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El claustro alto de Silos: el gran ignorado

Introducción

Claustro alto del Monasterio de Santo Domingo de SilosEl claustro del Monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos es, probablemente, el más conocido universalmente dentro del mundo románico, superando en antigüedad e importancia al también célebre claustro francés de Moissac.

No cabe duda que dicha relevancia viene dada, en gran medida, por la antigüedad y calidad de la escultura del Primer Taller del siglo XI al que no le va a la zaga la del Segundo Taller, ya del XII. En esta valoración caso siempre se ignora el piso superior.

No obstante, como veremos a continuación, el valor arquitectónico y monumental de este señero complejo románico no sería el mismo sin la contribución aportada por las galerías superiores.

Hemos decidido incluir este artículo en la sección de "Monumentos por descubrir" dado que en la mayoría de guías, libros y documentos de Internet apenas se hace referencia a él. Además, al ser un espacio de clausura para los monjes benedictinos que habitan Silos, es inaccesible para las visitas turísticas.

La importancia del claustro superior en la espectacularidad arquitectónica del claustro de Silos

Sólo hay que observar el gesto de cualquier turista que entra en este recinto por primera vez para valorar el impacto visual que ejerce su arquitectura, mucho antes de que dicha persona pueda admirar la escultura de relieves y capiteles.

El claustro alto añade espectacularidad arquitectónica al conjuntoEn efecto, gran parte del prestigio del claustro de Santo Domingo de Silos depende de su notable arquitectura, conformada por un cuadrilátero no regular (uno de los escasos elementos de asimetría) altamente armonioso gracias al deliberado mimo que se tuvo durante más de un siglo (entre finales de s. XI y comienzos del XIII) para unificar sus formas y crear un recinto grande, pero al mismo tiempo cohesionado y conjuntado.

En la atribución de este mérito, pocas veces se cita la contribución del claustro superior sin el que estaríamos ante una realidad completamente distinta.

Hoy día sería relativamente fácil recrear mediante técnicas de infografía, lo que sería el claustro de Silos sin sus arquerías superiores. Pero aunque no dispongamos en este momento de una imagen informática, es fácil para cualquier aficionado al románico hacer una recreación mental. No parece exagerado afirmar que su aspecto sería mucho más modesto y decepcionante.

Libro: ICONOGRAFÍA Y SIMBOLISMO ROMÁNICODescendiendo un poco más a lo concreto, la contribución de las galerías altas a la importancia visual del claustro de Silos se pueden resumir en los siguientes dos aspectos:

  • Ofrece una mayor espectacularidad monumental al conjunto, duplicando su altura.
  • Incrementa el aislamiento del claustro del entorno que lo circunda. Si un claustro es eso: "un recinto cerrado o clausurado" los dos pisos superpuestos crean un microcosmos separado del mundo, enfatizando la sensación de intimidad, paz y serenidad que cualquier persona siente al entrar en este maravilloso lugar.

Alzado del claustro de SilosAhora bien, tales beneficios aportados por el claustro superior se hubieran truncado -y el intento hubiera sido en vano- si comitentes y artistas no hubieran tenido clara la importancia de imitar e incluso "calcar" arquitectónicamente al piso inferior.

Cualquier "innovación" en las proporciones, tamaños, alturas, etc. de columnas y arcos hubiera conducido a romper los elementos de simetría tan propios del románico, conduciendo a una irregularidad plástica que nuestros ojos rechazarían.

En el libro "El Arte Burgalés, un lenguaje plástico medieval actual", los autores Félix Palomero y Magdalena Ilardia demuestran con ilustraciones y medidas precisas de cada elemento arquitectónico, cómo el claustro alto cuidó todos los detalles para igualar las dimensiones del bajo. Por ejemplo: las columnas de ambos pisos miden exactamente 172 cm. de altura y la separación entre unas columnas y sus vecinas oscilan entre 112 y 115 centímetros en función de las diferencias que establecieron los dos talleres del claustro inferior. Ni que decir tiene que la alineación de las columnas superiores e inferiores es completa.

La escultura del claustro alto: una realidad mucho más decepcionante

Una vez hecha esta vindicación del valor arquitectónico que las pandas altas añaden al conjunto claustral de Silos debemos pasar ahora a analizar la escultura de sus capiteles. En este terreno, la realidad es mucho más decepcionante.

Gran parte de los capiteles del piso superior son vegetalesNo hay fecha segura para la construcción del claustro alto aunque todo apunta a los años siguientes al 1200, momento en que el románico figurado compite con las austeras fórmulas cistercienses dictadas por Bernardo de Claraval y que se diseminan por numerosos monasterios en toda la España cristiana.

Es por ello, que la mayoría de los capiteles del claustro superior son de carácter vegetal o geométrico y, en ello, no difieren demasiado de los capiteles de otros cenobios del Císter cercanos, como Villamayor de los Montes o Las Claustrillas de Las Huelgas.

Las cestas citadas muestran hojas estrechas y esquemáticas con escaso volumen, rematadas en formas cercanas a las volutas. En otros casos los escultores intentaron reproducir los acantos de los capiteles clásicos.

Capitele vegetalvPero también hay un pequeño conjunto de capiteles figurados, que nos interesa mucho, aunque sólo se por establecer comparaciones y correlaciones con los del claustro bajo. En ellos se aprecia un intento de imitación de las bestias del Segundo Taller del citado piso inferior, pero con formas mucho menos delicadas. Además, a diferencia de los artistas imitados, los del claustro superior dejaron gran parte de las cestas sin tallar, dejando superficies lisas entre las figuras, inmunes ya al "horror vacui" de unas décadas antes. Tampoco tallaron los cimacios, seguramente en un ejercicio de simplicidad y rapidez en la obra.

El esfuerzo de emular al Segundo Taller también se aprecia en la presencia de plantas de "flores de aro" situadas en el centro de las caras, ejerciendo la función de eje de simetría cuando los animales aparecen emparejados.

Algunos capiteles figurados del claustro alto

Entre los capiteles figurados del claustro alto de Silos podemos citar uno en que aparecen rudas arpías con una flor de aro en el centro, mientras una de sus ramas surca el cuello de las bestias al modo del Segundo Taller del claustro inferior.

Capitel de avesEn similar disposición encontramos otra cesta donde los protagonistas son rechonchas aves (quizás perdices) que picotean las ramas de una planta homóloga a la anterior.

Parejas de cuadrúpedos son los protagonistas de otro capitel. El escultor los represento con las cabezas volteadas hacia atrás y para explicitar que se trata de leones, realizó unas incisiones paralelas -a modo de estrías- a lo largo de sus cuellos que hay que identificar como las melenas del gran felino.

También encontramos capiteles con esfinges (leones con cabeza humana) que unen sus colas para dibujar una forma acorazonada y uno más atractivo que muestra el combate de centauros sagitarios que lanzan sus flechas contra arpías.

En nuestra opinión, uno de los capiteles más logrados y hermosos de esta parte del claustro es aquél que muestra en las caras anchas dos parejas de sirenas ave en posición frontal con largas cabelleras y las alas desplegadas. Se trata de una aceptable -incluso meritoria- copia del que aparece en el claustro inferior perteneciente al Segundo Taller.

Parejas de sirenas aveLa presencia humana en la escultura del claustro alto es mucho menos nutrida. En alguno de los capiteles se observan cabezas coronadas de reyes (con barba y bigote) y reinas (con barbuquejo).

En otra cesta, en cada cara, la figuración versa sobre el tópico combate románico entre un hombre (con lanza y escudo cristiano) y un dragón al que asesta el lanzazo en la boca. La particularidad de los citados dragones son sus largas patas y cuellos.

Para terminar, dejamos uno bastante curioso que ha recibido distintas interpretaciones. Para algunos se trataría de una escena de taberna donde dos hombres beben de sendas botellas en presencia de otros dos que hacen algo con sus manos. Para otros se trataría de un taller donde se ejercería el oficio de soplador de vidrio.

Esto es lo más probable puesto que también hay otro capitel con un oficio. En este caso el del herrero pues se muestra a dos personajes en calzón corto y el torso desnudo trabajando en una fragua.

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