Guía de la iglesia de Santa María de Barberà del Vallès, Barcelona
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Barberà del Vallès es un municipio de la provincia de Barcelona, ubicada en la comarca del Vallès Occidental y está integrada en el Área Metropolitana de Barcelona, localizándose a muy pocos kilómetros al norte de la capital.
Su altitud es de 146 metros sobre el nivel
del mar y, en la actualidad, cuenta este municipio con 33.000
habitantes.
La iglesia de Santa María de Barberà del Vallès es un pequeño templo románico lombardo datado entre los siglos XI y XII, ubicada en el municipio homónimo.
Podemos rastrear el origen de la localidad hasta la Edad Media, pues sabemos que existía en la zona un castillo propiedad del Conde de Barcelona Ramón Borrell.
En el siglo XVIII se constituye el Marquesado de Barberà, que para entonces se ha convertido en una importante zona de paso asociada al Camino Real de Barcelona, y por lo tanto, en una región emergente en la que empiezan a surgir industrias agrícolas y harineras. Sin embargo, su explosión demográfica se producirá en el siglo XIX con la construcción de la línea de ferrocarril a Sabadell y la consecuente llegada de inmigrantes para trabajar en las fábricas.
La iglesia de Santa María
Popularmente conocida como "La Románica", es la más importante de los cuatro monumentos medievales protegidos de Barberà (junto con el Castell, la Torre de Can Altimira y la Torre d'en Gorgs), puesto que alberga uno de los pocos conjuntos pictóricos murales románicos conservados in situ en Cataluña.
Una iglesia primitiva aparece documentada en 1006, posiblemente antecesora de nuestra "Románica", cuya construcción comienza entre 1067 y 1074 y finaliza con su consagración bajo el Obispado de Sant Oleguer (1116-1137), y para 1143 se convierte en iglesia parroquial sufragánea del mismo. Poco después, Ramón Berenguer IV la donará a la Orden del Temple, en su afán por ceder sus posesiones y derechos a las órdenes militares.
Emplazada en un elevamiento del terreno y circundada por el río Ripoll, se encuentra en un enclave defensivo privilegiado.
Arquitectura
Se trata de una construcción de planta de cruz latina con una única nave cubierta por una bóveda de cañón ligeramente apuntada y coronada por un ábside semicircular, rematado a su vez por una bóveda de cuarto de esfera. Los brazos norte y sur del crucero siguen este mismo esquema, también cubiertos por bóvedas de cañón, aunque ahora dispuestas perpendiculares a la nave y cerradas por ábsides semicilíndricos y cuartos de esfera de menor tamaño.
Los muros son de sillarejos medianos, bastante regulares y de tonalidades rojizas, cuya única decoración viene dada por bandas lombardas y pequeños arcos ciegos en la zona de la cabecera.
Sobre el brazo norte del transepto se erige un campanario rectangular dividido en dos cuerpos y coronado por una cubierta piramidal. El inferior continúa con los mismos motivos decorativos de los muros aunque está rematado por un friso serrado, mientras que en el superior se abren aspilleras y ventanas geminadas.
Pinturas murales
Como decíamos, en el interior se conserva uno de los mejores conjuntos murales de todo el románico catalán conservados in situ, que nos permite hacernos una idea bastante precisa de cómo sería un ciclo bíblico completo en el Primer Románico.
Escenas de la infancia de Jesús ocupan todo el ábside central, presidido por un Cristo en Majestad; mientras que en el norte se representa el Descubrimiento y la Exaltación de la Santa Cruz por Santa Elena y el emperador Constantino y en el sur la vida de los santos Pedro y Pablo.
Estos frescos, por su característica forma de representar a los personajes, han sido atribuidos al Maestro de Polinyá, muy activo en la comarca del Vallès en el siglo XI: espalda encorvada, cara ovalada, dedos muy largos, etc.
Las pinturas fueron descubiertas en el año 1919 por el padre Manuel Trens, director del Museo Diocesano de de Barcelona, tras retirar el retablo barroco que presidía el ábside para ser limpiado, puesto que inicialmente se pensaba que eran manchas de humedad. Desde entonces, han sido sometidas a sendos procesos de restauración en los que se han reintegrado las partes desaparecidas tomando como referencia los modelos pictóricos catalanes contemporáneos, si bien se ha aplicado el criterio de distinguibiidad entre los fragmentos originales y los reproducidos.
El propio edificio también ha sido objeto de una profusa restauración para reparar una profunda grieta que dividía el ábside central en dos, así como de prospecciones arqueológicas que han permitido datar el espacio de ocupación desde época romana y han confirmado la existencia de una iglesia prerrománica anterior.
Santa María del Barberà del Vallès fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento Histórico en 1997.