Viajes guiados
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Crónica e imágenes del Viaje Guiado por El Camino del Cid en Soria, el 11/09/10

Puntualmente, la expedición con más de medio centenar de acompañantes partió desde la madrileña Plaza de Castilla al encuentro de las tierras sorianas del Cid. Se apreciaba que el verano no quiere dejarnos y el día soleado estaba garantizado.

Después una parada para desayunar en Santo Tomé del Puerto, y tras contextualizar histórica y artísticamente la ruta que nos esperaba durante la jornada, llegamos dentro del horario previsto a la localidad de San Esteban de Gormaz, inmersa en plenas fiestas patronales. En el pórtico de la Iglesia de Nuestra Señora del Rivero, nos recibió Ana Hernando, directora de Turismo del municipio, quien a su vez, nos presentó a Don Fortunato, párroco de la localidad y profundo conocedor de la historia sanestebeña.

Visitando la iglesia de la Virgen del Rivero en San Esteban de Gormaz

En la Iglesia del Rivero, las explicaciones se centraron sobre todo en el pórtico sur, uno de los más interesantes y primitivos del románico castellano y desde el cual, se aprecian nítidamente los menguados restos del castillo de San Esteban, que si bien hoy se reducen a unos pequeños lienzos ruinosos, en origen fue una plaza de enorme relevancia durante la Reconquista.

Explicaciones sobre la iconografía de los capiteles en la iglesia de la Virgen del Rivero, en San Esteban de Gormaz

Un agradable paseo por las calles de la localidad nos condujo desde la Iglesia de Nuestra Señora del Rivero a la de San Miguel, en cuya galería porticada no pasó desapercibido el canecillo fechado que confirma su muy primitiva datación, la cual nos confirma a San Miguel como la primera galería porticada del románico español junto a la vecina del Rivero y a la de San Salvador de Sepúlveda.

Un breve recorrido de veinte minutos, siempre con la inmensa fortaleza califal de Gormaz saludándonos desde el horizonte, nos condujo a la insigne ciudad episcopal de El Burgo de Osma, donde tras visitar el interior de su catedral gótica, llegamos a la zona claustral, donde centraríamos el interés de la visita ya que en él, se conservan los escasos restos de la que sería primitiva catedral románica.

Admirando la escultura románica de la sala capitular de la catedral de Burgo de Osma

Verdadera sensación entre los visitantes causó la enorme calidad de los arcos que daban acceso a la sala capitular, donde el Segundo Maestro de Silos dejó plasmado un interesantísimo repertorio basado en el bestiario, lo cual nos permitió fantasear acerca de la inmensa riqueza que poseería el claustro antes de su reforma, seguramente, a tenor de lo conservado, a la misma altura de Silos.

La visita a la catedral de Osma tuvo un magnífico colofón con el sepulcro de San Pedro de Osma y las interesantísimas explicaciones acerca del Beato de la catedral, una de cuyas ediciones facsímiles allí se exponen.

El grupo ante la fachada sur de la catedral de Burgo de Osma

Desde El Burgo de Osma nos desplazamos hacia Casillas de Berlanga para recuperar fuerzas en el restaurante San Baudelio, donde pudimos disfrutar de un cordero asado magníficamente preparado.

Frente a la ermita de San Baudelio de Berlanga

A escasos dos kilómetros de Casillas se encuentra la singularísima ermita de San Baudelio, sin duda, uno de los puntos culminantes del viaje. Se trata de un edificio que al exterior destaca por su sencillez, pero una vez en el interior, a nadie deja indiferente. Las explicaciones acerca de la ermita se concentraron en dos aspectos principales: en primer lugar, el más que que discutido origen y finalidad de un edificio cargado de misterio; y en segundo, en el riquísimo programa pictórico que adornaba sus muros y que, pese al expolio sufrido, es aún interpretable gracias tanto a los restos que permanecen in situ, como a las improntas que han quedado marcadas en sus lienzos.

San Baudelio fue uno de los lugares más admirados y comentados del viaje

Antes de regresar al autobús camino de nuestro último destino, los más intrépidos tuvieron la ocasión, provistos de linternas, de adentrarse en la cueva accesible desde el interior del templo, pudiendo comprobar de primera mano las sacrificadas condiciones en que vivieron los eremitas que, diez siglos atrás, eligieron este aislado enclave como lugar de retiro espiritual.

Tras acompañarnos visualmente durante gran parte de nuestro recorrido por tierras sorianas, la alcazaba califal de Gormaz constituyó la última etapa del viaje guiado. Sin embargo, antes de ascender a él, aún nos quedaba un plato fuerte que degustar en la ermita de San Miguel de Gormaz, un modesto edificio ignorado durante años hasta que, hace algo más de una década, fueron descubiertas unas interesantísimas pinturas murales recientemente restauradas y acondicionadas para la visita. En el interior de la ermita, y con el apoyo de una interesante proyección audiovisual, pudimos interpretar el programa iconográfico y comprobar sus enormes semejanzas con las de la vecina San Baudelio.

Precioso atardecer en la fortaleza de Gormaz

Como dignísimo colofón a una jornada inolvidable, ascendimos a la impresionante alcazaba califal que corona el cerro sobre el que se asienta la pequeña pero celebérrima localidad de Gormaz. Allí, ya con los rayos del sol del atardecer cayendo sobre la inmensa llanura soriana, pudimos disfrutar de un agradable paseo por el interior de su perímetro murado, comprendiendo perfectamente por qué dicho enclave fue tan preciado por cristianos y musulmanes en tiempos de la Reconquista ya que, desde sus atalayas, eran perfectamente reconocibles parajes tan alejados como el Cañón del Río Lobos, el Moncayo e, incluso, la silueta del castillo de Atienza. En definitiva, todo un paraíso para los aficionados a la fotografía.

Romántica estampa del castillo de Gormaz

Desde Gormaz, y tras una breve parada en Ayllón para estirar las piernas, emprendimos viaje de regreso hasta Madrid.


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