El origen de la iglesia de Santa María de Gracia de la localidad histórica portuguesa de Santarén (Santa Maria da Graça de Santarém en portugués) hay que buscarlo en el año 1380 cuando el Conde de Ourém, Afonso Telo de Menezes manda fundar un convento según la regla de la Orden de San Agustín.

Las obras se desarrollarán durante las últimas dos décadas del siglo XIV pero no finalizarían hasta los comienzos del siglo XV.

Tan largo proceso explica que haya partes del templo que obedecen a una arquitectura perteneciente al gótico flamígero, muy especialmente su espléndida fachada principal.

Arquitectura

La iglesia de Santa Maria da Gracia de Santarén es un templo gótico orientado de tres naves -más ancha y alta la central- que desemboca en una nave de transepto que sobresale considerablemente en planta y una cabecera de tres ábsides poligonales, siendo el central más alto y profundo que los colaterales.

Exterior

Cabecera

Los tres ábsides hemipoligonales cuentan con contrafuertes escarpados en los vértices. Entre ellos aparecen bonitos ventanales muy largos -al modo mendicante- de gran abocinamiento y derrame exterior. Son de arco apuntado y cobijan dos arquillos más finos en su interior junto a un remate trilobulado en su extremo superior.

La cornisa del ábside central se sujeta con unas peculiares ménsulas, mientras que las de los absidiolos lo hacen con canecillos de proa de barco.

Transepto

Los brazos del transepto, como indicamos anteriormente, sobresalen varios metros en la planta. Sus muros de cierre también cuentan con grandes ventanales góticos con arquivoltas sobe cuatro columnillas y tres arquillos más finos con tracerías superiores.

Fachada occidental

La fachada occidental es la parte más espectacular de la iglesia de Santa María de Gracia de Santarén. Corresponde al final del proceso constructivo cuando la arquitectura gótica se encuentra ya en su fase final como es la flamígera.

La portada tiene arquivoltas apuntadas -salvo la exterior que es conopial- a base de boceles y escocias. La exterior lleva cardinas. Otra semeja un tallo ondulante pero tenía tracerías casi pedidas en la actualidad. Tres de ellas son angreladas y aportan una impronta muy ornamentada al conjunto.

Los apoyos son jambas que se moldearon aboceladamente para dar aspecto de columnillas cuyos capiteles llevan dos órdenes de hojas acogolladas.

Una especia de alfiz rodea las arquivoltas y en las enjutas se acumula más decoración: elementos vegetales, arquillos murales trilobulados con círculos tetralobulados y dos figuras estrelladas que contienen en su interior sendos escudos.

Encima de esta bonita puerta se abrió un magnífico rosetón cuyas espectaculares tracerías interiores se esculpieron en un solo bloque de piedra.

En el centro hay un óculo con tracerías bellamente decoradas y que asemeja un sol. De este centro surgen radialmente diez formas de flamas con sus respectivas tracerías interiores. Coronan la estructura exteriormente diez formas trilobuladas más veinte arcos apuntados con tracerías trilobuladas.

Interior

Para acceder al cuerpo de naves desde la puerta occidental hay que bajar por una breve escalera. El aspecto del templo es limpio, armónico y cuidado. Además, se aprecia una gran luminosidad por el encalado de las paredes y porque tanto la nave central como las laterales cuentan con ventanas.

Las naves se separan entre sí por arcos formeros apuntados que gravitan sobre pilares de sección octogonal con cuatro columnas entregas en sus frentes principales.

Hay que decir que las semicolumnas de los lados norte y sur no tienen función puesto que no hay ni arcos fajones ni perpiaños, al cubrirse el templo con armadura de madera. Por eso se construyeron sobre ellas unos pequeños muros menguantes para disimular esta particularidad.

En los capiteles de todas las columnas se esculpieron plantas muy finamente talladas con profusión de empleo del trépano para separar las hojas vegetales de la superficie de la cesta.

No obstante, también hay un pequeño grupo de relieves figurados en las columnas, tanto en las cestas como en los chaflanes de los pilares.

Uno de estos relieves es un "green man" u hombre verde, donde aparece una cabeza humana con tallos vegetales que emergen de las comisuras labiales.

También encontramos una cabeza con barba dividida, un hombre con una especie de gaita, cabezas simiescas y una pareja de ángeles que sujetan un escudo sin tallar.

Los tres ábsides de la cabecera, monumentales y elegantes, muestran los ventanales rasgados que describíamos anteriormente. Los ábside propiamente dichos se cubre con bóvedas de crucería con los nervios coincidentes en clave central. Los tramos presbiteriales también tienen crucería con la particularidad de contar con nervio espinazo.

Hay además en la iglesia de Santa María de Gracia de Santarén varios enterramientos nobiliarios de personajes muy relevantes para la historia de Portugal.

En el brazo meridional del transepto encontramos un sarcófago monumental donde reposan los condes de Viana do Alentejo Pedro de Menezes, nieto del fundador y su esposa Beatriz Coutinho. Reposa sobre ocho leones y la lauda lleva las esculturas yacentes con doseletes góticos junto a sus cabezas.

Los frentes llevan escudos heráldicos y ramas de olivo entre los que se repite la inscripción "Aleo" aludiendo al orgullo del guerrero que en 1415 participó en la conquista de Ceuta y, siendo después gobernador de la ciudad, supo defenderla.

En el suelo, frente al altar del ábside meridional, hay una sepultura rasa perteneciente a Pedro Álvares Cabral y su mujer Isabel de Castro. Ambos personajes son importantes para la historia de Portugal. El primero fue un navegante que a finales del siglo XV surcó los mares de medio mundo, siendo uno de los protagonistas del "siglo de los descubrimientos" en Portugal.

Su mayor gesta fue el descubrimiento de Brasil en el año 1500. Por su parte, Isabel de castro, cuarta nieta del fundador de este templo, además de descendiente de Fernando I, fue sobrina de Afonso de Alburquerque, importante líder de la Era de los Descubrimientos.