Crónica e imágenes del Viaje Guiado por el pintoresco Valle del Tiétar, el 7 de octubre de 2017
El pasado sábado día 7 de octubre tuvo lugar la primera edición del Viaje Guiado ARTEGUIAS titulado "Ruta bajomedieval por el pintoresco Valle del Tiétar"; cuyo itinerario nos llevó a conocer el sector meridional de la provincia de Ávila, un territorio al sur de la Sierra de Gredos salpicado de interesantísimas localidades cargadas de historia y enclavadas todas ellas en un entorno natural, climático y paisajístico casi único.
Desde la Plaza de España de Madrid partió puntual el autobús en dirección suroeste, encarando la carretera M-501 también conocida como "carretera de los pantanos" y que nos condujo directamente al corazón del Valle del Tiétar.
La primera visita de la jornada tuvo como escenario el castillo de La Adrada, situado en la parte más elevada de esta populosa localidad de eminente carácter vacacional.
Allí, tras las pertinentes instrucciones de su guía responsable Juani, iniciamos la visita por sus diferentes estancias, llamando principalmente la atención de la concurrencia los restos de un monumental templo bajomedieval ubicado dentro del recinto fortificado y sobre cuyo posible origen tuvimos la ocasión de exponer las diversas teorías existentes.
A continuación, ascendimos por los adarves de la muralla hasta desembocar en el piso superior de su elegante patio, en cuyas estancias además de una interesante colección de estelas, ha sido habilitado un curioso centro de interpretación del valle.
Desde La Adrada, continuamos la ruta valle arriba hasta llegar a su principal población, Arenas de San Pedro, donde dispusimos de un tiempo de libre disposición para tomar un refrigerio antes de comenzar la visita.
De la mano de su guía oficial Virginia, comenzamos nuestro recorrido por Arenas de San Pedro por su castillo llamado "de la Triste Condesa", escenario más que idóneo para introducir históricamente los avatares de la población y del propio castillo.
A continuación nos acercamos a su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción; un edificio de lo más recio y sobrio al exterior pero que las líneas góticas de su interior depararon una agradable sorpresa a los asistentes.
Desde el templo parroquial, accedimos a su casco histórico primitivo para visitar la Fuente de la Nava, la pintoresca Plaza del Canchal y, por supuesto, el fotogénico puente medieval llamado de Aquelcabos, desde donde regresamos a la trasera del castillo para ser recogidos por el autobús y poner rumbo al restaurante.
Desde Arenas de San Pedro en pocos minutos llegamos al complejo turístico habilitado en torno a las Cuevas del Águila, muy cerca de Ramacastañas, donde disfrutamos de una reconfortante comida antes de continuar nuestra ruta.
A escasos metros del restaurante, accedimos a las majestuosas Cuevas del Águila, donde tras las pertinentes instrucciones de visita por parte del guía y una breve introducción sobre el descubrimiento de las mismas, accedimos a su galería principal, cuya visión nos dejó a todos literalmente boquiabiertos.
A través de un recorrido perfectamente iluminado y balizado, fuimos recorriendo los diferentes ambientes de la cueva, deleitándonos con la visión de las cientos de estalactitas, estalagmitas y caprichosas formas que las filtraciones acuosas han ido dibujando y componiendo sobre el material calizo de la gruta.
Desde las Cuevas del Águila, nos dirigimos hasta la última localidad de la ruta, que no era otra que Mombeltrán, cuyo castillo nos saludó ya desde su espectacular emplazamiento desde el mismo autobús.
A la entrada del castillo nos recibió Álvaro, guía habilitado por la familia propietaria de la fortaleza y con quien realizamos un interesantísimo recorrido histórico a través de sus diferentes estancias, teniendo incluso la oportunidad los más valientes de ascender a sus adarves visitables.
En Mombeltrán, tras visitar su castillo, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar su magnífica iglesia parroquial de San Juan Bautista, a la que nos acercamos en un agradable paseo por las calles de la población y en la que, como en Arenas de San Pedro, su sobrio exterior contrasta con la sólida elegancia gótica de su interior, que también causó sensación entre nuestros acompañantes.
Finalizada la visita, regresamos al autobús para emprender camino a Madrid, donde llegamos dentro del horario previsto tras la consabida parada técnica a mitad de camino.
Muchas gracias a todos los asistentes por acompañarnos y hasta una próxima ocasión.