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Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Santiago de Compostela y el Camino de Santiago en A Coruña. 27, 28, 29 y 30 de junio de 2019

Durante los días 27, 28, 29 y 30 de junio tuvo lugar el Viaje Guiado ARTEGUIAS "Santiago de Compostela y el Camino de Santiago en la Provincia de A Coruña", una de las rutas más esperadas por nuestros amigos y que, como novedad, se trataba del primer viaje de cuatro días que realizábamos.

Además, resultó un viaje que generó mucha expectación ya que, más allá de los indudables atractivos turísticos de la provincia coruñesa, tendríamos la posibilidad, tras varios años cerrado por obras de restauración y recuperación de su policromía, de visitar el Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana, una de las obras más sobresalientes del arte medieval europeo.

Tal y como estaba programado, el jueves a primera hora la expedición salió desde Madrid para, tras las pertinentes explicaciones de contextualización y dos paradas técnicas como marca la norma para viajes de este kilometraje, llegar a tierras gallegas, donde nos esperaba un tiempo de lo más agradable lejos de la tremenda ola de calor que sacudió la Península durante esos días.

Además del contenido monumental, parte del interés de este viaje fue el paisajístico

Tras la comida en un agradable restaurante de Allariz a orillas del río Arnoia, tuvimos ocasión de dar un corto pero interesante paseo por las calles de la localidad, deteniéndonos, casi a modo de aperitivo, frente a la bonita iglesia románica de Santiago, con su peculiar escultura repartida en canecillos y capiteles.

rimera parada: visita a la iglesia románica de Santiago de Allariz

Continuando nuestro camino hacia la Galicia interior y siguiendo el Camino Sanabrés a Santiago, unos pocos kilómetros antes de abandonar la provincia de Ourense, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar el Monasterio de Santa María la Real de Oseira, en el Concello de Cea.

En el interior de la iglesia románica del Monasterio de Santa María la Real de Oseira , fundación del Císter

Denominado popularmente "El Escorial Gallego" por sus descomunales dimensiones, el Monasterio de Oseira presume de ser la primera fundación del Císter en tierras gallegas, conservándose pese a las reformas tardías un interesantísimo legado patrimonial que tuvimos la ocasión de recorrer: la iglesia abacial, su elegantísima sala capitular, sus tres claustros, su interesantísimo lapidario que incluía un conjunto de tuberías realizadas en granito, etcétera.

Interesantísimo lapidario

Desde Oseira y ya atardeciendo, nos dirigimos a nuestro hotel situado en la localidad de Silleda, perfectamente comunicada con la capital compostelana para descansar y prepararnos de cara a la jornada de viernes.

Y es que el viernes fue el día escogido para visitar el que sin duda fue uno de los platos fuertes del viaje: la ciudad de Santiago de Compostela, donde llegamos puntuales desde el hotel.

Desde el aparcamiento, nos dirigimos comentando los diversos atractivos monumentales que fuimos atravesando hasta llegar a la famosísima plaza del Obradorio, punto final cada año de decenas de miles de peregrinos que desde diferentes partes del mundo llegan a la ciudad compostelana.

Foto de grupo en la Plaza del Obradoiro

Tal y como estaba estipulado, nuestra primera visita en Santiago fue el Museo de la Catedral, con su interesante colección permanente entre las que destacan los restos del célebre coro del Maestro Mateo. También tuvimos ocasión de analizar distintas piezas románicas y góticas procedentes de la catedral, hasta desembocar en el claustro, con su capilla de las reliquias y panteón real.

Posteriormente, entramos en la catedral, que pese a estar siendo objeto de obras de restauración que se dilatarán varios años, dada su magnitud, pudimos entender perfectamente su arquitectura y comentar algunos de sus más importantes capiteles figurados.

Una de las puertas de la fachada de las Platerías

Ya en el exterior, nos detuvimos el tiempo necesario frente a la preciosa Puerta de Platerías de la propia seo para a continuación, acceder al Palacio de Gelmírez, que en la actualidad funciona como centro de recepción para los grupos que visitan el Pórtico de Gloria.

En estricto cumplimiento de las normas establecidas por la propia catedral, dividimos en dos el grupo y mientras unos visitaban el Pórtico recién restaurado, la otra mitad hacia lo propio con el Salón de Ceremonias del Palacio de Gelmírez, una de las obras más importantes del románico civil español y de clara filiación mateana.

El Pórtico de la Gloria tras su restauración

Desde la catedral, maravillados aún con el resultado de la restauración del Pórtico, nos dirigimos hacia nuestro restaurante en Santiago, situado además junto a la también parroquia románica de Santa María Salomé cuya portada también comentamos.

Por la tarde, nos dirigimos hasta la estación de autobuses para visitar, a la hora que nos fue indicada, la preciosa colegiata de Santa María do Sar, situada en un arrabal de la ciudad y que, pese a estar cerrada al público durante unos meses, tuvimos la posibilidad de visitar gracias a las gestiones con su amable párroco.

La tarde del viernes la dedicamos íntegramente a Santiago. Por la tarde visitamos la Colegita de Santa María de Sar

Además de la belleza de esta obra románica construida en el siglo XII, el interés máximo fue comprobar la inclinación de los pilares y muros como consecuencia de las fuerzas provocadas por las bóvedas. También salimos al claustro que conserva una panda completa tardorrománica espectacularmente construida por un taller de filiación mateana.

Panda románica del claustro

Tras ello, volvimos al núcleo central compostelano para visitar el Museo de las Peregrinaciones o, quien así lo prefirió, disponer de un periodo de tiempo de libre disposición para pasear, tomar algo y hacer acopio de recuerdos y productos típicos antes de emprender regreso al hotel.

Interesantes maquetas y paneles dentro del Museo de las Peregrinaciones

La jornada de sábado se centró en la zona litoral de la provincia de A Coruña, también de importancia en contextos jacobeos y donde dejaron su impronta durante la Baja Edad Media las modas escultóricas iniciadas por el Maestro Mateo.

En primer lugar, visitamos la iglesia de Santa María de Herbón, muy cerca de la población de Padrón y magníficamente conservada respecto a su construcción original, iniciada en tiempos del Obispo Gelmírez.

Sábado por la mañana: visita a la iglesia de Herbón

Muy cerca, y tras una necesaria parada técnica, visitamos la antigua colegiata de Santa María de Iria Flavia, templo muy reformado durante la Edad Moderna más allá de su tímpano pero auténticamente vital para entender la historia de Santiago de Compostela.

Puerta de la excolegiata de Iria Flavia

Desde allí y rumbo oeste, llegamos a la importante localidad portuaria de Noia, donde además de disfrutar de una agradable comida en un céntrico mesón, visitamos sus dos joyas medievales.

Antes de visitar el restaurante nos acercamos a la iglesia de Santa María A Nova convertida hoy en Museo de Laudas. Tiene esta iglesia muchos aspectos que nos agradaron y llamado la atención, desde la inscripción fundacional, la puerta historiada, una curiosa pila bautismal, varios sepulcros góticos y una colección de laudas que abarcan varios siglos.

Interior de la iglesia museo de Santa María de Noia

Tras una deliciosa y abundante comida paseamos por el corazón del casco histórico de Noia por la famosa Rua Curro hasta desembocar en la Plaza Tapal presidida por la iglesia de San Martiño.

Imagen del grupo en Noia, delante de la iglesia de San Martín

Todo su perímetro exterior: cabecera, portadas, etc. son de una imponente belleza. Hicimos una de las fotos de familia frente a su fachada occidental.

Interior de San Martín de Noia

Al cruzar el umbral de su puerta nos admiramos de las dimensiones casi catedralicias de su interior.

La vuelta al autocar la hicimos junto a la Ría

Desde Noia recorrimos con el autocar la carretera litoral paralela a la bonita costa atlántica, que nos llevaría a uno de los destinos más sorprendentes de la ruta, que no era otro que el espectacular Castro de Baroña, situado en una pequeña península al embate del Atlántico y accesible tras un pedregoso sendero que bien mereció la pena recorrer.

Vistas desde el Castro de Baroña

Por último, ya regresando al hotel, paramos en la preciosa aldea de Ponte Maceira, convertida por méritos propios en uno de los conjuntos etnográficos más auténticos de Galicia y que, además, resulta también un enclave vital de la ruta jacobea para quienes, tras llegar a Santiago, continuaban hacia Finisterre, ya que su puente era uno de los pocos puntos por donde podía atravesarse el caudaloso y muchas veces bravío río Tambre.

Última visita del sábado: el puente jacobea de Ponte Maceira

Con la idea de aprovechar al máximo el tiempo, la última jornada de la ruta también estuvo cargada de interés y de visitas a ese románico coruñés no tan conocido pero, como pudimos comprobar, de gran interés.

Comenzamos la mañana visitando la iglesia de Santa María de Melide, a pies mismos del Camino Francés a Santiago y cargada de historia. Por su puerta pasan peregrinos de todas las partes del mundo en un espectáculo colorido y emotivo. En su interior se conservan pinturas murales y una pareja de elementos románicos que nos abundan: un altar y la reja que cerraba la cabecera.

El domingo por la mañana lo iniciamos  en la iglesia de Santa María de Melide

Desde allí, nos desplazamos al cercano concello rural de Toques para visitar la sorprendente ermita de San Antolín, heredera de uno de los primeros monasterios prerrománicos documentados en tierras gallegas. Su arquitectura combina elementos prerrománicos y del románico lombardo.

San ANtolín de Toques, es realmente un "mágico" lugar

El reducido espacio interior es una delicia por el contraste entre la altura de la nave y el pequeño arco triunfal, además de su Calvario románico recientemente restaurado y la colección de sus pinturas murales.

En el interior de San ANtolín de Toques

Y como guinda a unos días cargados de emociones, la última visita de la ruta tuvo como escenario el Monasterio de Santa María de Mezonzo, muy poco conocido y al margen de la mayoría de rutas turísticas, pero que hizo las delicias de todos los asistentes por su armonía de formas y sobre todo por su casi inigualable fotogenia.

Otra foto de grupo ante la preciosa cabecera de la iglesia de Mezonzo

Desde Mezonzo, ya con el objetivo de alcanzar el eje de la autovía A-6 que nos devolvería a Madrid, paramos a comer en un restaurante de Guitiriz y, desde allí, tras las dos paradas técnicas preceptivas, llegar a nuestro destino en Madrid a la hora prevista y donde nos recibió la ola de calor que, por fortuna, pudimos esquivar los últimos cuatro días.

Muchas gracias a todos por vuestra asistencia y hasta una próxima ocasión.


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