Crónica e imágenes del Viaje Guiado a la ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad, el 20/05/17
Como estaba programado, el autobús salió de la Plaza del Conde de Casal para, en dos horas cortas de trayecto y una breve parada técnica a las puertas de Cuenca para reponer fuerzas, llegar a nuestro destino, en el cual, tras recoger a nuestro guía oficial, iniciar la remontada de la Hoz del Júcar para desembocar con el autobús en la parte más elevada de la ciudad.
Nada más bajar del autobús tuvimos la ocasión de comprobar desde sus miradores el fascinante emplazamiento sobre el que se levanta Cuenca, encaramado sobre un espolón rocoso entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar; un emplazamiento que, desde tiempos inmemoriales, hacían de ella una plaza inexpugnable.
A partir de ahí nos adentramos en las callejas del barrio alto a través del llamado Arco de Bezudo, uno de los principales accesos de la muralla y del viejo castillo, reducido hoy a escasas ruinas pero que, en origen, coronaría dominante la urbe conquense.
Tras pasar frente al antiguo inmueble del Tribunal de la Inquisición, hoy convertido en Archivo Histórico y a través de escarpadas calles a cuyos costados sobreviven palacios, conventos y alguna iglesia como la de San Pedro, adaptada casi a la fuerza a las dimensiones de su irregular solar; llegamos a lo que queda de la antigua parroquia de San Pantaleón, antes conocida como San Juan de Letrán o del Hospital y que puede presumir de ser la más antigua de a ciudad.
Desde la entrada misma de la Plaza Mayor y a través de pasadizos y una pronunciada escalinata accedimos al barrio de San Miguel, desde cuyo mirador pueden apreciarse magníficas vistas de la también medieval iglesia de San Miguel, y de los espectaculares inmuebles del barrio de San Juan, literalmente colgados sobre la hoz tallada por el Júcar.
A continuación nos dirigimos al Museo Arqueológico de Cuenca, de cuya interesantísima colección de arte principalmente antiguo nos detuvimos en sus piezas más señeras procedentes de asentamientos de la provincia tan conocidos como Segóbriga, Valeria y Ercávica.
Desde ahí, descendimos a través de sinuosas callejuelas hasta desembocar frente a uno de los lugares más reconocibles y fotografiados de Cuenca como son las Casas Colgadas, en cuyo interior, divididos en dos grupos tal y como marca la normativa, tuvimos la ocasión de visitar la magnífica colección de arte abstracto que se expone en su interior.
Para culminar la jornada de mañana accedimos al Museo Diocesano, habilitado en el viejo Palacio Episcopal. Este museo, ignorado por muchos turistas que visitan Cuenca, cuenta con varias piezas que podríamos calificar de sobresalientes, como alguna obra de El Greco, el báculo románico esmaltado de San Julián, o quizás su pieza más valiosa: un díptico bizantino cuajado de perlas y piedras preciosas que dejó a la mayoría de asistentes fascinados.
Y por fin, el plato fuerte de la jornada quedó reservado para última hora de la mañana, en la que accedimos a la interesantísima Catedral conquense, la cual, pese a no ser ni mucho menos la más mediática: sí se vanagloria de ser una de las más sobresalientes e interesantes del gótico peninsular por sus estrechos lazos con el gótico temprano del norte de Francia.
Tras recorrer sus naves comentando cada una de sus características deteniéndonos también en sus capillas laterales más relevantes, regresamos al exterior para hacernos nuestra tradicional foto de familia.
Y ya desde ahí, descendiendo por el pintoresco Puente de San Pablo con sus magníficas vistas de las Casas Colgadas y de la Hoz del Huécar, llegamos a la zona del moderno auditorio de la ciudad, donde nos esperaba una agradable comida.
Ya por la tarde, un breve desplazamiento de poco más de media hora en el autobús a través de bellísimos parajes del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, nos condujo al segundo destino principal de la ruta: La Ciudad Encantada.
Tras explicar brevemente sus características geológicas, el grupo se adentró en el sendero perfectamente balizado para ir progresivamente descubriendo las caprichosísimas formas de sus piedras: el Tormo Alto, "el perro", "los barcos", el "puente romano" o, casi en el vértice superior a mitad de recorrido: el "mar de piedra".
Ya en sentido regreso a través del recorrido circular, fuimos encontrándonos nuevas formaciones como el espectacular "convento", el "elefante", el "teatro", la "tortuga" y, ya casi al final, una de las formaciones más conocidas como es la llamada "los Amantes de Teruel".
Finalizado el recorrido por el Parque de la Ciudad Encantada, se dispuso de media hora para reponer fuerzas en un agradable hostal con cafetería situado justo a la entrada del parque para, a continuación, regresar directamente a Madrid dentro del horario previsto.
Muchísimas gracias a todos por vuestra agradabilísima compañía y hasta una próxima ocasión.