Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Románico en la Comarca de Cinco Villas, 24, 25 y 26/04/15
Los pasados días 24, 25 y 26 de abril tuvo lugar un nuevo viaje guiado de ARTEGUIAS, llevándonos en esta ocasión durante tres días (de viernes a domingo) a la comarca zaragozana de las Cinco Villas.
Se sitúan las Cinco Villas en el extremo norte de la provincia de Zaragoza, a caballo entre los límites provinciales de Huesca y de la Comunidad Foral de Navarra, siendo una de las comarcas españolas de mayor densidad en cuanto a monumentos románicos conservados, algunos de ellos, de primer orden.
Así pues, la expedición partió el viernes 24 desde la madrileña Avenida de América para, tras una parada técnica en un área de servicio de la autovía A-2, llegar a nuestro primer destino temático del viaje, que no era otro que Tauste, puerta de entrada y primera de las "Cinco Villas" que dan nombre a la comarca.
En Tauste nos esperaba su responsable de turismo Francisco Castillo, con quien iniciamos la visita por la antigua iglesia de San Antón, obra románica de ladrillo en cuyo interior se conserva un lapidario procedente de una primitiva iglesia desaparecida que supuso un primer contacto de los asistentes con el Taller del Maestro de Agüero, con el cual, nos encontraríamos de manera recurrente durante todo el fin de semana.
Desde San Antón ascendimos por las calles de una engalanada villa por motivo de sus fiestas patronales hasta llegar a la parroquia de Santa María, centrándose el interés en su torre campanario (posible heredero de un primitivo alminar árabe), y en el coqueto museo parroquial instalado en su interior.
Tras la comida en la propia villa de Tauste, tomamos el autobús para aproximarnos al punto más al norte de nuestra ruta, que no era otra que la histórica y monumental villa de Sos del Rey Católico.
En compañía de la guía Raquel, iniciamos el recorrido por la villa en el Palacio de Sada y su capilla de San Martín de Tours. Desde allí, y a través de las intrincadas calles de la judería, descendimos a la Plaza del Ayuntamiento y a su lonja medieval para, tras atravesar uno de los arcos mejor conservados de su antigua muralla, desembocar en la iglesia de San Esteban, donde pudimos admirar tanto las magníficamente conservadas pinturas de su iglesia baja, como la riqueza arquitectónica y escultura de la alta.
Desde la iglesia, tras una breve incursión en el interesante Palacio de los Español de Niño, regresamos al autobús para descender a Ejea de los Caballeros, donde descargamos las maletas en los hoteles antes de irnos a cenar a un céntrico restaurante de la localidad.
La mañana del sábado la aprovechamos para visitar los principales monumentos de la propia villa de Ejea de los Caballeros, de manera que, acompañados por la guía encargada de la oficina de turismo María, iniciamos la ruta por la iglesia de Santa María de la Corona, situada en la parte más elevada de la localidad.
Desde Santa María, atravesando la Plaza Mayor, descendimos a la auténtica joya románica Ejeana, que no es otra que la iglesia de El Salvador, con sus dos riquísimas portadas escultóricas, una de ellas, incomprensiblemente oculta por un desafortunado panel a la espera de una restauración que parece no llegar nunca.
Desde Ejea de los Caballeros de nuevo con el autobús nos dirigimos a la villa de Sádaba, donde visitamos en compañía de su guía local Merche su monumental castillo.
A continuación y en compañía de la propia Merche nos dirigimos al cercano pero aislado monasterio de Puylampa, ubicado en una finca particular y cuya visita no resulta para nada fácil. Este monasterio fue, sin duda, uno de los monumentos que más sensación causó entre los asistentes tanto por su inigualable fotogenia como por sus calidades arquitectónicas y escultóricas.
Tras la comida en un restaurante de Sádaba nos aproximamos a la cercana población de Biota con el fin de visitar su iglesia parroquial de San Miguel, la cual, puede enorgullecerse de contar con dos de las portadas románicas más interesantes de las Cinco Villas.
La occidental, atribuible al Maestro de Agüero, representa en su tímpano la escena de la Epifanía; mientras que la meridional, algo más avanzada, despliega el episodio de San Miguel pesando las almas.
Desde Biota rumbo norte nos dirigimos a uno de los puntos culminantes del fin de semana: la monumental villa de Uncastillo. Allí nos recibió su guía oficial Jesús, con quien realizamos un interesantísimo recorrido por las cuatro iglesias románicas conservadas en su casco histórico.
Iniciamos el recorrido por la iglesia de Santa María prestando especial atención a su deliciosa portada sur.
A continuación, ascendimos al privilegiado balcón sobre el que se asienta la iglesia de San Juan, prosiguiendo por la parroquia de San Felices para, tras una breve incursión en su renacentista ayuntamiento, acabar en la iglesia-museo de San Martín.
Acabada la visita a Uncastillo, cenamos en un restaurante de la población y, desde allí, en un animado trayecto al son de jotas aragonesas, regresamos a nuestros hoteles en Ejea de los Caballeros.
La mañana del domingo amaneció lluviosa, aunque en ningún caso estas inclemencias meteorológicas minaron el ánimo de nuestros viajeros. Así, desde Ejea nos dirigimos en dirección noreste para visitar en primer lugar la pintoresca población de El Frago.
Frente a su iglesia de San Nicolás nos recibió su párroco Mosen Ángel en compañía de la guía oficial de la localidad María Pilar, iniciando la visita por la singular portada sur del templo, sobre cuya arquivolta interior se despliega uno de los escasísimos calendarios agrícolas de Aragón.
Desde San Nicolás, a través de la modesta pero encantadora judería de El Frago descendimos a la parte más baja de la población con el fin de conocer la pequeña ermita de San Miguel, templo que pudimos visitar también en su interior pese a que solo suele abrirse el día del patrón.
Desde El Frago y ya rumbo sur, visitamos como colofón a un gran fin de semana cargado de románico la localidad de Luna. Allí nos esperaba su simpatiquísima guía Asun, quien nos enseñó en primer lugar la iglesia de Santiago.
A continuación, accedimos a la soberbia iglesia de San Gil Abad, construcción de gran empaque exterior que alberga en su interior uno de los ciclos escultóricos románicos más completos e interesantes del románico en las Cinco Villas.
Desde San Gil de Luna tras despedirnos de Asun, nos acercamos a un precioso restaurante a las afueras de la población y, tras la comida, emprendimos viaje de regreso a Madrid para llegar dentro del horario previsto.
Muchísimas gracias a todos los asistentes y hasta una próxima ocasión.