Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Occitania, Patrimonio de la Humanidad, 19, 20, 21, 22 y 23 de abril de 2023
Entre los días 19 y 23 de abril ha tenido lugar la primera de las dos ediciones del Viaje Guiado ARTEGUIAS titulado "Occitania, Patrimonio de la Humanidad: Carcassonne, Toulouse, Albi, Conques, Moissac", una esperadísima ruta que nos llevó a recorrer esta histórica región francesa que alberga algunos de esos monumentos que, desde nuestros primeros pasos como aficionados al románico y al arte medieval en general, hemos ido viendo en cada publicación que iba cayendo en nuestras manos.
Como novedad además, y con el fin de acortar los tiempos que salvasen las considerables distancias desde Madrid, nos desplazamos en AVE, de manera que en esta ocasión el punto de encuentro fue la terminal de salidas de la Estación de Atocha, donde embarcamos y en apenas 4 horas estábamos en Girona, donde nos recogió nuestro habitual autobús para iniciar un apasionante periplo de cinco días cargados de historia, arte y paisaje.
Así, una vez desembarcamos en la estación de ferrocarril de Girona y tras comer en un cercano restaurante de Sarriá de Ter, aprovechamos la tarde del miércoles para visitar, justo antes de cruzar la frontera, la interesantísima canónica agustiniana de Santa María de Vilabertrán, un aperitivo más que apetitoso antes de llegar a nuestro primer hotel de Perpignan y entrar en materia.
Tras hacer noche en la citada ciudad, nos desplazamos en dirección oeste al encuentro de uno de esos escenarios medievales de ensueño como es la ciudad de Carcassonne, más concretamente su ciudad vieja, fortificada y cuajada de torres. Casi un escenario onírico pero totalmente real.
Allí, en compañía de nuestra guía oficial, recorrimos sus cinturones amurallados comentando su dilatada historia hasta desembocar en su Castillo Condal, cuyas estancias, museo y paseos de ronda fuimos recorriendo siempre con unas vistas inolvidables como telón de fondo.
Por supuesto, en la ciudad vieja de Carcassonne, no podíamos obviar tampoco la visita a la basílica de Saint Nazaire, obra de origen románico pero reformada en ese gótico tan francés y elegante propio de latitudes más septentrionales.
Tras la comida en un restaurante de la ciudad baja, conocida como "La Bastida de San Luis", aprovechamos para visitar la catedral de San Miguel, gótica y también realmente interesante.
Desde Carcassonne, y siempre con Toulouse como objetivo y sede de nuestro "cuartel general" occitano durante los siguientes tres días, aprovechamos para visitar una de esas sorpresas del románico rural francés que seguramente en España sería una obra cumbre pero en un territorio de tal riqueza medieval, suele pasar desapercibido: nos referimos a la abadía-catedral de Saint Papoul, cuya iglesia, claustro y demás dependencias tuvimos ocasión de recorrer y comentar presentando en ella al genial Maestro de Cabestany, uno de esos artistas no anónimos del románico activos a ambos lados de los Pirineos y que volveríamos a encontrarnos con él más adelante.
Tras ello, llegamos a nuestro hotel situado en un céntrico y encantador barrio de Toulouse para distribuir habitaciones, cenar y descansar de cara a la jornada que nos esperaba el viernes.
Y es que el viernes programamos dos platos fuertes de la ruta, el primero de ellos, la ciudad de Albi, donde también en compañía de sus guías oficiales, recorrimos sus personalísimas calles siempre con el rio Tarn a nuestro lado y esa genuina arquitectura de ladrillo que le ha hecho acreedora a ser designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En Albi tuvimos la oportunidad de visitar numerosos lugares interesantes como la catedral gótica, la colegiata de Saint Salvy, de origen románico, el Palacio Episcopal, los miradores de los jardines de la Berbie, etc.
Lógicamente, de todo este conjunto patrimonial el protagonismo más absoluto lo acaparó su monumental y casi incomparable catedral de Sainte-Cecile: un edificio que no dejó indiferente a nadie tanto por sus descomunales proporciones, por su concepción arquitectónica tan exótica a ojos nuestros como, por su puesto, a su genuina profusión decorativa.
Como el día amaneció soleado y primaveral, nos dirigimos a uno de los miradores emblemáticos de la ciudad, con el río Tarn como protagonista y el caserío de Albi al fondo.
El segundo plato fuerte, ya en la jornada de tarde y tras la comida en un restaurante muy próximo a Rodez, tuvo como escenario la preciosísima población de Conques y su abadía de Sainte-Foy, auténtica imprescindible en cualquier tratado o guía de románico y uno de los enclaves jacobeos más importantes del país vecino.
En Conques, como no podía ser de otra manera, su espectacular portada occidental acaparó buena parte de nuestro tiempo, desgranando cada detalle tanto plástico como iconográfico de su sensacional tímpano.
Por supuesto, su interior, así como el Museo del Tesoro anejo, una de las colecciones de orfebrería y arte suntuarias medievales más importantes de Europa, también obtuvo su cuota de protagonismo.
El sábado día 22 dedicamos la mañana entera a la ciudad de Toulouse, iniciando nuestro recorrido urbano por la basílica de Saint Sernin, monumental y fotogénica como pocas en lo arquitectónico, pero también interesantísima en cuanto a lo escultórico se refiere, y como Conques, con su grado de parentesco con nuestro románico tanto por su enfoque jacobeo como por la participación del conocido como Maestro de las Platerías de Santiago de Compostela.
En el exterior, primero paramos para observar su cabecera románica con girola, transepto y capillas radiales. A continuación centramos nuestra atención en las puertas meridionales de los Condes y Mediavilla con su importantísima escultura de comienzos del siglo XII.
Desde Saint Sernin y en dirección sur, nos dirigimos a la icónica Place du Capitole, símbolo tolosano por excelencia para descansar y tomar un refrigerio.
A continuación nos adentrarnos en otro de esos edificios sin parangón en la historia de la arquitectura medieval, como es el convento de los Jacobinos y su famosa "columna-palmera" que delimita sus dos naves sosteniendo sus vertiginosas bóvedas de crucería nervada. Además pudimos disfrutar de su claustro y de la sala capitular.
Desde allí, tras asomarnos a los famosos canales que rodean a la ciudad, visitamos la catedral de San Etienne, que muchas veces debido a su situación algo más al sur del cogollo monumental, suele pasar desapercibida para muchos visitantes pese a su notable interés, como pudimos comprobar.
Tras la comida, en algo menos de una hora nos desplazamos hasta otro de los platos fuertes de nuestro itinerario: otro de esos lugares cuyo nombre resuena en la mente de cualquier aficionado al románico: nos referimos a la Abadía de Saint Pierre de Moissac.
Y a Moissac hay que dedicarle tiempo, como así hicimos, empezando por su espectacular claustro románico, de los mejores, si no el mejor del románico francés pese a su deterioro y en el que los capiteles figurados parecen no tener fin. A continuación accedimos a la iglesia abacial, reformada ya en gótico pero con obras de arte mueble de gran interés.
Y como colofón, su magnífica portada sur con ese impresionante tímpano y su personaje más conocido: el profeta Jeremías que da la bienvenida en el parteluz. Quizás uno de los personajes más fotografiados del románico.
Desde Moissac, en una horita corta acompañados casi durante todo el trayecto por un exuberante arco iris, regresamos la hotel para cenar y descansar.
La jornada final, domingo, salimos de Toulouse en dirección a la frontera española aprovechamos ese trayecto final occitano para acercarnos a otro monumento especialmente llamativo del románico francés y quizás no tan famoso como otros como es la iglesia de Sainte Marie de Rieux-Minervois, del que muy pocos habían oído hablar pero que difícilmente se irá de nuestra memoria y nuestras retinas.
Se trata de una iglesia de planta centralizada muy poco común y cuyo interior, interesantísimo en lo arquitectónico, cuenta con el valor añadido de conservar uno de los capiteles más famosos del ya citado Maestro de Cabestany, concretamente una Asunción de la Virgen en una mandorla, iconografía poco habitual en el románico.
Desde allí, continuamos nuestro viaje de retorno para, tras comer en un restaurante de la fronteriza localidad de La Jonquera, llegar a la estación del AVE y embarcar todos juntos en dirección a Madrid.
Muchas gracias por acompañarnos.