Guía de la iglesia de Saint-Macaire, Gironde, Aquitania (Francia)
Introducción
Saint
Macaire es una localidad francesa del departamento de Gironda, en
la región de Nueva Aquitania. Su ubicación con respecto
a la vecina ciudad de Burdeos es de unos cincuenta kilómetros
al sureste.
La tradición cuenta que aquí murió San Macario, monje de origen oriental enviado por el obispo San Martín de Tours a evangelizar esta zona todavía paganizada durante el siglo IV.
Varios siglos después, a mediados del siglo XII, se fundó el priorato benedictino de San Salvador (Saint-Sauveur) dependiente de la Abadía de Santa Cruz (Sainte-Croix) de Burdeos. De este momento nos ha llegado la iglesia románica, objeto de este artículo.
Ya en época moderna, durante los siglos XVI al XVIII, Saint-Sauveur de Saint-Macaire pasó a ser propiedad de los jesuitas, convirtiéndose luego en parroquia de la localidad.
En 1840 comenzaron los trabajos de restauración, acometiendo trabajos de urgencia para aligerar el peso provocado por la humedad acumulada sobre las bóvedas de esta antigua iglesia prioral.
Arquitectura de la iglesia de Saint-Sauveur de Saint-Macaire
En el lugar en que ahora se levanta la iglesia románica de Saint-Sauveur de Saint-Macaire debieron asentarse otros templos anteriores de culto cristiano hasta los tiempos remotos del citado santo San Macario.
Pero lo que nos ha llegado en bastante buen estado de conservación es la iglesia románica construida entre los siglos XII y XIII (con la adición del campanario del siglo XV) que incorpora también elementos góticos, como luego analizaremos.
El templo posee una sola nave que se engarza a una cabecera trebolada o triconque. El lugar elegido para su construcción fue un promontorio fortificado, como si fuera una especie acrópolis bajo la que durante la época medieval circulaban las aguas del río Garona, en la actualidad bastante más alejado puesto que ha variado su curso con el paso del tiempo.
Exterior
Cabecera
Al exterior, este edificio románico reserva una primera sorpresa gracias a su espectacular cabecera triconque de tres ábsides, los dos secundarios dispuestos de manera perpendicular al principal y todos ellos de parecido tamaño. Este tipo de cabeceras hay que asociarlas presumiblemente a una forma simbólica de expresar la Santísima Trinidad. No son demasiado habituales en el Románico Internacional, aunque sí en la arquitectura bizantina, algunos prerrománicos y también en algunos templos del Románico Lombardo.
El ábside oriental es ligeramente poligonal, mientras que tanto el meridional como el septentrional tienen planta semicircular. Verticalmente se articulan mediante columnas entregas unidas a pilastras que son rematadas a poca distancia de la cornisa por parejas de columnas geminadas. En algunos de los paños se abrieron ventanales de tipo portada con guardapolvos decorados con pequeños triángulos en forma de pico.
Desde el punto de vista decorativo, esta iglesia muestra algunas relaciones con el románico hispano al disponer de cenefas de taqueado y canecillos de rollos junto a metopas.
Fachada oeste
Otro espacio destacado de esta iglesia es la
fachada occidental que todavía conserva un grupo columnario
románico en la esquina noroeste que hace imaginar que debió
contar con una gran portada románica articulada al modo aquitano
posteriormente convertida en una fachada gótica.
Esta nueva fachada gótica también ha sufrido diversas mutilaciones. Tiene una estructura muy vertical flanqueada por restos de arquerías con arcos trilobulados sobre finas columnas, superados por pequeños gabletes. La portada dispone de un dintel con once apóstoles que han sufrido deterioro de los rostros en alguna de las Guerra de Religión francesas.
El tímpano, de tamaño inferior al previsto, muestra la Parusía o Segunda Venida de Jesús al final de los tiempos, con Cristo como Varón de Dolores, ángeles portadores de instrumentos de la Pasión y dos personajes arrodillados a los lados correspondientes a la Virgen María y a San Juan Evangelista.
Las arquivoltas tienen esculturas de ángeles y la representación de las vírgenes necias y prudentes de una de las más famosas parábolas de Cristo. Bajo dichas arquivoltas hay dos estatuas humanas cuyas cabezas han sido destruidas.
Encima se abrió un rosetón con tracerías plenamente del gótico flamígero.
Fachada norte
en cuanto a la fachada norte, dos son los elementos de interés, por un lado un crismón incrustado en la puerta cegada cuya inscripción expresa la fecha de consagración de un templo anterior de 1040 y la torre campanario hexagonal del siglo XV de formas un tanto achaparradas en relación a otras torres góticas del entorno.
Restos del claustro
Para terminar la descripción del exterior de este monumento hay que añadir que se ha conservado una de las pandas del claustro prioral, concretamente la meridional. Esta formada por el habitual podium sobre el que se yerguen columnas pareadas con capiteles lisos y arcos de medio punto.
Interior
La nave de la iglesia tiene cuatro tramos, uno del siglo XII y tres del siglo XIII, cubiertos con bóvedas de crucería cuatripartita cuyos nervios cruceros se apoyan en haces de cinco columnas escalonadas.
En el interior, estos ábsides románicos llevan una interesantísima arquería mural de arcos de medio punto sobre columnas, cuyos capiteles abordan diversas temáticas. Entre las cuales tenemos:
Las pinturas del ábside central y la bóveda del crucero
Del máximo interés, y lo que ha dado fama a este monumento, es el conjunto de pinturas murales (no son frescos sino que están pintados en seco) de los siglos XIII y XIV (gótico lineal) que se conserva en la citada cabecera, cuya iconografía se inspira en el Apocalipsis de San Juan y en la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine.
En la bóveda de cuarto de esfera del ábside aparecen los cuatro evangelistas junto a tres mandorlas. En la central lo que parece una iconografía conocida como "Trono de Gloria" con el Padre sujetando la cruz del Hijo también tiene elementos comunes con la visión de San Juan al comienzo del Apocalipsis cuando ve a Cristo encargándole escribir dicho libro.
En las otras dos mandorlas aparecen el Cordero con siete cuernos a punto de abrir el libro cerrado con los siete sellos y la propia Parusía con Cristo en el medio rodeado de un nuevo Tetramorfos.
En los plementos de la bóveda de crucería del crucero y en los intradoses de los arcos torales se pintaron acontecimientos más o menos legendarios de San Juan Evangelista como el milagro de la resurrección de Drusiana, su fallido martirio en una caldera hirviendo frente a la Puerta Latina de Roma o el bautismo del sacerdote pagano Aristodemo tras su conversión al presenciar cómo el apóstol bebía una pócima envenenada sin afectarle.
También estas pinturas incluyen hechos vinculados a Santiago el Mayor, Santa Catalina y hasta la representación de la parábola evangélica de las vírgenes necias y prudentes, entre otros temas como la Ascensión de Cristo, etc.