Guía del Arte Románico en la ciudad de Valladolid y la Ribera Occidental del Duero
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La
ciudad de Valladolid, se asienta a orillas de los ríos Pisuerga
y Esgueva en un valle bordeado de cerros y páramos, siendo
prácticamente el centro geométrico de la comunidad castellano
- leonesa y, actualmente, la capital de la Comunidad Autónoma
de Castilla y León.
En el año 1072. Alfonso VI concedió el señorío de Valladolid al Conde D. Pedro Ansúrez, verdadero promotor de la ciudad, que se desarrolló enormemente durante su vida.
De
esta guisa, el conde y sus descendientes acometieron importantes obras
durante las décadas finales del siglo XI hasta mitad del XIII,
en estilo románico, como la Colegiata de Santa María
de la Antigua y el Puente Mayor.
Este
impulso inicial contribuirá a hacer de Valladolid, en apenas
dos siglos, el centro de la corona de Castilla. En el siglo XIII,
durante los reinados de Fernando III y Alfonso X, la ciudad alcanza
uno de sus mayores momentos de esplendor. Doña María
de Molina, reina y regente de Castilla durante 30 años, en
torno al año 1300, estableció su residencia en ella,
y la engrandeció notablemente.
Aunque la ciudad de Valladolid no conserva de esos siglos tantos monumentos románicos como otras ciudades castellanoleonesas (Zamora, Segovia, Ávila, Soria...) por el auge económico y político alcanzado en épocas posteriores, todavía ofrece sorpresas agradables a sus visitantes.
Lo más significativo es la iglesia de Santa
María de la Antigua con su portentosa torre y una galería
porticada interesante (la única vallisoletana conservada),
el campanario muy tardío de la iglesia de San Martín,
los restos de la Colegiata de Santa María (incluyendo el
Museo Diocesano y Catedralicio) y la iglesia de Arroyo de la
Encomienda, en una población próxima casi absorbida
ya por la capital.
Además,
la ciudad de Valladolid es el mejor punto de arranque para acometer
el resto de las rutas románicas por la provincia, que cuenta
con un patrimonio poco conocido pero abundante e interesante. Y más
lo sería si el lamentable estado de conservación de
muchos de los edificios se revertiera y se restañasen las heridas
de tantos siglos.
Santa María de la Antigua de
Valladolid
La iglesia de Santa María de la Antigua de Valladolid fue declarada
Monumento Histórico-Artístico el 11 de mayo de 1897.
Se ha especulado, por el nombre del templo, que en el solar de la actual, ya había una iglesia visigótica o mozárabe previa a la repoblación.
Sea como fuese, un primitivo templo fue fundado a finales
del siglo XI y comienzos del XII por el Conde Ansúrez (aunque
la torre debe ser de comienzos del XIII) y reemplazado en el siglo
XIV por la construcción gótica actual.
Lo más destacable es su sobresaliente torre románica, la más gallarda de las vallisoletanas y, junto al campanario de San Esteban de Segovia, la más hermosa entre todas las castellanas.
Tiene
cuatro cuerpos prismáticos. El inferior es de gran altura y
sólo se anima con una ventana situada en el muro occidental,
con arquivolta baquetonada, guardapolvos de puntas de diamante y dos
columnillas de soporte.
El siguiente cuerpo lleva en cada cara un vano ajimezado
compuesto por doble arco de medio punto decorado con molduras ajedrezadas
que descansan sobre columnas exteriores y una columna-parteluz.
También hay que citar su galería porticada tardorrománica adosada a su costado norte, formado por tres tramos de cuatro arcos cada uno.
Torre de la iglesia de San Martín
De la iglesia de San Martín sólo queda de época
medieval su altísima torre románica de transición
ya al gótico.
Guarda grandes similitudes con el campanario de Santa María de la Antigua (que debió servirle de modelo), tanto por su división en cuerpos, como por la disposición de vanos en los mismos y la decoración de las esquinas con columnillas.
Pero la de San Martín debe ser bastante posterior a tenor del apuntamiento de algunos de sus arcos.
Colegiata de Santa María
Aunque
en ruinas, no se deben dejar de visitar los interesantes restos de
la Colegiata de Santa María que conserva la torre de la primera
edificación románica del siglo XI.
También hay restos de la construcción del siglo XIII
que sustituyó al antiguo templo citado, como algunos muros
y dos portadas.
Una de estas puertas se halló y restauró
hace poco en el muro norte y la otra, la más bella, se halla
en el Museo Diocesano y Catedralicio (ubicado en el espacio ocupado
por algunas capillas añadidas a la Colegiata). Esta preciosa
puerta tardorrománica de comienzos del siglo XIII dispone de
cuatro arquivoltas apuntadas y muy decoradas con motivos geométricos
y buenos capiteles historiados.
La visita a este Museo Diocesano y Catedralicio anexo
a la Colegiata nos permitirá admirar interesantes sepulcros
e imaginería románica y gótica.
Más información de la Colegiata
de Santa María de Valladolid
Arroyo de la Encomienda
Arroyo
de la Encomienda es un pueblecito a muy poca distancia del núcleo
urbano de Valladolid, que es prácticamente un barrio aledaño
a la capital vallisoletana.
El templo parroquial, después de su esmerada restauración,
muestra su perfecta estampa románica, libre de las edificaciones
parásitas que suelen agobiar a estos edificios medievales.
Su estructura tiene, como la mayoría de los templos concejiles
castellanos, una nave unida escalonadamente a una cabecera con tramo
presbiterial recto y ábside de semitambor.
Todo el alero de la nave está decorado con puntas de diamante y soportado por una buena colección de canecillos.
La portada está formada por seis amplias arquivoltas
de medio punto. Las dos interiores son planas, las tres siguientes,
de baquetón, mientras que la externa, la más interesante,
dispone de rollos radiales, al estilo de Santiago del Burgo de Zamora.
Las arquivoltas baquetonadas caen sobre tres pares de columnas.
El ábside responde a formas típicamente
románicas. Su tambor es dividido verticalmente por dos columnas
que llegan hasta el alero y que arrancan de sendos plintos de gran
altura, como imitando el sistema de de otros grandes monumentos románicos
españoles como la Catedral de Jaca o San Pedro de Tejada. En
cada calle hay una ventana con arquivolta plana sobre columnillas
con capiteles. En uno de ellos el escultor talló una sirena
de doble cola de ingenua silueta.
En
el interior, lo más notable es la cabecera, comunicada con
la nave por una arco triunfal tan aplastado que más que de
medio punto es de tipo carpanel. El presbiterio se aboveda con medio
cañón -también aplastado- y el ábside con cuarto de esfera.
En el hemiciclo tenemos tres ventanales cuyos capiteles muestran esculturas
muy rudas, a base de piñas, mascarones, aves, cuadrúpedos,
etc. El más interesante iconográficamente es aquél que muestra una
mujer de cuyos oídos surgen dos serpientes que tienen las cabezas
en los pechos de la fémina. Esta escena parece aludir más
a la Madre Tierra que alimenta a sus criaturas (creencia pagana persistente
en la Edad Media) que al castigo a la mujer lujuriosa.
Más información de la
Iglesia
de Arroyo de la Encomienda
Urueña. Ermita
de la Anunciada
A 50 km. al oeste de Valladolid podemos visitar la histórica
villa de Urueña.
La Ermita de la anunciada de Urueña es uno de
los edificios más peculiares del románico castellanoleonés
por ser uno de los contadísimos edificios perteneciente al
primer románico o románico lombardo, no sólo
de la provincia de Valladolid, sino de toda la comunidad.
La
ermita de Santa María de la anunciada debió construirse
en la sexta o séptima década del siglo XI, siendo, por
tanto, uno de los más primitivos edificios del románico
castellanoleonés.
Presenta planta de tres naves, más ancha y alta la central,
crucero no destacado en planta pero sí en altura, cimborrio
octogonal sobre el transepto y cabecera triabsidal escalonada.
Lamentablemente, tan singular y noble edificio
no se ha librado de las edificaciones parásitas habituales
que se adosaron a la cabecera, amén de una sacristía
unida al ábside de la Epístola y un pórtico en
su fachada de los pies.
Toda la construcción tiene fábrica de sillarejo de piedra del Páramo muy porosa, que causa una engañosa impresión de envejecimiento.
Los
muros se decoran con los característicos arquillos y lesenas
lombardas.
Las naves se abovedan con medio cañón reforzado por fajones, que continúan hasta el suelo mediante pilastras. Dos pares de vanos con arco de medio punto abiertos en los alto de la nave central iluminan el interior.
Todos los arcos formeros y torales son de
medio punto, lisos y sin dobladura, mostrando una arquitectura limpia,
muy propia casi de lo prerrománico.
El cimborrio es muy característico de esta fase del románico. Sobre los cuatro arcos torales se edificaron trompas bien trazadas convirtiendo el cuadrado en un octógono iluminado por cuatro vanos abiertos a los puntos cardinales. A partir de aquí, progresivamente, el octógono se transforma en cúpula semiesférica.
Más información de la Villa
de Urueña