Crónica e imágenes del Viaje Guiado: Esplendor y Color en el arte medieval de Toro, el 19/02/22
El sábado día 19 de febrero tuvo lugar el Viaje Guiado ARTEGUIAS "Luz y Color en el Arte Medieval de Toro", una visita que parecía resistirse debido a sucesivos aplazamientos debidos a la coyuntura sanitaria y que, por fin, fue posible llevar a cabo entre mucha expectación. Tal es así que, dado el interés suscitado y a fin de que nadie se quede sin disfrutarlo, repetiremos en una segunda edición el próximo día 5 de marzo. Los grandes protagonistas de nuestras visitas fueron el románico, el mudéjar y el gótico.
Así, tal y como estaba establecido, la expedición partió de la Glorieta de Cristo Rey para, en poco más de dos horas y con la parada técnica obligatoria a la altura de Medina del Campo, llegar a la preciosa ciudad de Toro, que nos recibió con un clima fresco pero soleado y luminoso.
Nuestro autocar nos dejó en el casco antiguo de la localidad, justo a los pies de su alcázar, donde realizamos una breve introducción al contexto histórico de la ciudad. A continuación, nos dirigimos al precioso mirador que, desde el casco urbano, permite observar magníficas panorámicas de la vega del Duero.
Por aquello de empezar fuerte, nuestra primera visita tuvo como escenario su magnífica Colegiata, una de las joyas del románico español, desde cuya plaza adyacente se pueden disfrutar de una preciosa y más que fotogénica perspectiva de su cabecera y su cimborrio, el cual tuvimos ocasión de explicar al detalle comparándolo con sus homólogos de Salamanca y Zamora.
Tras explicar arquitectura y escultura de su cabecera, nos dirigimos a su portada meridional, la más románica en estilo aunque cronológicamente avanzada, donde nos deleitamos con la preciosa arquivolta de los ancianos músicos del Apocalipsis.
Por la propia puerta sur accedimos al interior de la Colegiata, dirigiéndonos a uno de los lugares más esperados de la jornada, que no era otro que la suntuosa Portada de la Majestad, una obra cumbre del románico español y cuyo desarrollo iconográfico comentamos al detalle.
Antes de abandonar la colegiata, aprovechamos para recorrer
sus naves, admirar el cimborrio desde el interior y comentar algunos de
sus capiteles, también interesantísimos.
Finalizada la visita a la Colegiata iniciamos nuestro recorrido por varias
de las parroquias medievales toresanas, algunas de ellas ciertamente interesantes
pero que quedan injustamente eclipsadas y al margen de las rutas turísticas.
La primera de ella fue la de San Lorenzo el Real, construcción mudéjar (o románico de ladrillo) preciosa al exterior y en cuyo restaurado interior se conservan magníficos sepulcros además de restos de pinturas murales en el ábside.
Desde San Lorenzo retomamos la principal arteria toresana para, en la misma Plaza Mayor, acceder a la iglesia del Santo Sepulcro, un templo que es una auténtica sorpresa ya que su anodino exterior contrasta con su precioso e insospechado espacio interior y su cabecera de triple ábside.
Antes de acercarnos al restaurante comentamos el edificio del Ayuntamiento y la icónica Torre del Reloj, levantada sobre el primitivo recinto amurallado del que aún se observa algún resto por la ciudad.
Tras la comida en un céntrico y acogedor restaurante justo enfrente de la Colegiata, retomamos nuestra ruta por las antiguas parroquias toresanas por la iglesia de San Salvador de los Caballeros, cuyo exterior nos sirvió para presentar la articulación propia del mudéjar toresano, y en su interior, convertida en un pequeño Museo de Escultura, deleitarnos con varias piezas procedentes de esta y otras iglesias medievales desaparecidas.
Desde San Salvador y pasando frente a las ruinas de la también mudéjar iglesia de San Pedro del Olmo, desembocamos en la última de las iglesias urbanas de la ruta, dedicada a San Sebastián de los Caballeros.
Esta iglesia, algo más tardía que las demás, resulta de ineludible visita al conservar en su interior varios ciclos pictóricos góticos de gran interés procedentes del convento de Santa Clara en un magnífico estado de conservación.
Para finalizar, tras una parada técnica para recuperar fuerzas en las cafeterías de la calle Corredera, nos recogió el autobús para, antes de iniciar nuestro viaje de regreso a Madrid, visitar una última sorpresa a modo de guinda del pastel.
Y es que la Ermita de Santa María de la Vega o del Cristo de las Batallas se encuentra a un par de kilómetros del casco urbano toresano, en un encantador paraje con vistas a la Colegiata y al primitivo burgo medieval.
Ya con las luces del atardecer, la ermita lucía preciosa, y decimos ermita porque tiene esa categoría, pero se trata de una de las construcciones más bellas y mejor conservadas del mudéjar toresano.
Ya desde la Vega emprendimos viaje de retorno a Madrid, donde llegamos dentro del horario previsto. Muchas gracias por acompañarnos.