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Torres del Río, Navarra. Iglesia del Santo Sepulcro

Iglesia del Santo Sepulcro de Torres del RíoTorres del Río es una pequeña población del Camino de Santiago en Navarra que se ubica en la depresión de la vega del Río Linares o Codés.

La fama de esta iglesia románica del Santo Sepulcro de Torres del Río viene determinado por ser uno de los templos poligonales de España y de Navarra. También por su belleza y rigurosa calidad constructiva, de magnífica sillería, buenas proporciones y cuidada terminación en todos los detalles.

Frente al templo del Santo Sepulcro nos interrogamos por qué en algunos libros eruditos y no tanto, tildan el románico como un estilo horizontal y pesado. Basta con contemplar esta iglesia desde la fachada principal o, aún mejor, desde su interior, para darnos cuenta que su arquitectura orienta la mirada -a pesar de sus reducidas dimensiones- hacia la verticalidad.

Origen

Torres del Río ha sido atribuida tradicionalmente -como es habitual en las iglesias de planta centralizada- a la Orden del Temple, si bien no hay de ello ninguna prueba documental.

Se sabe que hubo en Torres del Río un monasterio dependiente de Irache, pero tampoco se puede establecer con seguridad un origen monástico de la iglesia.

Capitel interior con representación de leonesActualmente se piensa que pudo ser una construcción de la Orden del Santo Sepulcro y que su arquitectura peculiar evocase el Santo Sepulcro de Jerusalén.

Parece bastante aceptado que el uso de esta iglesia fue principalmente funerario. Su linterna superior se ha asociado con un "faro o linterna de los muertos".

Planta

La planta de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río es la de un octógono ligeramente irregular unido a un ábside de planta semicircular al este y una torre cilíndrica al oeste con escalera embebida.

Exterior

El cuerpo de la iglesia

Si miramos este templo desde el sur, de frente a su portada, observamos el citado sentido ascensional y de gran verticalidad del templo. El cuerpo principal es el de un prisma octogonal dividido en alzado en tres pisos.

Fachada principalEl primero es liso salvo en el segmento de la puerta. El segundo nivel cuenta con arcos apuntados de descarga y cobija dos ventanales flanqueando la cabecera. El cuerpo superior es el más hermoso, con ventanales de arquivoltas sobre columnillas que rodean pequeñas celosías cuya función es iluminar el interior.

Este prisma octogonal está reforzado y embellecido por columnas en los vértices que llegan hasta su alero. Los canecillos de esta cornisa son trilobulados, de influencia musulmana.

La puerta de ingreso se encuentra en el paño meridional. Es muy sencilla y bastante reconstruida como se aprecia en las columnas, cuyos capiteles son lisos.

La linterna

Emergente de este cuerpo principal se encuentra la torrecita superior que reproduce, en pequeño y de forma simplificada, los volúmenes y formas del cuerpo inferior. Es otro prisma de base octogonal, dividido en tres niveles por cenefas. En los lados correspondientes a los puntos cardinales se abre un ventanal. También tiene columnitas en las aristas.

La función de esta torrecita o linterna parece que es doble. Se mantenía encendido un fuego en su interior que permitía ser avistada desde largas distancias por los peregrinos.

Iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río desde el este. En primer término, el ábsidePor otro lado, esta llama tenía el valor simbólico de fuego purificador que evoca la aspiración a la Resurrección. Tal era la función de las llamadas "linternas de muertos" que abundaron en los cementerios europeos medievales (especialmente en Francia).

Ábside y escalera

En el costado oriental, como es preceptivo, aparece el ábside que es un tambor semicilíndrico prácticamente liso salvo por una cenefa y un sencillo vano de iluminación en el centro.

En el lateral contrario -el occidental- aparece otro cubo cilíndrico más alto que es la torre con la escalera de caracol que conduce al tejado y al cuerpo superior o linterna. Exteriormente se aprecian algunas aspilleras de iluminación de dicha escalera.

Interior

El cuerpo con forma de prisma octogonal

La entrada por primera vez a la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río genera un impacto inusual incluso para quienes estás acostumbrados a la diversidad del arte románico. Su verticalidad, cuidada construcción y equilibradas líneas logran que su recuerdo sea completamente imborrable.

Alzado del prisma octogonal de la iglesia con el abovedamiento supeior: una imagen imborrableSalvo el muro occidental, donde se abre el ábside del que luego nos ocuparemos, las siete paredes perimetrales restantes repiten la disposición de sus elementos decorativos (cenefas) segmentando los muros en distintos niveles semejantes a los vistos al exterior. También encontramos los mismos ventanales en el cuerpo inferior.

En las esquinas de este cuerpo prismático octogonal se adosaron columnas de las que surgirán unos breves nervios que se encajarán en la estrella de ocho puntos de la bóveda. Las correspondientes al muro del ábside se acortaron y auparon sobre ménsulas ubicadas en las enjutas del arco triunfal. En ellas se esculpieron cabezas de animales, una de las cuales devora a una presa.

Ábside

El ábside se abre al cuerpo octogonal por un arco triunfal apuntado y doblado. Hay que fijarse bien en sus dos capiteles pues su iconografía está muy relacionada con la función funeraria que se le supone a esta iglesia.

En efecto, en uno de ellos aparece la escena del Descendimiento de Cristo, patético momento que representa el dolor de la muerte del Salvador y, en el otro, la Resurrección con las Tres Marías ante el sepulcro vacío, que simboliza la esperanza en la vida eterna y el triunfo sobre la muerte.

Este arco triunfal abre paso a la bóveda de medio cañón apuntado del brevísimo espacio presbiterial que sin solución de continuidad se une con la bóveda de horno del ábside.

En el hemiciclo absidal se abre una ventana con arco doblado de medio punto y gran derrame interior.

La bóveda

Con todo, lo mejor de la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río es su estructura vertical y, en especial, su abovedamiento. La bóveda del cuerpo principal es de evidente raigambre califal, con ocho arcos apuntados que se entrecruzan sin unirse en el centro, de tal modo que se conforma una estrella de ocho puntas que deja en el medio un espacio ochavado que a su vez se cubre con bóveda cupuliforme y sirve de base a la torre o linterna superior.

Libro: ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO ROMÁNICOSe ha relacionado esta peculiar bóveda con la de la iglesia soriana de San Miguel de Almazán. Ciertamente el juego de arcos es similar, aunque en este último caso, el octógono formado no está abovedado.

Hay que fijarse meticulosamente en estos nervios y en sus apoyos. Veremos que dichos nervios surgen por parejas del centro de cada cara del polígono. Entre ellos queda un espacio horadado mediante una celosía que corresponde a la luz de los ventanales exteriores del cuerpo superior. Estas aberturas van coronadas por lo que se viene considerando representaciones de castillos, aunque creemos que se trata de relieves alusivos a la Jerusalén Celestial.

En los citados nervios aparecen pintados los nombres de los Apóstoles, así como un texto alusivo a la autoría de la iglesia: "Me fecit".

Imagen de un Cristo románico

Cristo del interior la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del RíoEn la embocadura del ábside nos encontramos con una muy agradable sorpresa.

Si no nos dejamos embriagar sólo por la sabia arquitectura de la iglesia podremos apreciar una pequeña joya románica (en tamaño pero no en calidad).

Nos referimos al Cristo románico de cuatro clavos y corona que se conserva en perfecto estado. Es posiblemente la "guinda" de una iglesia que se hace inolvidable al viajero amante de este arte.

 


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