Iglesia románica de San Pedro en Grado del Pico (Segovia)
La
iglesia de San Pedro de Grado del Pico posee una de las galerías
porticadas más interesantes, no sólo de Segovia, sino
de todo el románico porticado español. Sin embargo,
salvo para los amantes de este arte, se trata de un lugar muy poco
conocido.
La visita a Grado de Pico es un viaje a la quietud. Este pueblecito está situado en el extremo de la provincia, en ese vértice que comunica Segovia, Guadalajara y Soria y situada en las estribaciones de la sierra de Pela, una de las comarcas más despobladas y aisladas de ambas Castillas.
La galería porticada de la parroquial de San Pedro, en Grado de Pico, es el elemento románico más occidental de la provincia, y uno de los ejemplos más brillantes pese a encontrarse cegada.
Del
resto de la construcción original no queda mucho debido a
las obras de reconstrucción de los siglos XV y XVI.
Sí es románica la torre campanario de los pies. Se trata de un prisma hecho con buena sillería pero carente de toda decoración. De las cuatros troneras de medio punto, dos de ellas fueron recrecidas siglos más tarde. Los canecillos son de perfil de proa de barco.
También es probable que la parte baja de los muros sea la original pero muy recrecidos en el siglo XV y decorados exteriormente con esgrafiado. La puerta de ingreso al templo es un sencillísimo arco también románico sin apenas decoración.
Galería porticada
La citada galería tiene tres arcos lisos de medio punto y trasdosados por guardapolvos lisos, a cada lado de la puerta de entrada. En las dovelas del arco de ingreso aparecen talladas la idéntica corona de cabezas demoniacas de la puerta de la iglesia, también segoviana, de Pecharromán.
No
es ésta la única coincidencia que relaciona el taller
de Fuentidueña con Grado de Pico, ya que el capitel derecho
del ingreso se decora con un par de grifos con las alas bellamente
desplegadas. La composición y estilo de las bestias coinciden
con varios capiteles pertenecientes a iglesias de este taller, como
San Miguel de Fuentidueña, Cozuelos y la propia parroquial
de Pecharromán.
La desaparición del resto de la iglesia no permite
establecer otras relaciones. Sin embargo, queda claro que la itinerancia
de talleres permite asociar construcciones muy alejadas y previsiblemente
inconexas.
Más
interesante, aún, es el capital izquierdo que representa
una escena de la Epifanía poco común en el románico
castellano. En él se representa a uno de los Reyes Magos
postrándose ante el Niño para besar su pie. Esta escena
es, sin embargo, muy habitual en el románico de las Cinco
Villas Aragonesas que a su vez se inspira en el Liber de Infantia
Salvatoris. Tal influencia, probablemente, haya que explicarla mediante
la conexión entre Soria y Aragón y el papel transmisor
de Silos y la catedral de Burgo de Osma.
Otro interesante capitel muestra dos arpías flanqueando un mascarón grotesco del que salen tallos o serpientes.
Por
último, citaremos otro capitel con una extraña iconografía
que ha provocado diversas interpretaciones entre especialistas.
Al estar la mitad tapada por el cemento, se nos escapa una parte
de la figuración que podría arrojar luz sobre la historia
narrada. En él aparece un personaje antropomorfo pero con
escamas en el cuerpo seguido de una persona con una especie de planta
trifolia parecida a una flor de lis en su mano izquierda. A su derecha
tenemos a otro individuo con un basto en una de las manos que parece
agarrar, con la otra, la grupa de un caballo y que tiene una flecha
atravesada en su cabeza (!). Se ha querido ver en este capitel una
escena juglaresca o circense, aunque nos parece una opción
bastante rebuscada.
No
visible desde el exterior, hay un par de capiteles interesantes
correspondientes a uno de los extremos del pórtico. En ellos
aparecen soldados y tres ángeles con un sepulcro en que reposa
un cadáver. Es más que probale que tales representaciones
tengan relación con la muerte y entierro de Cristo antes
de su Resurrección.
El resto de la galería destaca más por la belleza y armonía de su arquitectura que por la finura de su talla. Los capiteles son vegetales con motivos de piñas, tallos, etc., de cierto esquematismo y que aún podría establecer una nueva relación entre esta iglesia y otro foco románico, el de Guadalajara . Los ábacos se extienden en una imposta corrida de entrelazos muy elegantes.
Como es habitual, encontramos más de una mano en la escultura románica de esta iglesia. Hay una serie de tallas de buena calidad, como la de la Epifanía, los grifos y las arpías, mientras que el resto de capiteles figurados son más rudos, con figuras más estiradas y menos plasticidad en detalles y pliegues, posiblemente en relación con la escultura de la cercana iglesia de Tiermes (Soria) y algunas otras de Guadalajara.