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Iglesia del Hospital de San Juan de Acre de Navarrete, La Rioja

Introducción
Iglesia del Hospital de San Juan de Acre de Navarrete: restos conservados en el cementerioSituada en tierras riojanas y atravesada por el Camino de Santiago, la villa de Navarrete se emplaza a unos 10 kilómetros al oeste de Logroño, constituyendo un punto intermedio entre la ciudad capital y la histórica población de Nájera.

Los escasos restos aún reconocibles del antiguo hospital de San Juan de Acre, en su ubicación original, excavados y puestos en valor hace pocos años, se localizan a las afueras de la población, concretamente a unos 700 metros al este del casco urbano en dirección Logroño.

Sin embargo, los vestigios más relevantes y que a nosotros más nos van a interesar del antiguo hospital de San Juan de Acre se encuentran hoy formando parte de los muros del cementerio municipal de Navarrete, donde fueron trasladados a finales del siglo XIX con el fin de ser rescatados ante la inminente ruina que amenazaba a la construcción medieval.

Breve aproximación histórica

Preciosos capiteles vegetales de uno de los ventanales conservadosLa villa de Navarrete, cuyo topónimo nos evoca inconfundiblemente su relación con las vecinas tierras navarras, sería fundada -o al menos revitalizada- hacia el último tercio del siglo XII como respuesta a la necesidad de los monarcas castellanos de asegurar sus fronteras con los reinos vecinos, así como por su interés en dotar de cierta infraestructura a la vía jacobea entre Logroño y Nájera.

Por ello, hacia 1170, el rey castellano Alfonso VIII en su afán por proteger las fronteras del reino, insta a fortificar varios puntos estratégicos en torno al río Ebro, entre ellos, la actual villa de Navarrete, cuya primitiva población, beneficiada con ventajosos fueros y privilegios concedidos en 1192, se asentaría al abrigo del entonces convenientemente amurallado cerro Tedeón.

Los orígenes de San Juan de Acre hay que remontarlos al año 1185, cuando María Teresa Ramírez, viuda de Fortún Baztán y madre del futuro obispo de Osma Martín de Baztán, cede unas tierras de su propiedad para erigir una fundación monástica que, muy poco después, pasaría a funcionar como complejo hospitalario y asistencial para peregrinos al amparo de caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Óculo sobre la puertaLa llamativa advocación de San Juan de Acre se debe precisamente como evocación a la ciudad en la que la Orden de Malta asentó su sede y erigió un gran hospital una vez que, tras la conquista de Jerusalén por parte de Saladino, abandonó la mítica fortaleza del Crac de los Caballeros.

Durante su época de relativo esplendor entre siglos XIII y XIV el complejo hospitalario de Navarrete sería una más de las numerosas infraestructuras de asistencia y auxilio al peregrino que jalonarían la ruta jacobea, quedando constatado que, a partir del siglo XV, entraría en un profundo declive al quedar inutilizada su planta superior y verse obligado a reducir su capacidad de atención a tan solo tres camas.

Ya en el siglo XIX, tras la Desamortización de Mendizábal, lo que quedaba del hospital quedaría definitivamente abandonado, iniciándose una progresiva ruina de la que, por fortuna, pudo salvarse su portada y algunas de sus ventanas al ser trasladadas en 1887 por obra del arquitecto Luis Barrón al cementerio de la localidad. El montante total de dicho traslado ascendió entonces a poco más de 13.000 pesetas.

El edificio original

Puerta en el cementerio: Hospital de San Juan de Acre de NavarreteSituadas, como ha quedado dicho, a algo menos de un kilómetro al este del casco urbano dentro de los terrenos de una de las numerosas instalaciones bodegueras existentes en la localidad; las menguadas ruinas del edificio original, sometidas recientemente a obras de estudio y puesta en valor, nos han revelado información relevante sobre su apariencia original.

Así, en contra de varias teorías que afirmaban que se trataba de un edificio de triple nave y crucero, se ha podido constatar una vez descubierto todo su perímetro que nos encontramos ante una construcción con planta de cruz griega constituida por una única nave, cabecera poligonal y dos capillas laterales -una a cada lado- a modo de crucero.

Llama poderosamente la atención el grosor de los muros, conformados a base de sillería de buena calidad rellenas de ripio; lo cual, unido a los numerosos arranques de columnas conservados, hacen pensar que sus cubiertas se resolverían mediante abovedamientos pétreos, probablemente de crucería reforzada con nervaduras.

Libro: ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO ROMÁNICOLa portada principal, apreciable hoy en el cementerio y en la que a continuación nos detendremos, se habilitaba en la capilla lateral norte, mientras que los dos ventanales que la flanquean en su nuevo emplazamiento pertenecerían al ábside, el cual, presentaba planimetría poligonal con cuatro paños separados mediante robustos contrafuertes.

Contaba la primitiva iglesia de San Juan de Acre con otras dos puertas más: una al oeste que comunicaría con el edificio asistencial anejo, y otra al sur que daba paso a un husillo por el que, según algunos especialistas, se accedía a una posible torre, y según otros, a una tribuna comunicada con la planta superior del hospital. En cualquier caso, no ha llegado a nosotros vestigio alguno de este edificio auxiliar.

Los restos trasladados al cementerio

Columnas y arquivoltasMás allá de los referidos vestigios conservados in situ, a día de hoy los restos más relevantes del antiguo hospital de San Juan de Acre de Navarrete se encuentran reaprovechados en los muros del cementerio municipal, situado al mismo pie del Camino de Santiago dirección Nájera.

Dichos restos se reducen a la portada principal, a dos de las cuatro ventanas absidiales y a varios vestigios descontextualizados empotrados en los muros del camposanto, los cuales, en parte fueron confeccionados con material de acarreo procedente de la arruinada obra original.

La portada, de gran interés, cuenta con cinco arquivoltas apuntadas que descansan sobre columnas acodilladas rematadas en capiteles decorados y dotados de prominentes cimacios. Las roscas presentan variadas molduraciones a base de baquetones, dientes de sierra y puntas de diamante, signos inequívocos de una cronología tardorrománica que nos anuncia ya un incipiente gótico.

Los capiteles de la portada son en su mayoría de tipo vegetal, apareciendo puntualmente algún motivo figurativo en forma de arpías encapuchadas asomando entre la fronda o, muy erosionada, una escena de lucha entre un jinete y un dragón.

Capiteles de la puertaLos cimacios se resuelven mediante cenefas ornamentales de zarcillos ondulantes de los que surgen brotes vegetales que se acomodan a los meandros que describe el tallo curvilíneo, siendo apreciable tanto en lo estilístico como en lo técnico una depuración muy próxima al gótico.

Uno de los elementos que más personalidad confieren a la portada de San Juan de Acre son las figuras que se acomodan sobre los ábacos justo al arranque de cada arquivolta, distinguiéndose pese a su deterioro una encantadora pareja de ángeles que parecen abrazarse cómplice y tiernamente.

Además, sobre las dovelas clave de cada una de las cinco arquivoltas que definen la portada se aprecian otras tantas figuras esculpidas identificadas como Dios Padre, Cristo en Majestad, un personaje asomando entre ramajes, una figura angélica, y un segundo ángel bicéfalo trompetero.

Sobre el vano de entrada se aprecia un sencillo óculo compuesto por seis anillos entrelazados que componen un bonito entramado estrellado.

Uno de lo ventanales pertenecientes a la cabecera. San Juan de Acre de NavarreteCoronando el piñón triangular que enmarca la portada y sirviendo de pedestal a una moderna cruz fue adaptado el que, sin duda, es uno de los capiteles más interesantes conservados procedentes del hospital.

Se trata de una lucha entre jinetes en el que, uno de ellos, alancea a su adversario a la altura del ombligo, recordando indefectiblemente al celebérrimo capitel del combate entre Roldán y Ferragut existente en el palacio de los Reyes de Navarra de Estella.

También de relevancia son los dos ventanales que flanquean la puerta de ingreso al camposanto, ambos procedentes del ábside del antiguo hospital.

Se configuran ambas ventanas mediante dos arquivoltas de medio punto que apean sobre columnas cilíndricas coronadas por capiteles ornamentados, todo ello con una estética más aparentemente románica que la plasmada en la puerta, donde se adivinan rasgos claramente goticistas.

Al exterior, los capiteles presentan motivos decorativos vegetales de gran naturalismo, a excepción de dos cestas en las que fueron representadas una pareja de arpías encapuchadas y una escena con San Miguel venciendo al dragón.

Capitel con arpías en uno de los ventanalesMucho más interesante es la figuración de los capiteles de estos ventanales si se aprecian desde el interior del recinto cementerial.

En los capiteles dispuestos en el ventanal de la izquierda desde el punto de vista del espectador se distingue una deteriorada escena de un personaje a caballo desquijarando a un león, un segundo jinete identificado como San Jorge acometiendo contra un dragón, un episodio de lucha cuerpo a cuerpo entre dos combatientes que recordaría a la lucha leonesa existentes en varios capiteles del románico español, y por último, un gran mascarón barbado.

En el ventanal del lado opuesto los cuatro capiteles son también figurados, apareciendo una nueva lucha -esta vez a pie- entre un hombre y un dragón, una escena en la que un pastor parece defender con su cayado un cordero víctima de las fauces de un ser de aspecto monstruoso, y por último, ocupando dos cestas consecutivas, un pasaje en el que se aprecian dos pastores que comen y beben ajenos al águila que rapiña uno de sus corderos.

A lo largo de todo el recinto cementerial y en su mayoría empotradas en sus muros interiores sin orden ni concierto aparente, se adivinan varias piezas labradas más procedentes del primitivo hospital.

 

(Autor del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS:
José Manuel Tomé)


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