Guía de la Iglesia románica
de Santa María de
Melide (A Coruña)
Introducción
La iglesia de Santa María es un notable templo románico ubicado a las afueras de la localidad coruñesa de Melide, en pleno Camino de Santiago. En efecto, estamos en un enclave de primer orden pues en esta localidad de unen el Camino Primitivo que parte desde la antigua capital del Reino de Asturias (Oviedo) y el Camino Francés, el más importante y transitado de las vías que llevaban y llevan hasta el gran santuario compostelano.
En casi cualquier época del año, los peregrinos pasan junto al costado meridional de esta iglesia y el encargado de guardar y de guiar a quienes quieren visitar este insigne monumento románico, se ocupa también de sellar la credencial.
La iglesia de Santa María de Melide se encuentra en un casi perfecto estado de conservación, salvo la cornisa con sus canecillos que lamentablemente han desaparecido, siendo el referente románico de esta comarca coruñesa.
Exterior
La iglesia de Santa María de Melide, como es norma casi universal del románico gallego, está construida mediante una cuidada sillería granítica de hiladas muy homogéneas, prácticamente isódoma.
Como corresponde al románico rural, cuenta con una sola nave rectangular de modestas dimensiones que se engarza a una cabecera constituida por un tramo presbiterial rectangular más estrecho que la nave y un ábside semicilíndrico. La orientación es canónica, es decir, la cabecera se encuentra en el extremo oriental del edificio.
Cabecera
Notable en elegancia y en armonía es el ábside de esta iglesia gallega. La estructura se afianza sobre un rebanco de tres niveles. Verticalmente se articula mediante dos gruesas columnas cilíndricas que llegan hasta el alero y de sencilla decoración en sus capiteles. Estas columnas citadas habilitan la existencia de tres paños absidales. En estos paños o calles citadas sólo se practicó un vano de iluminación hacia el interior en la central. Dicho vano está rodeado por una estructura tipo portada con una arquivolta de medio punto rodeada por chambrana y soportada por dos columnillas de capiteles de formas vegetales.
Una ancha cenefa ajedrezada abarca todo el ancho del hemiciclo al nivel del alféizar del ventanal citado, anillando, incluso, las dos columnas. La cornisa emerge prominentemente y es soportada por cenecillos de diversa figuración geométrica.
Portada sur
El templo tiene dos puertas de ingreso, una en el muro meridional y la otra en el occidental.
La puerta sur es poco abocinada y está flanqueada por dos contrafuertesrectangulares y un alero superior. Está estructurada mediante dos arquivoltas semicirculares baquetonadas con decoración exterior superficial de arquillos de medio punto. El guardapolvos es muy original: cilindros o grandes tacos y remate superior también con arquillos formando semicírculos.
Estas arquivoltas envuelven un tímpano que, en la actualidad, se encuentra completamente liso. Es muy frecuente en el románico gallego encontrarnos con tímpanos carentes de escultura, pero hay que pensar que, a buen seguro, cuando las portadas estaban policromadas, existiría algún tipo de imagen pintada como un Cristo en Majestad con el Tetramorfos, una Epifanía u otros pasajes bíblicos relevantes.
Las columnas son cuatro, dos en cada lado. Tres de sus capiteles tienen formas vegetales menos el interior del oeste que lleva dos animales enfrentados. Uno es un cuadrúpedo (seguramente un león) y el otro posee una larga cola rematada en cabeza (probablemente un dragón o una anfisbena) que muerde la testa del felino.
A lo lados de esta puerta hay dos arcosolios con arco apuntado.
Por encima de esta bonita portada no vemos canecillos pues la nave fue rebajada, motivo por el cual adquiere la misma altura que el presbiterio y el ábside.
Portada oeste
La puerta habilitada en el muro oeste parece la principal porque tiene mayor complejidad y dimensiones.
También es bastante curiosa por su acusada ornamentación de tipo geométrica de sus arcos. Tiene dos arquivoltas de finos baquetones y una tercera, la más, exterior que cuenta con una serie de rebajes con casetones rectangulares con diversos ornatos geométricos de lo más extraño. El conjunto está trasdosado por una potente chambrana ajedrezada.
Como en el caso de la puerta sur, aquí también tenemos un tímpano liso, sin relieves escultóricos.
Las columnas son tres parejas. Una de ellas, la interior del lado norte, tiene fuste entorchado. Los capiteles son de canon achaparrado y de hojas vegetales, salvo dos de ellos. Uno muestra una pareja de animales que parece que se encuentran en combate (a pesar de que está muy deteriorado) y el otro dos aves simétricamente esculpidas.
Interior
El interior de esta iglesia de Santa María de Melide nos reserva muy gratas sorpresas. El enlace entre el cuerpo de la nave y la cabecera se resuelve mediante un arco triunfal de medio punto. Interesa uno de los capiteles de las columnas sobre los que se apoya este arco triunfal: un hombre se encuentra en el medio entre dos bestias: a su derecha un cuadrúpedo tipo león y a su izquierda un animal con cabeza de gallos, que podría ser un basilisco, si bien su anatomía no coincide plenamente con la de este animal fabuloso tan habitual en la escultura románica y cuyo simbolismo es claramente demoníaco.
El cascarón de la bóveda de cuarto de esfera tiene pinturas del siglo XVI. Su iconografía es una teofanía con una Santísima Trinidad: aparece el Padre con el Hijo crucificado y por encima la paloma del Espíritu Santo.
En las cuatro esquinas aparecen los símbolos del Tetramorfos. En un friso inferior tenemos a seis apóstoles con sus nombres y atributos. En el arranque de la bóveda de medio cañón aparecen cuatro ángeles con inscripciones.
También es destacable el altar, que es de época románica, cuya decoración frontal se resuelve mediante seis arcos de medio punto, un tanto irregulares en tamaño, con restos importantes de su policromía.
Otros de los elementos interesantes que se conservan en el interior -concretamente en la sacristía añadida al muro septentrional- de la iglesia de Santa María de Melide es la verja de rejería románica que se cerraba a la altura del arco triunfal cuando no se celebraba la liturgia. Se considera que es la única que ha sobrevivido de todo el románico coruñés y gallego. Los herrajes se basan en formas espirales engarzadas a listones verticales.
Por último, añadiremos que en pleno casco urbano de Melide, en la Capilla de San Roque podremos disfrutar de una pequeña pero preciosa portadita románica, procedente de la iglesia de San Pedro que fue destruida en los años cuarenta del siglo XX.