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Guía monumental (arte e historia) de Azpeitia, Guipúzcoa

Azpeitia  
Gupúzcoa
Urola Costa
14.500
80

Introducción a la historia y guía de arte (monumentos y rutas) de Azpeitia, Guipúzcoa

Interior de la iglesia de Loyola, AzpeitiaLa naturaleza en su apogeo se alía con el sabor tradicional de las villas rurales vascas para acoger en su seno a la encantadora localidad de Azpeitia, ubicada a 42 kilómetros de la capital guipuzcoana de San Sebastián, a los pies del monte Izarraitz.

Muchos son los dones por los que Azpeitia es conocida y visitada. Su cercanía al mar, con las bellas playas de Zumaya, compite con la singularidad de su arquitectura popular, al tiempo que la esencia de San Ignacio de Loyola, natural de esta población, parece impregnar cada rincón con una espiritualidad especial.

Esta combinación de elementos, la fusión entre opulencia arquitectónica con la sencillez de los caseríos que inundan en terreno, la alegría del Cantábrico y el recogimiento del peregrinaje en pos del santo, hacen de Azpeitia -la antigua Garmendia de Iraurgui- un sitio excepcional donde expandir los sentidos.

Libro: ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO ROMÁNICOEn esta guía de Azpeitia hemos destacado su arquitectura nobiliaria, la Iglesia de San Sebastián de Soresau, el Hospital y Ermita de la Madalena, la Ermita de Olatz y el emblemático Santuario de Loyola, entre otros lugares.

Arquitectura nobiliaria

Las calles que recorren en casco histórico de Azpeitia dejan a su vera un recorrido arquitectónico de gran interés, con hermosas casonas medievales que atestiguan la gloria y opulencia de esta ciudad en el pasado.

Destaca por su belleza y porte aristocrático la casa Altuna, con su estructura típica mudéjar, o la casa Anchieta, construida en el siglo XVI por orden de Juan de Anchieta, músico de la corte de los Reyes Católicos.

El recorrido sigue por la casa torre de Emparán, levantada en 1320 como residencia de una noble familia y reconstruida a mediados del siglo XVI. No lejos de aquí se encuentra la casa Basozabal o Etxe Zahar que, edificada entre los siglos XIV y XV, pasa por ser la construcción civil original más antigua del lugar. El Ayuntamiento, situado en una casona del siglo XVIII, es otro ejemplo arquitectónico de interés.

Iglesia de San Sebastián de Soresu

La visita a Azpeitia está inevitablemente ligada al paso de San Ignacio de Loyola por aquí, y son muchos los edificios que llevan la impronta del santo. Ese es el caso de esta iglesia, que conserva en su interior la pila bautismal en la que el santo recibió el primer bautismo.

El templo cuenta con otros atractivos, siendo un destacado ejemplo del gótico vasco, a pesar de que su fachada plateresca, del siglo XVIII, obra de Ventura Rodríguez. El retablo barroco del altar mayor o la capilla de la Soledad, con su delicada cúpula de casetones, son otras de las joyas del lugar.

Hospital y Ermita de la Madalena

La huella de San Ignacio continúa en el antiguo hospital, construcción del siglo XIV donde residió el santo durante tres meses allá por el año 1535.

Junto al hospital puede verse la pequeña ermita de la Madalena, donde San Ignacio acostumbraba a predicar los principios del cristianismo entre los azpeitianos más jóvenes.

Ermita de Olatz

Otro de los puntos clave de peregrinaje para los devotos del santo, esta antiquísima ermita, construida en el siglo XII, se ubica a las afueras de la localidad, en medio de los verdes prados que circundan Azpeitia, y según dice la tradición, era uno de los lugares predilectos de San Ignacio para meditar y practicar la oración.

Aquí se conserva la valiosa talla de Nuestra Señora de Olatz, muy venerada por el santo y por sus seguidores. Junto a la ermita puede visitarse además la tumba de Dolores R. Sopeña, cristiana de pro dedicada a predicar la vida y obra del santo.

Para los no creyentes, la ermita ofrece otros atractivos de interés, como la magnífica panorámica del valle de Loyola que desde aquí puede verse.

Santuario de Loyola

Santuario de Loyola, en Azpeitia, GuipúzcoaEl punto neurálgico de los seguidores de San Ignacio es esta impresionante basílica del siglo XVII, erigida a las afueras de la ciudad en torno a la casa torre donde nació en santo en 1941.

Obra maestra del barroco guipuzcoano, esta basílica impresiona por sus colosales dimensiones, su equilibrio y el cuidado de la proporción en todas sus formas. Su creador, el arquitecto italiano Carlo Fontana, fue discípulo de Bernini, uno de los escultores más afamados del barroco italiano.

La basílica seduce a creyentes y ateos con su elegante ordenación del espacio, que se distribuye bajo una gran cúpula con linternilla por donde entra un haz de luz que ilumina el espacio, resaltando el contraste cromático entre los mármoles grises y rosados que predominan en el edificio.

La gran plaza y jardines que rodean el santuario se llenan de colorido cada 31 de julio, onomástica del Santo y fecha en que comienzan las fiestas patronales de la villa.

Junto a los jardines se mantiene en pie el caserío de Éguibar, broche de oro que cierra la ruta azpeitiana de San Ignacio, y que al parecer fue hogar del santo durante su infancia.

Museo del Ferrocarril

A parte del aura de espiritualidad que rodea Azpeitia en relación a la vida y obra de San Ignacio y de la belleza de su arquitectura, la localidad cuenta con otros focos de interés, como este paradigmático museo, ubicado en la antigua estación de ferrocarril.

Entre raíles, monos de trabajo, documentos, fotografías y los más pintorescos trenes, el museo cuenta en su haber con cinco locomotoras de vapor, que aún hoy ofrecen encantadores paseos por los alrededores al son de su trepidante sirena.


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