Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Románico en Ourense y la Ribera Sacra. 24, 25 y 26/06/22
Entre el viernes día 24 y el domingo 26 de junio tuvo lugar la II edición del Viaje Guiado ARTEGUIAS "La Ciudad de Ourense y los Monasterios Románicos de la Ribeira Sacra", una ruta que ya realizamos siete años atrás y que nos trasladó a uno de esos lugares emblemáticos de nuestra geografía en los que parece imposible encontrar una mejor conjunción entre románico y pasaje.
Puntuales como de costumbre, el viernes salimos desde el madrileño Paseo de Moret (frente al Intercambiador de Moncloa) para, a través de la autovía A6 y con las paradas técnicas preceptivas, llegar a tierras gallegas para comer en la preciosa villa de Allariz, más concretamente en un encantador restaurante situado frente a la iglesia románica de Santiago, la cual sirvió para ir calentando nuestras cámaras fotográficas de cara a lo que estaba por venir.
El primer monumento de la ruta propiamente dicha fue la iglesia de Santa Mariña de Augas Santas, una monumental construcción que contrasta llamativamente con la pequeña aldea en que se asienta, declarada conjunto histórico y que constituye uno de los enclaves de mayor sabor y tipismo de Galicia.
En Augas Santas tuvimos ocasión de comentar su preciosa cabecera, su fachada occidental y, sobre todo, su interior, con una serie de particularidades arquitectónicas que la emparentan con la catedral compostelana.
Desde Augas Santas, tras una parada técnica y a través de las típicas carreteras gallegas tan verdes como curvilíneas, nos adentramos propiamente en la Ribeira Sacra para conocer el Monasterio de San Pedro de Rocas, uno de los más antiguos establecimientos cenobíticos documentados en Galicia.
En San Pedro de Rocas, divididos en dos grupos por cuestiones de espacio, visitamos tanto la iglesia rupestre excavada en la roca como el Centro de Interpretación habilitado en la casa rectoral contigua. Ya desde allí, todos juntos, descendimos hasta la famosa Fuente de San Benito situada en un paraje boscoso de gran belleza.
Finalizando la tarde, regresamos a nuestro hotel de las cercanías de Ourense para repartir las habitaciones, cenar y descansar de cara a la interesante jornada que nos aguardaba.
La mañana del sábado la iniciamos visitando el Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, enclavado en un entorno espectacular literalmente colgado sobre los cañones abancalados que caen vertiginosamente sobre las aguas del río Sil. Tan escarpado es su emplazamiento que, para poder llegar a él, es necesario fletar un microbús.
Una vez en el monasterio, nos detuvimos en su fachada occidental presidido por un original rosetón, en su cabecera y, por supuesto, en su interior, donde llamó la atención su verticalidad que rompe con ciertos tópicos falsos que tienden a asignarse al románico.
Por último, atravesando una preciosa portada románica, accedimos a su claustro, ya de cronología posterior pero integrado de tal manera en el entorno que en absoluto desmerece.
Tras regresar a nuestro autobús, continuamos paralelos a las aguas del Sil por una carretera de espectacular trazado hasta llegar al Mirador das Cabezoás, balcón privilegiado sobre los cañones y una de las imágenes que no faltan en ningún folleto promocional de la Ribeira Sacra.
Para terminar las visitas matutinas, llegamos a otro de los lugares emblemáticos de la zona como es el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy convertido en lujoso Parador de Turismo en el que, antes de continuar con la explicación aprovechamos para hacer la parada técnica sentados en las mesas de su cafetería, dispuestas en uno de sus claustros.
La visita al conjunto monumental la empezamos por la iglesia abacial, donde, como no podía ser de otra manera, todos los focos se centraron en el relieve escultórico con el apostolado procedente más que probablemente de un tímpano.
A continuación, tras comentar también su cabecera, finalizamos la visita recorriendo sus claustros, con especial atención al claustro de los Obispos, uno de los más antiguos de Galicia.
Tras la comida en la localidad de Luintra, nos dirigimos a la ciudad de Ourense, a cuya visita dedicamos íntegramente la jornada de tarde, aprovechando la Plaza del Campo para introducir, con la ayuda de nuestra guía oficial, la historia de la ciudad.
Desde ahí, atravesando una animadísima Plaza Mayor debido a que la ciudad se encontraba en fiestas, llegamos al plato fuerte de la tarde, que no era otro que la Catedral, una de las mejores no solo del románico gallego, sino de toda la Península.
Comentados algunos aspectos arquitectónicos, buena parte de la visita la absorbió el recientemente rehabilitado Pórtico do Paraíso, una preciosa secuela del famoso Pórtico de la Gloria compostelano del Maestro Mateo.
Tras ello, visitamos las diferentes capillas de la seo orensana para acabar en el pequeño pero interesantísimo Museo Diocesano habilitado en un espacio abierto a la nave sur, donde se conservan piezas de enorme valor.
Tras un tiempo de libre disposición para tomar un refrigerio, ascendimos a la parte alta de la ciudad para conocer el claustro de San Francisco, un precioso claustro gótico de estética muy románica que suele pasar desapercibido para muchos visitantes y que sorprendió a todos nuestros amigos por la variedad y la originalidad de su iconografía.
De vuelta al centro de la ciudad y ya camino del autobús, no podíamos dejar de hacer una parada frente a las Burgas, uno de los símbolos de Ourense y cuyas aguas, como algún valiente pudo comprobar, brotan a altísimas temperaturas.
Por último, la jornada de domingo abandonamos tierras ourensanas y la dedicamos íntegramente a la Ribeira Sacra Lucense, cambiando el río Sil por el Miño, donde la primera parada fue el Monasterio de Santo Estevo de Ribas do Miño, accesible a pie a través de una agradable carretera que serpentea entre bosques y viñedos.
En Santo Estevo buena parte de la explicación se centró en su portada románica, de sabor mateano y cuya escultura ha dado a lugar a diferentes interpretaciones.
A continuación nos adentramos en el Concejo de Pantón para conocer el Monasterio de Santa María y el Divino Salvador de Ferreira, único de nuestra ruta aún en activo ya que está habitado por una comunidad de monjas cistercienses.
En él, pudimos saborear su preciosa cabecera tanto al exterior como al interior cuajada de escultura figurada y posteriormente, tras visitar su claustro ya renacentista, pudimos pasar por la tienda para, quien así lo deseó, adquirir algunos de los afamados dulces que realizan las monjas.
Para terminar el programa de visitas y muy cerca de Ferreira de Pantón visitamos otro monasterio, esta vez más pequeño en dimensiones y que hoy, exclaustrado, funciona como templo parroquial. Nos referimos a San Miguel de Eiré, donde de nuevo el repertorio escultórico no nos permitió dar tregua a nuestras cámaras fotográficas.
Antes de iniciar nuestro viaje de regreso, comimos en una agradable pulpería de Monforte de Lemos que, junto al conjunto de monumentos visitados durante el fin de semana, nos dejó un inmejorable sabor de boca.
Muchas gracias a todos por acompañarnos.