Ermita de Quintanilla de Las Viñas, Burgos
Introducción y ubicación
La ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas es una de las grandes joyas de la arquitectura prerrománica española (declarada Monumento Nacional en 1929) y un edificio misterioso que ha dado pie a todo tipo de teorías sobre su autoría y datación.
Se encuentra en medio de un bello paraje, en un valle aislado entre farallones calizos y completamente exento de cualquier otro edificio, en una de las comarcas de mayor sabor histórico de España, La Tierra de Lara, muy cerca de lugares tan emblemáticos como los monasterios de Santo Domingo de Silos, San Pedro de Arlanza y la ciudad medieval de Covarrubias.
Este territorio fue civilizado desde tiempo inmemorial y se sabe de asentamientos celtibéricos en toda la zona, además de la existencia de la ciudad romana de Nova Augusta, que se cree que se asentaba sobre la actual Lara de los Infantes.
De hecho la ermita de Quintanilla puede estar construida sobe el solar de una villa romana.
Teorías sobre la fecha de construcción
Desde su "descubrimiento" a comienzos del pasado siglo, diversos críticos y especialistas se han ocupado de ella de manera intensa gracias a su calidad y relevancia. Sin embargo, pronto se formaron dos grupos:
Por otro lado, la existencia de los bloques que analizaremos a continuación con las inscripciones de "SOL" y "LUNA" además de plantas sagradas y ciertos animales ha llevado a algunos a considerar la ermita de Quintanilla de las Viñas como un templo no católico, sino propio de otras creencias del Cristianismo primitivos, como el Arrianismo, el Gnosticismo o el Maniqueísmo.
De todos estos misterios e hipótesis nos ocuparemos al final. De momento nos contentaremos con conocer la realidad actual del monumento.
Descripción del templo
Lo que hoy vemos en una pequeña parte del templo original que tenía una planta de tres naves con un pórtico de ingreso a los pies flanqueado por dos habitaciones independientes, un transepto con dos cámaras en los extremos y un ábside de planta rectangular. Todo ello con unas dimensiones amplísimas para la/s época/s en que se fecha.
El interior del templo, debió estar muy compartimentado, como suele suceder en los templos prerrománicos españoles y que tiene que ver con el complejo rito hispánico de celebración de la misa.
Desgraciadamente, las naves debieron desplomarse en el siglo XIV y actualmente sólo se conserva sólo la cabecera de planta rectangular y el transepto, habiéndose cerrado con un muro hecho de sillares de la ruina el espacio occidental.
La construcción se llevó a cabo mediante grandísimos sillares de caliza y arenisca colocados a hueso (sin ningún tipo de argamasa, al modo visigodo) y de dos colores distintos: uno más claro que el otro.
Exterior
La cabecera de sillería tiene tres frisos corridos esculpidos de parecida anchura. Los dos inferiores no sólo decoran el ábside sino que continúan por los muros orientales de los brazos del transepto. Sin embargo, el friso superior sólo ocupa el centro del testero.
Estos frisos le otorgan a la Ermita de Quintanilla de las Viñas una vistosidad y elegancia extraordinarias.
El friso inferior tiene como protagonistas los elementos vegetales: róleos dobles continuos que rodean hojas y racimos.
El del medio presenta medallones con aves variadas (quizás perdices, pavos reales y otras) además de grandes flores de seis pétalos y tres misteriosos monogramas con las siguientes letras:
Que han servido para diversas interpretaciones y de ese modo apoyar o rebatir las distintas teorías sobre su filiación y datación.
El superior se centra, sobre todo, en cuadrúpedos: leones, leopardos, toros y grifos.
Interior
En la actualidad se penetra al templo por una pequeña puerta abierta en el lado oriental del brazo sur del transepto. La sensación que embarga es de estrechez puesto que el espacio que vemos es el del transepto y el ábside por lo que nuestra mirada rápidamente se dirige a este lugar.
Y es que el arco triunfal de Quintanilla de las Viñas es el más perfecto de la arquitectura prerrománica española. Su perfil es de herradura de peralte al modo visigodo con el extradós e intradós de los salmeres de distinto perfil (también al modo visigótico). Las dovelas están decoradas con un friso de gran similitud a los vistos en el exterior del ábside: a base de palmetas, racimos y aves.
Encima de la clave hay un bloque de piedra tallado que pasa un tanto desapercibido por la penumbra existente. Se trata de Jesús (lleva nimbo crucífero) en actitud de bendecir.
El arco apoya primeramente sobre sendos bloques de sillares y éstos sobre unas estructuras prismáticas cuyos frentes muestran dos excepcionales relieves:
Debajo, dos fustes sin capitel romanos reaprovechados ayudan a soportar el peso.
Se sabe que antes de la restauración del siglo XX existían fragmentos de una bóveda vaída para cubrir el ábside aunque lo que hoy tenemos es una techumbre de madera moderna. El muro del testero es plano con una ventana en el centro de medio punto. La mesa del altar bajo este vano está soportado por un capitel romano de acarreo.Existen otros dos bloques tallados descontextualizados, que se han interpretado como piezas que no se pudieron colocar en el lugar asignado por la interrupción súbita de la obra, o bien fruto del derrumbe. En este sentido se ha opinado que pudiera pertenecer al arco toral de comunicación entre la nave central y el transepto:
Aún había dos bloque más, con sendos personajes que portaban libros y que, seguramente, representarían evangelistas. Estos relieves, que pesaban más de 100 kilogramos, fuero robados hace unos años.
En previsión de que el resto de obras escultóricas del interior siguieran la misma suerte, se han llevado todas ellas al Museo de Burgos.
Los misterios de Quintanilla de Las Viñas
¿Fecha de construcción?
La teoría tradicionalmente más aceptada es que Quintanilla de las Viñas es una obra visigoda de finales del siglo VII o comienzos del VIII. Por tanto, estamos ante un templo -posiblemente monástico- construido muy poco antes del derrumbamiento de Reino Visigodo.
No obstante, vamos a enumerar las razones que unos y otros expertos han dado para su datación.
Argumentos a favor de su datación en los siglos IX y X
Argumentos a favor de su filiación visigótica
¿Católica o hereje?
Otra de los misterios que rodean a la ermita de Quintanilla de las Viñas es el de los relieves del Sol y la Luna en el arco triunfal lugar de máximo protagonismo en una iglesia cristianas.
Sobre ello se ha vertido la posibilidad de que se tratase de un templo de un grupo no católico. Los defensores de esta hipótesis se basan en que la España visigoda era todavía muy heterogénea religiosamente y que además de los judíos que profesaban su propia fe, el Cristianismo primitivo tenía vivas muchas tendencias como la arriana o las gnósticas y maniqueas orientales.
En concreto, la representación masculina del sol y femenina de la luna del arco triunfal, además de las uvas y otros elementos, estaría vinculada con cultos maniqueos o gnósticos.
Otros autores descartan esta posibilidad. Es cierto que el sol como divinidad tuvo mucho arraigo en las religiones precristianas, por lo que el mismo cristianismo católico tuvo que desarrollar un proceso de Sincretismo para asociar a Cristo como "Sol de justicia". El propio San Isidoro de Sevilla asocia alegóricamente al Sol como Cristo que ilumina la Iglesia como si fuera la Luna.
Además, en la iconografía cristiana católica del románico es frecuente ver asociado a Jesús con la Luna y el Sol puesto que Cristo es cronocrátor, es decir es el señor del tiempo y de sus ciclos.
En cualquier caso, nada hay seguro pues estamos analizando uno de esos pocos edificios españoles construidos antes de la explosión del románico. Construcciones escasas que siguen dando quebraderos de cabezas a arqueólogos e historiadores por su confuso origen en aquellos "siglos oscuros" de la Alta Edad Media.
Probablemente Quintanilla de las Viñas nunca desentrañará completamente sus secretos. Quizás sea mejor así. De esta manera a su belleza siempre se le sumaran sus encantadores enigmas.