Crónica e imágenes del Viaje Guiado por el románico del Valle de Mena el 29 y 30/04/17
El pasado fin de semana del 29 y 30 de mayo tuvo lugar la 2ª edición del Viaje Guiado ARTEGUIAS titulado "El enigmático románico del Valle de Mena"; una visita que, dado el enorme interés suscitado tras la primera edición del octubre pasado, repetimos íntegro el itinerario por el Valle de Mena y varios templos próximos y estilísticamente emparentados de las merindades adyacentes.
De esta manera, tal y como estaba previsto, el autobús salió desde la Plaza de Castilla para, tras una primera parte del viaje muy lluviosa y una parada técnica a la altura de Lerma, llegar pasado mediodía a nuestro primer destino temático de la ruta: Almendres.
Perteneciente a la Merindad de Cuesta Urria, Almendres es una minúscula aldea en la que tan solo habita de manera continuada una familia; la cual, amabilísima como siempre, ejerció de anfitriona con el grupo facilitándonos el acceso a su iglesia parroquial.
Sin embargo, el principal atractivo de la iglesia de San Millán Abad de Almendres se concentra en su exterior, concretamente en su portada meridional, en la que fue tallada a finales del siglo XII un rico y enigmático repertorio escultórico que sirvió de aperitivo perfecto para el resto de iglesias que nos aguardaban durante los dos días de visita.
Desde Almendres, en apenas quince minutos llegamos a Medina de Pomar, localidad más populosa de Las Merindades en la que nos esperaba una reconfortante comida de cara a cargar pilas para la jornada de tarde.
Después de comer, en apenas otros quince minutos llegamos a Butrera, minúscula aldea de la Merindad de Sotoscueva cuyo acceso es tan sumamente estrecho que el autobús debe aparcar a un kilómetro del casco urbano; lo cual nos permitió dar un agradable paseo entre praderías y acompañados por el rumor de las aguas del río Trema hasta llegar a nuestro objetivo.
La iglesia de Santa María de la Antigua de Butrera estaba llamada a ser uno de los puntos fuertes de la jornada y no defraudó, ya que se trata de una de las construcciones románicas más completas del norte de Burgos, conservando al exterior ábside y portada; y al interior, además de una personalísima planimetría, un fantástico frontal de altar dedicado a la Adoración de los Magos.
Tras no dar tregua a nuestras cámaras dada la inigualable fotogenia de la iglesia de Butrera, desandamos a continuación el camino hacia el autobús para retomar rumbo norte y acercarnos, tras una breve parada técnica en un área de servicio del entorno, a nuestro último destino del sábado: Bercedo.
Situado en un paraje de lo más despejado, Bercedo, perteneciente ya a la Merindad de Montija, constituye el punto de entrada al Valle de Mena propiamente dicho, lo cual, unido a que su iglesia conserva varios restos románicos de interés, tenía que ser visita ineludible de este viaje.
Pese a las reformas que modificaron en parte su aspecto original, la iglesia de San Miguel de Bercedo conserva una encantadora portada románica que nos evocó de inmediato a la ya conocida durante la jornada matinal en Almendres; portadas ambas cargadas de simbolismo que enlazaron perfectamente con lo que nos quedaba por visitar al día siguiente ya en el corazón del Valle de Mena.
Desde Bercedo, en apenas tres cuartos de hora llegamos a nuestro hotel de Bilbao para hacer noche, aunque nos consta que fueron varios los viajeros que no desaprovecharon la oportunidad, dado el céntrico emplazamiento del hotel, de acercarse a varios de los lugares más renombrados de la capital vizcaína como el Guggenheim o el Casco Viejo.
La mañana del domingo amaneció con una climatología de lo más cambiante en la que tan pronto caía un chaparrón como salía un sol de mayo que ya comienza a calentar. Así, tal y como estaba previsto, desde Bilbao nos dirigimos al valle burgalés de Mena a disfrutar de sus iglesias.
La primera de todas fue la de San Pelayo de Ayega, la gran desconocida del románico menés por situarse en un apartado valle secundario y de difícil acceso, pero que hizo las delicias de todos los asistentes por su emplazamiento y por el curiosísimo tímpano que conserva.
Desde San Pelayo nos dirigimos de nuevo a Villasana, capital del valle, con intención de hacer la consabida parada técnica de la mañana, sin embargo, estando en Villasana, pese a que su iglesia apenas presenta interés arquitectónico alguno, no podíamos dejar de visitar dos interesantes piezas que alberga en su interior, principalmente un frontal de altar de la Epifanía hermano casi gemelo del admirado el día anterior en la iglesia de Butrera.
Desde Villasana, regresamos al autobús para visitar de manera consecutiva las tres iglesias de mayor renombre del Valle de Mena, empezando en primer lugar por la de San Lorenzo de Vallejo; una construcción destacable tanto en lo arquitectónico como, sobre todo, en lo escultórico.
En Vallejo, tras comentar la escultura de su ábside, cargada de simbolismo, nos desplazamos a la fachada occidental para exponer al detalle el programa desplegado en sus arquivoltas, acabando la visita en su suntuoso interior, tan monumental que parece casi impropio de una pequeña aldea.
En apenas cinco kilómetros desde Vallejo, llegamos a la iglesia de Santa María de Siones, quizás la más conocida y fotografiada no solo del propio valle, sino de todo el románico del norte de Burgos.
En Siones, sin despreciar para nada su armónico y fotogénico exterior, el grueso de las explicaciones se concentraron en su interior tanto por la variadísima decoración de su figuración escultórica, como sobretodo, por esos dos altarcillos o ciborios auxiliares concebidos con fines litúrgicos y que, pese a existir algún paralelismo, resultan tan exóticos.
Finalizada la visita a Siones, aún quedaba un último enclave de interés por visitar como es la iglesia de El Vigo, la cual, arquitectónicamente irrelevante, presenta como elemento que hace ineludible su visita un precioso tímpano románico en el que fue representado el ciclo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Desde El Vigo descendimos de nuevo a Villasana de Mena para comer en uno de sus afamados mesones y, a continuación, tras despedirnos de Jorge, emprender viaje de regreso a Madrid, a donde llegamos dentro del horario previsto tras las reglamentarias paradas técnicas.
Muchas gracias a todos por vuestra compañía y hasta una próxima ocasión.