Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Biblias pintadas en el Románico de la Montaña Palentina, 27 y 28 de abril de 2019
Durante el fin de semana del 27 y 28 de abril tuvo lugar la segunda edición del Viaje Guiado ARTEGUIAS "Biblias Pintadas en el Románico de la Montaña Palentina", una ruta que tras el éxito de la primera edición celebrada en octubre del año pasado, fue planteada con el fin de que ninguna de las personas que no pudieron apuntarse en su momento, se quedara sin descubrir estas joyas artísticas no siempre fácilmente accesibles del norte de Palencia.
Con un clima más que primaveral, la expedición partió de la Glorieta de Cristo Rey para, tras una parada técnica y las consabidas explicaciones introductorias, adentrarnos en el corazón de la Montaña Palentina para visitar la iglesia de San Cornelio y San Cipriano de Revilla de Santullán.
Esta magníficamente conservada iglesia, si bien es cierto que conserva restos fragmentarios de pinturas murales, resulta sobre todo conocida por albergar una de las portadas más icónicas del románico español tanto por la riqueza de su escultura, como por la singularidad de que el propio artífice, de nombre Micaelis, se representó a sí mismo desempeñando su trabajo, circunstancia bastante poco habitual en el románico.
Tras la comida en un restaurante de Revilla de Santullán, continuamos nuestra ruta hasta la localidad de San Cebrián de Mudá, cuya iglesia de origen románico suele pasar desapercibida al exterior en comparación con otras construcciones cercanas mucho más llamativas, sin embargo, al interior sorprende al visitante por su vistoso y completísimo repertorio pictórico del Taller del Maestro de San Felices; el primero de los varios que nos esperaban durante el fin de semana.
Tras una breve parada técnica en un bar-restaurante de Rueda de Pisuerga, nuestra siguiente visita tuvo como escenario la ermita románica de Santa Eulalia de Barrio de Santa María, una de las más fotogénicas de la provincia por su sencillez y por la belleza de su emplazamiento al encontrarse aislada en el centro de una verde ladera empinada.
Además, la ermita de Santa Eulalia ofrece una cabecera repleta de escultura de buena calidad e interesante iconografía y, sobre todo, conserva en su espacio interno pinturas murales de cronología más antigua: tardorrománicas del siglo XIII.
Para rematar la jornada de sábado nos encaminamos a la localidad de Matamorisca, cuya iglesia de San Juan Bautista, coronando un cerro que domina todo el caserío, es otro de esos ejemplos de iglesias palentinas que al exterior no llaman la atención pero que al interior oculta uno de los programas pictóricos más ricos y mejor conservados de la zona, también adscribible al círculo del Maestro de San Felices y el cual tuvimos la ocasión de comentar al detalle.
Desde Matamorisca emprendimos camino hasta nuestro hotel de Reinosa para, tras la distribución de las habitaciones, cenar y descansar de cara al día siguiente.
La mañana del domingo la iniciamos visitando la colegiata de San Pedro de Cervatos, un monumento capital del románico español que, pese a salirse del hilo conductor de nuestro viaje, no podíamos dejar pasar la ocasión de visitarla dada la cercanía respecto a nuestro hotel.
Frente a la iglesia tuvimos la oportunidad de comentar al detalle el riquísimo programa escultórico plasmado sobre sus canecillos, capiteles y la propia portada.
Luego continuamos por el interior donde no es menos interesante la colección de capiteles figurados de las columnas del arco triunfal, de los ventanales y de la arquería absidial.
Aún en tierras cántabras y tras una breve parada técnica, nos adentramos en el Valle de Valdeolea para visitar, de mano de su guía, la iglesia de Santa Olalla de La Loma, templo de dimensiones minúsculas que alberga en su cabecera una auténtica "Capilla Sixtina" pictórica fantásticamente conservada.
Frente a la iglesia, en un modesto edificio recientemente recuperado ha sido instalado un modesto centro de interpretación del Valle de Valdeolea que también tuvimos la fortuna de visitar con el fin de conocer la riqueza etnográfica, paisajística y cultural de este apartado y semiolvidado rincón cántabro.
Como más que meritorio colofón a la mañana dominical, ingresamos de nuevo en la provincia de Palencia para visitar la iglesia de Santa María la Real de Valberzoso, también en un entorno más que privilegiado y que cuenta con la última de las "biblias pintadas" que pudimos admirar durante el fin de semana.
Tras la comida en un céntrico restaurante de Reinosa y ya ganándole kilómetros al viaje de vuelta, hicimos una última parada para visitar el Monasterio Cisterciense de San Andrés de Arroyo, donde pudimos admirar su maravilloso claustro, su singular sala capitular y, por supuesto, la iglesia abacial.
Por supuesto, antes de despedirnos de San Andrés de Arroyo, la mayoría de los viajeros hicieron acopio de los deliciosos dulces que en el obrador del monasterio realizan las monjas.
Muchas gracias a todos por acompañarnos.