Crónica e imágenes del Viaje Guiado a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, el 11/03/17
El pasado sábado día 11 de marzo tuvo lugar una nueva edición del Viaje Guiado ARTEGUIAS titulado "Confluencia de culturas en el románico de la Villa y Tierra de Sepúlveda"; un itinerario de los muchos que ofrece la provincia de Segovia y que, en este caso, dio a conocer a los asistentes varias de las parroquias medievales más relevantes de la villa de Sepúlveda y de algunas de sus aldeas colindantes.
Tal y como estaba programado y con una maravillosa climatología primaveral bastante impropia para estas fechas, salimos de Madrid desde la Plaza de Castilla, aprovechando el viaje de ida para contextualizar histórica y artísticamente los destinos que nos esperaban.
Tras la parada técnica de rigor en una cafetería de Cerezo de Abajo, entramos ya en materia visitando en primer lugar la iglesia de la Natividad de Sotillo, una de las muchas aldeas que desde la Edad Media conformaban la Tierra de Sepúlveda.
Nos esperaba en Sotillo Don Fernando, amabilísimo y siempre servicial párroco de Sepúlveda y de numerosas aldeas de su entorno, quien nos abrió el templo para empezar la visita por su interior.
A continuación, salimos al exterior para, tras comentar su genuina portada polilobulada, centrarnos en la variadísima escultura que adorna su ábside, ante la cual, fuimos poco a poco desgranando su iconografía.
Apenas en diez minutos desde Sotillo, llegamos a uno de los platos fuertes de la jornada, que no era otro que la visita a la iglesia de la Asunción de Duratón, uno de los templos más fotogénicos e interesantes del románico segoviano.
En Duratón comenzamos también la visita por su interior para, a continuación, recrearnos en su maravillosa galería porticada, que lucía especialmente bella y luminosa con ese sol de mediodía. Ante ella, tuvimos igualmente la oportunidad de ir comentando capitel a capitel, canecillo a canecillo, cada una de las escenas esculpidas, todo ello sin dar tregua a nuestras cámaras fotográficas.
Tras una última observación panorámica con el fin de apreciarla desde cada uno de sus ángulos y tras hacer referencia brevemente a la necrópolis conservada en un solar adyacente, regresamos al autobús para poner rumbo a San Pedro de Gaíllos.
En San Pedro de Gaíllos, por supuesto, antes de acceder al restaurante en el que teníamos prevista la comida, no podíamos dejar pasar la oportunidad de comentar el ábside y la galería porticada románica de su iglesia parroquial.
Tras disfrutar de una agradable comida típicamente segoviana, la jornada de tarde se centró exclusivamente en Sepúlveda: cabeza de esa Comunidad de Villa y Tierra por la que transcurrió la matinal del itinerario.
En la tantas veces fotografiada Plaza Mayor de Sepúlveda nos esperaba Ana, guía oficial de la villa, con quien tras una detallada introducción histórica, iniciamos un recorrido al encuentro de sus principales monumentos.
El primero de ellos fue la antigua parroquia de San Justo y San Pastor, en la actualidad convertida en el Museo de los Fueros de Sepúlveda. Se trata de un templo que al exterior apenas llama la atención pero que, una vez dentro, además de las piezas allí expuestas, destaca por la calidad de sus capiteles y por la existencia de una pequeña cripta.
Tras ella, nos desplazamos a través de las callejas medievales de la villa para desembocar en uno de los extremos de la misma, donde se yergue majestuosa la Iglesia de la Virgen de la Peña, otra fantástica construcción románica que conserva una de las portadas más interesantes del románico castellano.
A la salida del templo nos acercamos al mirador adyacente para contemplar desde él parte de las famosas Hoces del Río Duratón, las cuales determinan en buena parte el desarrollo urbanístico sepulvedano.
Como dignísimo colofón a nuestra visita, ascendimos por las empinadas calles del casco histórico hasta llegar a la parte más alta de la villa, donde se levanta inconfundible la más antigua de las parroquias de Sepúlveda y, para la mayoría de especialistas, del románico castellano: la iglesia del Salvador.
En ella, tras identificar la inscripción de su ábside y admirar su galería porticada, pudimos constatar ya en el interior la magnificencia de la obra, que por sus proporciones constituye uno más de los muchos ejemplos que desmontan ese falso tópico de que el románico es un estilo oscuro y tendente a la horizontalidad.
Acaba la visita, descendimos de nuevo hasta la Plaza Mayor para, antes de regresar al autobús para volver a Madrid, dejar un rato de libre disposición por las cafeterías y tiendas de la población.
Dado el interés suscitado y con el fin de que ninguna de las personas interesadas en este se quedase sin hacerlo por falta de plazas, repetiremos este mismo viaje guiado el sábado día 1 de abril. Muchas gracias a todos por vuestra compañía.