Guía de la iglesia de Villaseca, La Rioja
Introducción
La
localidad de Villaseca se ubica en la esquina noroeste
de la comunidad riojana, justo en el cogollo donde se concentra
la mayor parte -con diferencia- del románico de esta
provincia, es decir, en el sector de La Rioja que limita con
las provincias de Álava y Burgos (comarca de La Bureba).
Villaseca es una entidad menor que depende administrativamente de la localidad de Fonzaleche. Está en la comarca de la Rioja Alta y de los Montes Obarenes y de los de Fonzaleche, a una quincena de kilómetros de la localidad más importante de la zona: Haro.
Documentalmente, la población de Villaseca aparece citada en numerosas ocasiones a lo largo del siglo XII en diversos documentos. En la peste del siglo XIV debió desplobarse, como otras localidades de la zona, aunque años después debió de ser nuevamente repoblada. De época medieval queda parte del entramado urbano que rodea la iglesia, y por supuesto, la iglesia de San Román que es una joya del románico rural riojano y de la que nos ocuparemos en este artículo.
La iglesia de San Román de Villaseca es un templo rural del románico tardío, probablemente construido a comienzos del siglo XIII, terminándose avanzado este mismo siglo, donde se refleja una cierta influencia protogótica por un lado (nervios del interior del ábside) y cisterciense por otra (aniconismo de la mayoría de los relieves escultóricos y apoyos hispanolanguedocianos en el interior de la cabecera).
En el siglo XIV o XV se construyeron una serie de fortificaciones adosadas al imafronte de las que quedan algunos restos. Entre los siglo XVI y XVII se añadieron capillas y el porche que cobija la puerta tardorrománica (en el muro meridional).
Exterior
Como sucede en casi todo el románico riojano, especialmente el que se halla cerca de La Bureba burgalesa, lo más destacable de la iglesia románica de Villaseca es la cabecera, si bien el canon de su altura es bastante más bajo que otros cercanos de la misma comarca como el de Castilseco o Tirgo. Tiene un presbiterio rectangular muy largo y más ancho (como es norma en el románico) que el ábside que tiene estructura de semicilindro.
Tiene éste ábside cuatro columnas entregas que habilitan cinco paños o calles verticales. Los tres paños centrales son más anchos que los dos de los extremos. En aquéllos se practicaron ventanales tipo portada de aspillera rodeados por arquivoltas, guardapolvos de ornato vegetal y dos parejas de columnillas. La ventana central, cuyas dos arquivoltas -en esa ocasión achaflanadas- están decoradas con elementos vegetales: flores cuadrifolias, tallos serpenteantes y el guardapolvos de similar factura.
La ventana central, cuyas dos arquivoltas -en esa ocasión achaflanadas- están decoradas con elementos vegetales: flores cuadrifolias, tallos serpenteantes y el guardapolvos de similar factura, también con tallos vegetales ondulantes que rodean hojas.
Toda la estructura está bien proporcionada y se construyó con perfectos muros de sillería muy regular y bien trabajada.
Los capiteles de las columnas entregas y los canecillos de este ábside fueron esculpidos por artífices especialmente rudos, de modo que su figuración -hay motivos vegetales pero también rostros humanos- resulta llamativa por su radical esquematismo y antinaturalismo.
La puerta de ingreso denota un momento muy tardío de la construcción, como decíamos, de avanzado el siglo XIII. Tiene una estructura más parecida a la puerta de una iglesia monástica cisterciense que a la de una parroquia románica: numerosas arquivoltas de finos baquetones, más un ancha chambrana similar sobre un total de doce columnillas sin basa y con capitel enano (casi inexistente).
Interior
El interior está bastante reformado por las diversas transformaciones de época moderna. Por eso nos fijamos al entrar, inmediatamente, por la articulación de la cabecera que es magnífica. Consta de un ábside cubierto con bóveda de cuarto de esfera reforzado con cuatro arcos (dos en el ábside y los dos que separan el ábside del presbiterio) que apean sobre columnas y convergen en la clave del arco de separación con el presbiterio. Tanto este arco como el triunfal, que son apuntados, se apoyan sobre columnas entregas geminadas al modo hispano-languedociano, lo que acentúa la influencia cisterciense que se aprecia en esta iglesia.
Hay que recordar que cuando se presenta esta articulación del ábside con refuerzo de nervios sobre columnas estamos ante una solución muy tardía del románico.
Todos los capiteles que encontramos en interior
de la iglesia son vegetales pero de muy variada composición.
Los del hemiciclo son muy goticistas con volutas, pencas y crochets.
Los del arco de unión entre presbiterio y ábside,
así como los del arco triunfal muestran hojas acorazonadas
y palmetas.
La iglesia de Villaseca conserva también en su interior una talla de la Virgen María con el Niño. Procede de la ermita de La Virgen de La Cuesta. Es una buena imagen gótica de los siglos XIII avanzado o XIV. Como se corresponde con la imaginería gótica, Jesús descansa sobre la pierna izquierda de su madre mientras coloca uno de sus pies en la opuesta. La policromía es
También se conserva una pila bautismal del siglo XIII extremadamente sencilla con una copa semiesférica lisa. Se encuentra en la esquina noroeste del templo.