Crónica e imágenes del Viaje Guiado a la ciudad de Toledo, el 24/01/15
El pasado sábado día 24 de enero tuvo lugar la primera visita guiada de ARTEGUIAS del año 2015, la cual nos llevó a la milenaria ciudad de Toledo para abordar la tercera edición de la ruta "Toledo, Ciudad de las Tres Culturas y las Cinco Artes Medievales".
Pese a la fría aunque soleada mañana invernal, la expedición partió puntual desde la madrileña Glorieta de Puerta de Toledo para, apenas en una hora, llegar a la Ciudad Imperial, adentrándonos en su corazón monumental a través de la antigua Puerta de Bisagra.
En el barrio del Arrabal, tras un breve receso para tomar un reconfortante café en las cafeterías del entorno, recibimos a Margarita Ruiz, guía oficial de Toledo que, como en otras ocasiones en que hemos visitado la ciudad, nos acompañaría a lo largo de nuestro itinerario.
El primer monumento al que nos acercamos fue la iglesia de Santiago del Arrabal, una de las muchísimas parroquias con que contaría el Toledo medieval y que, por sus características y dimensiones, suele ser popularmente conocida como "La Catedral del Mudéjar"
Tras explicar detenidamente tanto sus interesantes fachadas como su elegante interior, iniciamos un breve ascenso que nos condujo ante la Mezquita de Bib-al-Mardum, también conocida como del Cristo de la Luz.
Esta modesta construcción en cuanto a dimensiones constituye uno de las escasas mezquitas toledanas llegadas más o menos íntegras a nuestros días, y es que, tras la conquista cristiana, fue convertida en iglesia añadiéndosele una cabecera mudéjar pero respetándose su primitiva estructura.
De esta manera, en un mismo espacio pudimos disfrutar tanto de las características y peculiaridades de un pequeño edificio de culto islámico; como de una cabecera plenamente cristiana mudéjar que, como valor añadido, conserva parte de las pinturas murales de estética tardorrománica que adornaban su cabecera.
En los propios jardines del Cristo de la Luz aprovechamos además para asomarnos a la Puerta del Sol, desde cuyo mirador resultó mucho más sencillo comprender desde los distintos cinturones defensivos que protegieron a la urbe toledana a lo largo de los siglos, como su mucho más reciente expansión urbana.
Desde la mezquita de Bib al Mardum y en un agradable paseo a través de sus intrincadas callejuelas, llegamos por fin al que estaba destinado a ser uno de los platos fuertes de la jornada, que no era otro que la grandiosa Catedral Primada de Toledo.
Accedimos a la catedral por una de sus puertas meridionales y, una vez dentro, tras una pequeña introducción, fuimos recorriendo sus naves desde los pies hasta la cabecera, donde además de recrearnos en su celebérrimo transparente, aprovechamos para explicar tanto las influencias árabes apreciables en las tribunas del transepto, como las peculiaridades de las bóvedas de crucería de la girola.
Por último, tras asomarnos a la sacristía para admirar la incomparable colección de obras de El Greco, salimos de la catedral por su llamada Puerta del Reloj, quizás la más interesante del conjunto y cuyas particularidades iconográficas aprovechamos para comentar antes de iniciar camino hacia el restaurante.
Tras la comida y animados por un sol que por fin parecía calentar, nos dirigimos, previo paso por la fachada de la iglesia de San Ildefonso, hacia la antigua parroquia de San Román, la cual acoge en la actualidad el Museo de los Concilios.
Esta iglesia, quizás por no ser de las más conocidas de la monumental Toledo, fue probablemente la que mayor sensación causó entre los asistentes, y es que en ella, además de una interesantísima colección de piezas visigodas, ha sobrevivido uno de los conjuntos pictóricos medievales más relevantes de la ciudad.
Desde San Román, a través de las sinuosas callejas de la Judería, llegamos a la Sinagoga del Tránsito; una de las dos construcciones de culto hebraico conservadas en Toledo y que alberga en la actualidad el Museo Sefardí.
En su interior, tuvimos la oportunidad de conocer la historia de la convivencia entre las tres culturas en la ciudad, la agitada biografía de su fundador Samuel Ha Leví y, por supuesto, cómo las particularidades de la liturgia judía determinaron una construcción de esa naturaleza en Toledo.
Finalizada la visita a los monumentos previstos y cuando ya empezaba a oscurecer, nos encaminamos hacia el entorno de la iglesia de San Juan de los Reyes para, en su zona comercial adyacente, aprovechar para tomar un refrigerio y hacer las compras de rigor antes de descender hacia el autobús a través del fotogénico y legendario Puente de San Martín.