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Monasterio de Santa María de Cárdaba (Segovia)

Junto a la carretera que enlaza Pecharromán y Sacramenia (norte de la provincia de Segovia), aparece la humilde estampa de la iglesia que perteneció al antiguo monasterio benedictino de Santa María de Cárdaba, hoy propiedad privada y declarada Monumento Histórico Artístico.

Se sabe que para el año 937 el monasterio ya existía pues es donado por el Conde de Castilla Fernán González al Monasterio de San Pedro de Arlanza. Para 1488 pasa a manos de los cistercienses de Santa María la Real de Sacramenia.

Actualmente, presenta nave con planta de salón y cubierta con bóveda de cañón, unida a la cabecera con presbiterio recto y ábside semicircular, cubiertos con bóveda de semicañón y horno respectivamente.

ÁbsideA primera vista y por el tipo de aparejo se adivina la diferente fábrica de la nave y la cabecera. Los muros de la nave, edificados con grandes sillares, corresponderían a época prerrománica (siglo X), mientras que la cabecera, que se adosaría siglos más tarde, presenta las clásicas formas de una construcción románica tardía (posiblemente de comienzos del XIII).

En la construcción prerrománica sólo hay un vano en la fachada occidental, pues la puerta del muro norte parece moderna. Dicho vano simula un arco de herradura aunque su alteración no permite asegurarlo.

La cabecera románica, de sillería regular pero de menor tamaño que la de la nave, está semienterrada, lo que resta elegancia y envergadura a su construcción. Tiene cuatro columnas con capiteles de motivos geométricos y vegetales de extrema rudeza.

En los tres paños centrales aparecen sendas ventanas de arco de medio punto moldurado por fino baquetón, sin columnas. Todo ello con una chambrana ajedrezada que lo trasdosa.

A la altura de la base de los ventanales corre una imposta también ajedrezada.

La corona de canecillos representa motivos geométricos, cabezas de mamíferos, aves, vegetales, etc., algunos muy deteriorados, pero que comparten la rudeza de los capiteles.

Algún autor ha asociado esta escultura con la de la cercana parroquial de Pecharromán. Un rápido vistazo a los caracteres estilísticos descarta esta suposición. Las tallas de ambas iglesias no comparten los mismos motivos y la talla de Pecharromán es infinitamente de mejor factura. El esquematismo visto en Cárdaba evoca el trabajo de un grupo de artífices locales que desarrollan un trabajo artesanal carente de todo programa iconográfico simbólico, y que cincela motivos abstractos o naturalistas sin ninguna delicadeza. Estas características alejan al templo de Cárdaba del Taller de Fuentidueña, del que Pecharromán es un notable ejemplo.

Muro prerrománico y cabecera románicaComo consecuencia, la cabecera románica de Cárdaba se levantaría posteriormente al desarrollo del taller de Fuentidueña que trabaja al filo del siglo XIII.

Aunque el estado de conservación del templo es bueno, sería de agradecer que se le desenterrase pues por diversas causas se halla hundido en casi dos metros, por lo que la cabecera, elemento más interesante del conjunto, presenta una estampa achaparrada que en ningún caso corresponde con la original.

La visita a Cárdaba permite hacer otras muchas vistar al románico de las comarcas de Fuentidueña y Sacramenia donde el románico es especialmente abudante. (En la imagen superior, un ejemplo: la cercana Ermita de Fuentesoto).

 


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