Pintura Barroca
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Introducción a la pintura barroca en España
El
siglo de Oro de la pintura en España es el XVII y corresponde el
movimiento pleno de la pintura barroca. Se da la circunstancia de que
este momento dulce y prolífico de la pintura coincide también
con el de la literatura con genios de todos conocidos como Miguel de Cervantes,
Góngora, Lope de Vega, Quevedo y un largo etcétera.
En la pintura barroca española hay una serie de elementos comunes que son fruto del momento político y religioso que vive España. Por un lado se percibe el pesimismo del decaimiento del gran Imperio Español del siglo anterior durante los sucesivos reinados de los Austrias Menores como Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Por otro lado, España está a la cabeza del movimiento de la Contrarreforma Católica por lo que van a predominar, desde el punto de vista iconografico, los temas religiosos de gran emotividad. En cuanto a la estética, al principio triunfa especialmente el tenebrismo italiano impulsado por el gran Caravaggio. Sin embargo, esta corriente al final terminaría por ser abandonada por la mayoría de nuestros artistas.
Los temas profanos y mitológicos, aunque existen, se dan mucho menos que los religiosos.
En la pintura barroca del siglo XVII existen tres escuelas a la que pertenecen la mayoría de los grandes artistas de la época. A la Escuela Valenciana perteneces artistas destacados como Ribalta y José de Ribera el Españoleto.
Por su parte, en la Escuela Andaluza se encuentran Murillo, Zurbarán y Valdés Leal, entre otros.
A la Escuela Madrileña corresponde la figura principal de la pintura barroca que no es otro que Diego Veláquez, además de otras figuras tan relevantes como Claudio Coello y Carreño.
Principales artistas de la Pintura Barroca en España
José de Ribera es el principal representante de pintura barroca de la Escuela Valenciana. Aunque inició su obra en Valencia, será en Italia donde terminará su formación y se verá afectado por la corriente tenebrista de Caravaggio, estilo que irá abandonando en los últimos años de su vida.
Algunas obras fundamentales de José de Ribera son el Martirio de San Bartolomé, Martirio de San Felipe, San Andrés, Santísima Trinidad y San Jerónimo penitente.
Zurbarán, sin ser un virtuoso de en las composiciones donde acusa problemas para representar la perspectiva, es un pintor minucioso que representa magistralmente los volúmenes. Apegado a tenebrismo son famosas sus pinturas de temas religiosos.
Fray Pedro Machado, Tentación de San Jerónimo, San Hugo en el refectorio, son algunas de las obras más conocidas y tienen como protagonistas temas religiosos y conventuales, al ser éstos -conventos y monasterios- sus principales clientes.
Murillo pinta temas religiosos y escenas con niños y aunque su primera etapa es tenebrista, lo hace de manera dulce y cercana a la cotidianidad, lo que hace de sus obras, pinturas muy agradables de contemplar. Un claro ejemplo lo tenemos en su más importante pintura, Sagrada Familia del Pajarito. Aunque es un cuadro tenebrista, no hay dramatismo en él por la cotidianidad de la escena y la amabilidad con que trata a los personajes, eliminando todo rastro de grandilocuencia o exageración.
Caso contrario es el de Valdés Leal, conocido especialmente por sus "Alegorías de la muerte".
Alonso Cano fue arquitecto, escultor y pintor, aunque fue en el campo de la pintura donde fue más prolífico.
Alonso Cano trató en sus obras conjugar un clasicista anhelo de la belleza con el realismo propio de la pintura barroca de su tiempo.
Dejamos
a Diego Velázquez para el final, por ser el pintor más
importante y genial, no sólo del arte barroco español, sino
una de las grandes figuras de la pintura de todos los tiempos.
Aunque inició su obra, como otros pintores de la época,
en estilo tenebrista, lo fue abandonando hasta alcanzar un tipo de pintura
colorista y luminosa.
Intervino exitosamente en todos los géneros, desde los habituales temas religiosos hasta bodegones y pasajes, pasando por una prolífica colección de cuados mitológicos, retratos, escenas históricas, etc.
Al ser un genio de la pintura, no es fácil concretar lo que hace a Velázquez diferente a otros maestros de la pintura del barroco. Sin embargo, podemos citar su maestría para representar con gran realismo los objetos y las personas. Por otro lado Velázque dominó la perspectiva aérea con la que crea un realista sentido de profundidad, al conjugar la perspectiva con los efectos de la luz. También es destacable, en algunos cuadros más que en otros, una pincelada suelta que contrasta con la preferencia de otros artistas por el pincelado minucioso.