Guía del Museo de Santiago, Carrión de los Condes
Introducción a Carrión de los Condes
Carrión de los Condes es una célebre población del Camino de Santiago en la provincia de Palencia, que rezuma arte e historia por los cuatro costados.
Su patrimonio monumental medieval hace de Carrión uno de los lugares más interesantes del Camino de Santiago en la comunidad de Castilla y León. Destacan sus murallas, las iglesias románica de Santiago y Santa María, además del Monasterio de San Zoilo.
Iglesia de Santiago
La iglesia de Santiago es un edificio tardorrománico del siglo XII. Su construcción original tenía planta basilical de tres naves rematadas por tres ábsides. En el siglo XV de hundieron las naves románicas y, poco después (siglo XVI), aprovechando los muros perimetrales se reconstruyó con una sola nave que englobaba el espacio de las tres primitivas.
Desde entonces ha sufrido diversos avatares, siendo el más importante el incendio de 1811 que deterioró aún más el ya maltrecho conjunto.
Actualmente no tiene culto, pero se ha restaurado el interior y se ha habilitado un museo de arte sacro.
Descripción del edificio
A pesar de tantas ruinas y remodelaciones, la antigua iglesia de Santiago todavía ofrece visibles y, en aceptable estado, buena parte de los muros exteriores. También quedan los tres ábsides escalonados de planta semicircular.
Probablemente, el ábside mejor conservado es el de la Epístola (lado sur) aunque parece un tanto rehecho y rebajado en su parte superior. Se aprecia perfectamente la ventana central, muy sencilla, con su derrame interior y dos cenefas abilletadas, una a la altura del alféizar y la otra en el arranque de la bóveda de cuarto de esfera.
Lamentablemente, sólo perdura un fuste de una de las columnas del arco triunfal. La otra ha desparecido completamente.
Exteriormente, la cabecera es de difícil visión pero presenta gruesos contrafuertes prismáticos en los muros absidales.
En el interior de la ancha nave, cubierta actualmente por techumbre de madera, se aprecian algunos pilares laterales tardogóticos correspondientes a las obras del siglo XVI.
Por fortuna, la fachada occidental, lo más valioso y de lo que nos ocuparemos monográficamente a continuación, se ha conservado en perfecto estado, incluyendo su preciosa portada y su archifamoso friso esculpido en la parte superior.
Fachada occidental
La fachada occidental de la iglesia de Santiago es uno de los más espléndidos hitos, no sólo del románico español, sino del arte medieval europeo. Se compone de la portada de acceso al templo y de un gran friso horizontal situado encima de ella.
La puerta
La puerta tiene tres arquivoltas de medio punto. Las
dos extremas son planas y de aristas vivas, mientras que la central
es achaflanada para poder contener, en sus veinticuatro dovelas,
todo un repertorio esculpido sobre la vida medieval. De hecho, se
puede decir que si alguien quiere estudiar iconográficamente
los oficios y gremios de la Plena Edad Media española debe
contemplar con detenimiento las esculturas de esta arquivolta.
En efecto, se pueden identificar, entre otros, a un herrero, un monje, un zapatero, un sastre, un cocinero, una bailarina contorsionista junto a un juglar músico. Incluso está representado la actividad de los "bellatori", quienes se ocupaban de la guerra, que era una actividad habitual de la época. Concretamente, la representación de dos infantes en combate podría estar aludiéndose al enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, pues el izquierdo lleva un escudo en forma de gota o almendra (cristiano) y el derecho porta una rodela, más empleada por los musulmanes.
Las dos columnas tienen sus fustes decorados con zigzagueados y con sendos relieves de ángeles que, lamentablemente, tienen sus rostros mutilados.
Los capiteles, de fina labra pero erosionados y parcialmente
mutilados, no nos dejan vislumbrar claramente su iconografía
y simbolismo. En ellos aparece una cabeza que algunos identifican
como demoniaca pero podría ser de león y, junto a
ésta, aparecen personajes que parecen arrastrar almas de
difuntos. Hay quien ha interpretado que en ellos se quiere expresar
la condena de las almas de los pecadores y la salvación de
los justos.
Friso
Por encima, aparece el elemento escultórico que verdaderamente ha dado fama internacional a Carrión de los Condes: su soberbio friso, donde aparece Cristo en Majestad rodeado por el Tetramorfos, así como un soberbio Apostolado en los extremos.
El Maiestas Domini de la iglesia de Santiago reúne dos características que parecen ser opuestas dentro de la evolución de la escultura románica. Por un lado, la postura entronizada de Cristo y su severo y atemporal rostro inciden en la solemnidad divina y el hieratismo sagrado del Románico más genuino y pleno. Sin embargo, todos los detalles anatómicos, posturales y de los ropajes, con sus delicados pliegues, son de un naturalismo más propio del Gótico francés e, incluso, del Renacimiento.
Las estatuas de los símbolos del Tetramorfos son también magníficas. En este caso, el detallismo naturalista del ángel, el león, el águila y el buey abandonan el hieratismo de Cristo, cargándose de dinamismo y viveza en sus escorzos.
Parece evidente que las cinco figuras descritas pertenecen al mismo autor, con seguridad el inefable maestro de este taller, del que nos ocuparemos a continuación.
Este friso continúa hacia los lados mediante dos tramos con seis arcos lobulados (de perfil muy tardorrománico o gótico) con estructuras arquitectónicas sobre ellos, que cobijan las figuras de los doce apóstoles. Las del lado derecho del espectador tiene mutiladas su cabezas. Mejor se conservan las estatuas del flanco izquierdo. Aunque se ha dicho que todas las figuras pertenecen al mismo autor que el Maiestas Domini y los Evangelistas, bajo nuestro punto de vista, la mayoría presentan un nivel de calidad inferior, salvo algunos de los del tramo izquierdo.
Esta inigualable obra se ha fechado entre 1160 y 1170. Algunos autores han pretendido identificar al maestro de este taller con el maestro Fruchel (que trabajó en Catedral de Ávila y en la Basílica de San Vicente) o con el mismísimo Segundo Maestro del claustro de Santo Domingo de Silos.
Aunque tales afirmaciones siguen siendo dudosas, sí parece probable que el maestro de Carrión de los Condes inspirara al Maestro Mateo en su Pórtico de la Gloria.
Lo único cierto que sabemos acerca de este artista es que nos dejó una obra similar a su Maiestas Domini de Carrión de los Condes en la Catedral de Lugo. Si observamos la figura del Cristo en Majestad que se encuentra en la puerta norte de la seo lucense, observaremos los mismos rasgos y detalles, aunque su menor tamaño le resta majestuosidad respecto a la obra carrionesa.
Influencia
El friso de la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes debió parecer más espectacular aún entre sus contemporáneos que, incluso, hoy en día, pues a lo largo y ancho de la provincia de Palencia se dejó sentir su influencia durante los siglos siguientes. Tales son los casos de los frisos de las iglesias de Moarves de Ojeda, Pisón de Castrejón, Traspeña de la Peña, etc.
Museo de Arte Sacro
El Museo de Arte Sacro de la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes es fruto de la iniciativa del párroco de Santa María, que se ocupó de reunir, conservar y exponer diferentes obras de arte procedentes de las parroquias de la ciudad, así como de la comarca.
Su vista es muy recomendable porque, además de poder echar un vistazo a su colección museística, nos proporciona la excusa para contemplar el interior de la iglesia que, a pesar de las sucesivas ruinas sufridas y apuntadas en un párrafo anterior, nos dan idea de la amplitud del edificio original y de las etapas constructivas más importantes: la románica y la gótica.
Colección museística
Como es habitual, en este tipo de museos religiosos abunda la imaginería de madera correspondiente a muy distintas épocas, entre las que citamos una escultura de San Francisco de Asís, el Arcángel San Miguel, San Juan Bautista, un Cristo tardogótico procedente del Monasterio de San Zoilo, un Calvario del siglo XVI, un Niño Jesús y un Cristo Yacente de origen gótico pero que sufrió todo tipo de retoques seculares.
También es pieza interesante la imagen pétrea de la Virgen de la Piedad (comienzos del siglo XV).
No faltan los retablos como el de la ermita de San Juan de Cestillos o el de la iglesia de Villotilla y algunos lienzos de diverso valor artístico.
En la llamada Sala del Tesoro se conservan numerosos objetos de ajuar litúrgico, como incensarios, candelabros, cálices, etc.
Dos de las piezas más interesantes de este museo, desde el punto de vista medieval, son los grandes capiteles románicos que se hallaron en 1978 cuando se hicieron excavaciones arqueológicas anteriores a la restauración. Probablemente. formaron parte del arco triunfal del ábside principal de la cabecera o de los arcos torales del crucero.
Son muy voluminosos y, a pesar del desgaste, sus relieves muestran un intento de imitación de la tipología de capitel compuesto romano, aunque en lugar de hojas de acantos llevan vástagos rematados en pomas y piñas.