Crónica e imágenes del Viaje Guiado por el románico rural de la 'Soria Mágica', el 10/06/17
El pasado sábado día 10 de junio y bajo el título "Románico Rural en la Soria Mágica" tuvo lugar un nuevo Viaje Guiado de ARTEGUIAS, un itinerario que cumplía nada menos que su carta edición viniendo a refrendar así el interés que entre aficionados a la historia y al arte medieval ha suscitado siempre la preciosa provincia de Soria.
Tal y como estaba programado, la expedición partió desde la Plaza de Castilla a las 8:30 para, tras una parada técnica a la altura de Boceguillas y las pertinentes explicaciones introductorias durante el trayecto, llegar a nuestro primer destino temático: la población de Castillejo de Robledo, enclavada justo en los límite provinciales entre Segovia, Burgos y Soria.
Castillejo es una pequeña población que rezuma arte, historia y leyenda por sus cuatro costados. Más allá de que haya sido identificada como posible escenario del relevante pasaje cidiano de la Afrenta de Corpes; conserva Castillejo dos monumentos de interés esencial como son los restos de su castillo, atribuido a los caballeros templarios y su iglesia parroquial.
Así, a nuestra llegada, el autobús nos dejó en un lugar estratégico que nos permitió en un pequeño paseo bordear la pequeña mota sobre la que se elevan los restos del castillo, dándonos la oportunidad de admirarlo desde prácticamente sus cuatro puntos cardinales.
A continuación, el grueso de la explicación se centró en su completísima iglesia tardorrománica, especialmente en su armónico ábside, en su portada ligeramente apuntada y, como no podía ser de otra forma, en su bien conservado interior, donde el dragón pictórico desplegado a lo largo de su arco triunfal no dejó indiferente a nadie.
Desde Castillejo de Robledo nos dirigimos hacia el este para, ya en el corazón de la provincia y desde la propia ciudad de El Burgo de Osma, remontar las aguas del río Ucero al encuentro de su principal afluente el Río Lobos, en cuyo cañón se ubica una de las construcciones medievales más fotogénicas, enigmáticas y que mayor halo de misterio encierran de toda España como es la ermita de San Bartolomé.
De esta manera, tras un cómodo y ameno paseo de unos quince minutos desde el parking habilitado para autobuses, llegamos frente a la ermita, ubicada en un paraje tan sumamente espectacular que nuestros acompañantes apenas dieron tregua a sus máquinas fotográficas.
Allí, tras visitar la cueva situada a sus espaldas y desde la que es posible captar encuadres de lo más evocadores, nos centramos en la ermita tratando de explicar tanto sus posibles orígenes, sus diversas connotaciones simbólicas y enigmáticas y, por supuesto, sus particularidades arquitectónicas y escultóricas.
Además, después de varios años cerrada al público por desavenencias y falta de acuerdo entre Junta y Obispado, de un tiempo a esta parte ha reabierto sus puertas, lo cual nos permitió acceder a su interior tal y como estaba programado.
De regreso al autobús, un cortísimo trayecto nos condujo al restaurante situado a la misma entrada del cañón del río Lobos en el que teníamos reservada la comida.
La jornada de tarde y desafiando las altísimas temperaturas casi más propias de pleno verano que de esta primavera, reemprendimos la ruta visitando el castillo de Ucero, recientemente consolidado y también cargado de resonancias míticas tanto por su relación con los caballeros templarios, como por sus inquietantes gárgolas que tuvimos la ocasión de comentar con detenimiento.
Tras recorrer los diferentes espacios de la fortaleza, descendimos de nuevo hacia el autobús para dirigirnos al último punto de interés de la jornada: la antigua villa de Calatañazor, una localidad en la que parece haberse detenido el tiempo desde época medieval y en cuyo entorno tiende a contextualizarse la última batalla del célebre caudillo árabe Almanzor.
Así, tras aparcar a la entrada de la villa y comentar brevemente la ermita de la Soledad, ascendimos por su sugestiva calle principal hasta llegar a su iglesia parroquial de Santa María del Castillo, de origen románica y ampliamente modificada en época tardogótica.
Tras ello, nos acercamos al pequeño espacio presidido por un busto de Almanzor para, desde ahí, pasando frente a su rollo jurisdiccional gótico, llegar a lo que queda en pie de su histórico castillo, desde el cual además se vislumbran amplísimas panorámicas de lo que ha venido siendo denominado "el campo de la sangre" por sus míticas y también históricas resonancias bélicas medievales.
Finalizada la visita y tras un rato de libre disposición para refrescarnos y hacer unas compras quien así lo deseó, regresamos de nuevo al autobús para emprender viaje de regreso a Madrid, donde llegamos según el horario previsto.
Muchísimas gracias a todos por vuestra compañía y hasta una próxima ocasión.