y con una enigmática inscripción que parece pertenecer a un infante.
El claustro
El famoso claustro de la Colegiata de Santillana del Mar fue levantado al norte de la iglesia a finales del siglo XII o comienzos del XIII.
Es un espacio cuadrangular ligeramente irregular con cuatro pandas abiertas a un patio central mediante arquerías. De época románica son sólo tres de ellas puesto que el ala este es muy posterior.
Los arcos de las crujías románicas son de medio punto y caen sobre dobles columnas de fustes gruesos y bajos, lo que tiene la virtud de de permitir al espectador la contemplación de los capiteles casi a la altura de la vista.
En total son un total de 43 los capiteles románicos que podemos disfrutar en este claustro, lo que ofrece un repertorio muy amplio de motivos vegetales, geométricos, zoomorfos y de escenas bíblicas.
De todos ellos, destacamos los siguientes:
La comunicación del claustro con la iglesia se practica a través de una armónica y sencilla puerta de arquivoltas de medio punto. De hecho los visitantes han de acceder al claustro primero a través de una puerta de acceso a la panda oeste y desde aquí penetrar en el templo por dicha puerta, ya que la principal descrita del muro meridional está casi siempre cerrada.