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Catedral de Segovia

La primitiva Catedral románica con su claustro gótico

La primitiva catedral de Segovia se construyó en el siglo XII en estilo románico, arte dominante no sólo en la capital segoviana sino en toda la provincia. El edificio se ubicaba junto a un hospital y el palacio arzobispal, en las inmediaciones del Alcázar.

Ventanales del claustro de la Catedral de SegoviaPero la revuelta de los comuneros (1520-1522), que tuvo en Segovia uno de sus focos más activos con Juan Bravo a la cabeza, tuvo la trágica consecuencia de la destrucción de ese templo románicoI. No son muchos los datos que tenemos de su fisonomía, aunque sí parece que disponía de tres naves con un crucero, y seguramente se encontrase abovedada.

Se han conservado algunos testimonios de este templo, como la sillería del coro, o el claustro, que fue reedificado en 1472 por Juan Guas en sustitución del anterior, y en 1529 se trasladó al nuevo edificio piedra a piedra.

La nueva Catedral de Segovia: perfecto ejemplo del gótico final en Castilla

Catedral de Segovia. Exterior de la cabeceraLa nueva Catedral de Segovia es uno de los edificios más interesantes del tardogótico castellano, y un ejemplo sobresaliente de la pervivencia de la estética bajomedieval durante el siglo XVI.

En conclusión, la nueva catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la "Dama de las Catedrales" fue construida entre 1525 y 1577 en el solar actual para reemplazar el templo románico semidestruido en las Guerras de las Comunidades. Por tanto es, junto a la catedral nueva de Salamanca, la muestra del gótico más tardía de la arquitectura española.

Catedral de Segovia

Hay que recordar aquí que la segunda mitad del siglo XV y sobre todo las primeras décadas del siglo XVI suponen una revolución política y económica e Castilla (conquista de Granada, unificación política, colonización de América) que permite la construcción de infinidad de templos góticos muy tardíos y decadentes (gótico florido de procedencia flamenca que cristaliza en el estilo "isabelino") que en ocasiones se funde con las primeras manifestaciones renacentistas.

Bóvedas estrelladas del interior de la Catedral de Segovia

Desde el punto de vista arquitectónico se generalizan las bóvedas de crucería compleja con arcos combados y terceletes, aparecen los arcos conopiales de origen flamígero y los pináculos erizados.

Gárgola

A diferencia del gótico clásico este gótico tardío si alcanza profusamente el mundo rural, aunque, en numerosas ocasiones, en versiones muy simplificadas.

Pináculos de la cabecera de la CAtedral de Segovia vistos desde una de las calles aledañas

En el caso que nos ocupa, la catedral de Segovia, la construcción fue encargada, como veremos con más detalle a continuación, a uno de los más importantes y prestigioso arquitectos de la época, el cántabro Juan Gil de Hontañón que proyectaría un gran templo de tres naves, con capillas laterales, crucero y cabecera semicircular con girola, rodeada de capillas radiales.

La Catedral de Segovia vista desde la Plaza Mayor

También veremos a continuación que el claustro gótico anexo a la catedral de hermosos arcos con tracerías caladas es de 1470 y, por tanto, el que estaba adosado a la antigua catedral románica. Fue trasladado piedra a piedra a su nuevo emplazamiento.

La nueva Catedral de Segovia

Ya desde el reinado de Enrique IV (1454-1474) encontramos testimonios del deseo de trasladar la ubicación del templo catedralicio. Por ello, tras su destrucción en la ya citada Guerra de las Comunidades se tomó la decisión de construir una nueva catedral en otro lugar, siguiendo el deseo expreso de Carlos I (1516-1556).

Torre de la Catedral de Segovia vista desde el Museo de Segovia

El nuevo edificio se comenzó a construir en 1525, bajo la dirección de Juan Gil de Hontañón. A este maestro le sucedió su hijo, Rodrigo Gil de Hontañón, tras un breve periodo de tiempo en el que la empresa fue dirigida por García de Cubillas. Otros arquitectos destacados, ya del siglo XVII, son Juan Mugaguren, responsable del remate de la torre campanario, Pedro de Brizuela, que dio las trazas de la portada septentrional, y Francisco Viadero, autor de la cúpula del crucero.

Lejana vista del Alcázar y la catedral, dos de los emblemas de la ciudad de Segovia

La fachada occidental y la puerta del Perdón

La fachada oeste tiene unas formas sencillas, que traducen al exterior la estructura de tres naves, y capillas laterales. Se articula mediante contrafuertes, que la dotan de un sentido ascensional, y presenta tres niveles en altura, separados por una cornisa. En la parte inferior se abre la portada del Perdón, configurada mediante arcos trilobulados en las naves laterales, y en la central un acceso más monumental, con dos arcos rebajados separados por un parteluz, donde se encuentra la figura de la Inmaculada bajo un doselete. Por encima hay un muro ciego, y sobre el mismo se encuentra un tercer cuerpo, al que se abren tres ventanas con arcos apuntados.

La fachada occidental y la puerta del Perdón

Torre de la catedral de SegoviaLa torre campanario

En el extremo sur de la fachada de los pies se levanta la torre campanario. Su estructura es muy similar a la de la Catedral Nueva de Salamanca, en cuyas obras también venía trabajando Juan Gil de Hontañón desde 1512. Se articula mediante seis franjas de arquerías con vanos ciegos y calados, enmarcados por contrafuertes con pilastras rematadas en pináculos. Se corona con una estructura octogonal rematada en una cúpula, que se añadió a comienzos del siglo XVII sustituyendo a una flecha piramidal de madera y plomo, que se destruyó tras un incendio provocado por una tormenta.

La fachada sur

En la fachada meridional puede observarse esta misma rigidez de las formas arquitectónicas, que remarcan la verticalidad del edificio y traducen su estructura al exterior. La portada del crucero fue terminada en el siglo XVIII. Recibe el nombre de Puerta de San Geroteo, el primer obispo de Segovia, cuya efigie preside el tímpano.

La fachada norte

Catedral de Segovia: Puerta de San FrutosPero donde la catedral de Segovia se muestra en todo su esplendor es desde la Plaza Mayor de la ciudad, en donde se visualiza una perspectiva de toda su fachada septentrional y de la girola. Aquí puede observarse la profusión de contrafuertes, arbotantes y pináculos, que dotan al edificio de una fuerte verticalidad.

La portada del crucero, denominada Puerta de San Frutos, constituye en la actualidad el acceso principal al templo. Es una construcción del siglo XVII, estructurada en dos cuerpos, con unas formas muy clasicistas. En el inferior hay cuatro columnas dóricas, entre las cuáles se encuentran dos nichos, que enmarcan el vano de acceso. En estos nichos se iban a disponer originalmente las figuras de san Valentín y santa Engracia, hermanos de san Frutos, pero nunca llegaron a colocarse. En la parte superior hay dos columnas de orden corintio, y en el centro, en un pequeño templete, la estatua de San Frutos, patrón de la ciudad. El conjunto se remata con un frontón triangular. Constrasta el color gris del granito empleado con el amarillento de la caliza que predomina en todo el edificio.

Las capillas absidiales de la girola también son visibles desde la Plaza Mayor. Están separadas mediante contrafuertes, que rematan en pináculos, y sus muros se encuentran horadados con ventanas formadas con arcos de medio punto. Por encima, de forma escalonada se sitúan los muros del deambulatorio, también abiertos con ventanas, y los de la nave central.

Pináculos erizados flamígeros de la Catedral de Segovia

Estructura del edificio

La Catedral de Segovia destaca por la amplitus de los espacios y la armonía de sus formas. La estructura del edificio también sigue el mismo modelo de la Catedral salmantina. Tiene planta de cruz latina con tres naves, la central más ancha y alta. Entre los contrafuertes se abren capillas laterales, que continúan alrededor de la girola semicircular.

Catedral de Segovia: cabecera

Las tres naves se cubren con bóvedas de crucería estrelladas. El crucero se cierra con una cúpula de media naranja con linterna, elevada sobre un tambor, que fue realizada en 1686. Originalmente Juan Gil de Hontañón proyectó un cimborrio cuadrado, pero el diseño fue modificado hasta en siete ocasiones, como demuestran las diferentes trazas conservadas.

Naves

El coro

El coro se sitúa, como es habitual en las catedrales hispanas, en el centro de la nave mayor. Constituye otro de los vestigios de la catedral primitiva, desde donde se trasladó en la década de 1550. Su sillería es un interesante ejemplo de la escultura gótica castellana de mediados del siglo XV. En la parte más cercana al altar se observan dos sitiales destacados bajo doseletes, destinadas a los Reyes, con los escudos heráldicos de Castilla y Portugal, y enfrente se encuentra la silla episcopal, con el emblema de Juan Arias Dávila (1466-1497). Las sillas de los canónigos están decoradas con motivos vegetales.

El coro de la catedral

El facistol se sitúa en el centro, y fue realizado en el siglo XVI, tras la instalación de toda la estructura en la Catedral. Los dos órganos se encuentran enfrentados, por encima de los laterales del coro. Fueron realizados en diferentes momentos del siglo XVIII. Tanto los laterales del coro como el trascoro son de la misma centuria. En ellos hay una estructura barroca, con las estatuas de los Evangelistas. El trascoro fue realizado por el escultor Hubert Dumandré para el Palacio de Riofrío, desde donde se trasladó en el reinado de Carlos III (1759-1788).

El arte mueble

Son muchos los elementos de arte mueble que pueden destacarse en el interior de la Catedral. De entre todos ellos, se debe llamar la atención sobre el retablo mayor. Es una estructura neoclásica, que juega con las diferentes tonalidades de mármoles. En el cuerpo central, intercaladas entre cuatro columnas jónicas, se encuentra una talla gótica de la Virgen de la Paz, que fue recubierta con plata a finales del siglo XVIII. A ambos lados se encuentran las efigies de San Geroteo y San Frutos, a quienes están dedicadas también las portadas del crucero, en el ático, los santos Valentín y Engracia, y en el frontón el anagrama de la Virgen María.

Retablo de la capilla mayor

El púlpito, que se sitúa entre el altar mayor y el coro, es una pieza barroca, realizada en mármol, que se trasladó a la Catedral desde el monasterio de San Francisco de Cuéllar tras la desamortización de Mendizábal. Está decorado con relieves de los cuatro Evangelistas y de la Inmaculada, y en el pedestal el emblema de los duques de Albuquerque.

En la capilla de la Piedad, situada junto a la portada de San Frutos, se encuentra la reja que originalmente cerraba la capilla mayor de la primitiva Catedral románica, que fue realizada en 1515 por Francisco de Salamanca, y trasladada aquí tras la destrucción del edificio.

Ventanal con tracerías del claustro de la Catedral de SegoviaEl claustro

Junto a la nave meridional se abre el claustro, trasladado aquí pieza a pieza tras la destrucción de la Catedral antigua, y constituye una de las obras maestras de Juan Guas. Su acceso se sitúa en la capilla del Cristo del Consuelo, localizada junto al crucero. La portada de acceso también es obra de este arquitecto. Fue realizada en 1484 y, como el claustro, se trasladó aquí desde el edificio antiguo. Se articula mediante un arco rebajado con un dintel.

Puerta de comunicación con el claustro

En el lado de la Catedral se encuentra una representación de La Piedad realizada por Sebastián de Almonacid, enmarcada por arquivoltas, con imágenes de santos y ángeles. Rematando todo el conjunto se encuentra el escudo de los Reyes Católicos, que financiaron la construcción. El costado contrario, que se abre hacia el claustro, no ha conservado la policromía. Igualmente tiene un vano con un arco rebajado, pero sobre él hay un arco ciego trilobulado, con una representación de la Santa Faz, y por encima una decoración formada con macollas vegetales y roleos.

El claustro tiene una planta cuadrangular, y sus pandas se cubren con cinco tramos de bóvedas de crucería. Se abre al patio mediante cinco tracerías caladas en cada una de las pandas, que se sustentan en siete maineles labrados con gran delicadeza. Se debe llamar la atención sobre las claves de bóveda, que son mayores en los tramos angulares y en donde puede verse, en dos de ellas, los escudos del promotor del claustro, el obispo Juan Arias Dávila, y de Enrique IV, que donó importantes sumas de dinero para su construcción.

Una de las galerías del claustro de la Catedral de Segovia

La sala capitular

La sala capitular se abre a la panda occidental del claustro. Es un espacio de planta rectangular, en donde destaca un artesonado blanco y dorado, realizado a finales del siglo XVI. Desde esta sala se accede, por medio de una escalera, al archivo y la biblioteca capitulares, situados en el piso superior. Entre sus fondos destacan los libros de obra y fábrica, en donde se apuntaban los gastos de la construcción del templo, así como una gran colección de partituras musicales y cantorales, y un notable número de incunables, entre los que destaca el Sinodal de Aguilafuente (1472), considerado el primer libro impreso en España.

El Museo de la Catedral

El Museo Capitular está distribuido a lo largo de cuatro espacios a los que se accede desde el claustro.

En la sala capitular se expone una colección de tapices flamencos con la historia de Zenobia, reina del Imperio de Palmira, obra de Geraert Peemans. En uno de sus extremos puede verse también la talla de un Crucificado, y bajo el mismo, la cátedra episcopal del siglo XVI.

En la parte superior de la sala capitular, a la que se accede por medio de una escalera situada en el claustro, se expone una serie de tapices dedicada a Los Planetas, tejidos en Flandes en el siglo XVI.

Otra de las salas del Museo está situada en la capilla de Santa Catalina, que constituye el cuerpo bajo de la torre campanario, situada en la misma panda de la sala capitular. En ella se exponen diferentes ornamentos litúrgicos y tapices, siendo la pieza más destacada, el túmulo funerario del infante don Pedro, hijo de Enrique II (1366-1367).

La última de las dependencias del Museo se encuentra bajo tierra, en el espacio que se utilizó para la cimentación del claustro en el siglo XVI. Aquí puede verse una magnífica colección de pinturas, que cuenta con obras de primer orden, como una copia de "La fuente de la Gracia" del taller de Van Eyck que conserva el Museo del Prado, el "Tríptico del Descendimiento" de Ambrosius Benson, "La misa de San Gregorio" de Pedro Berruguete, o "La duda de Santo Tomás" de Sánchez Coello.

Autor del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
Víctor López Lorente)

 


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