Andaluz, Soria. Iglesia de San Miguel Arcángel
Introducción
Andaluz
es una localidad soriana que pertenece a Berlanga de Duero. Es una
pequeña aldea de 25 habitantes, situada a más de 900
metros de altura sobre el nivel del mar.
La aparente modestia de esta aldea no debe hacernos pensar que siempre fue así, puesto que Andaluz fue una de las primeras localidades sorianas repobladas por los cristianos en estas legendarias tierras de frontera entre cristianos y musulmanes. Su importancia estratégica fue grande pues es uno de los lugares por donde se cruzaba el río Duero. Todavía hoy se conserva un puente medieval sobre su cauce.
Andaluz ya es citada en el año 1040 y tiene el honor se ser la primer población soriana en recibir fuero -en 1089- por el conde Gonzalo Núñez de Lara (durante el reinado de Alfonso VI de León y Castilla), constituyéndose en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra durante la Edad Media.
La iglesia de San Miguel Arcángel
La
iglesia parroquial de Andaluz está dedicada al arcángel
San Miguel. Se trata de uno de los templos de origen románico
más antiguos de Soria, pues está datado, como veremos,
en el año 1114.
El cuerpo de la nave y la cabecera fueron reconstruidos en tiempos posteriores, quedando del primitivo templo románico sólo la galería porticada y la puerta situada en el muro sur.
Gracias a una completa restauración acometida
en 1992, esta iglesia muestra espléndidamente sus encantos
románicos, además de haber realizado un estudio completo
del templo, del que se sabe que tenía un ábside semicircular.
En dichas obras también se recuperaron capiteles de la galería
que se exponen en un museo lapidario del interior.
Puerta
Indudablemente,
la puerta es de las mejores del románico rural soriano. Tiene
monumentales dimensiones con cinco arquivoltas semicirculares muy
abocinadas, donde alternan baquetones con otras de aristas vivas,
combinación empleada en el románico pleno del Camino
de Santiago.
El guardapolvos y dos cenefas que acompañan
a las arquivoltas planas muestran el típico taqueado jaqués,
que vuelve a vincular esta puerta con las grandes construcciones
del románico pleno.
Los apoyos son las jambas y dos pares de columnas, cuyos capiteles tienen cestas vegetales y parejas de leones mordiendo una cabeza humana.
En los extremos de la enjutas hay dos bajorrelieves
muy interesantes, pues se representaron a un león y a un
grifo, como guardianes del templo.
Junto al relieve del león hay una muy relevante inscripción que nos informa de la advocación original del templo, el nombre del artífice y la fecha de realización.
"IN NOMINE D(OM)INI N(OST)RI IN HONOR(E) EX MICAEL ARCANGEL ERA MC QUINCUAGENA II SUBPIIANUS ME FECIT".
Galería porticada
La galería porticada es de parecida estampa
a la de Aguilera, siendo del mismo estilo estético y posiblemente
obra del mismo taller, de fecha muy posterior al resto del templo,
probablemente a comienzos del XIII como se puede comprobar en algunos
capiteles vegetales con hojarasca ya gótica.
Originalmente, el pórtico rodeó las tres fachadas del templo, menos la cabecera. Sospechamos que esta circunstancia, que es remarcada por muchos como una cosa casi excepcional debió ser bastante más frecuente de lo que se supone. Lo que ocurre es que, con los siglos, la mayoría de estos pórticos fueron muy mutilados, cegados o, incluso, eliminados completamente.
La parte mejor conservada es la del muro sur que tiene un amplio vano de entrada más ocho arcos de medio punto -seis a un lado y dos al otro- sobre columnas sencillas y otras de fuste cuádruple. Todos los capiteles de este tramo de la galería son de variados y expresivos motivos vegetales.
Del tramo occidental del pórtico quedan un par de arcos y el rebanco del resto. El único capitel superviviente muestra una escena figurada donde un hombre sujeta a dos cuadrúpedos por sus patas, quizás intentando representar al "Señor de los animales" que tan frecuentemente aparece en la escultura románica y que, en ocasiones, se confunde con el episodio bíblico de Daniel en el foso de los leones.
Como indicamos anteriormente, las obras de restauración de 1992 permitieron recuperar los capiteles del tramo oeste. Se exponen precisamente en el tramo cegado occidental, que se habilitó como un museo lapidario.
Los capiteles de este lapidario son de iconografía variada. Aparecen esculpidos algunos animales como aves, cabras rampantes, también un Maiestas Domini, una pareja de caballeros ataviados al modo de la época, un centauro sagitario con arco, parejas de arpías, etc.
Por último, diremos que hay unos pocos canecillos historiados in situ y otros pocos en el lapidario.
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