Guía del Arte Románico Mudéjar en Arévalo
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La
ciudad de Arévalo pudo tener origen prerromano o romano, y
sufriría los vaivenes guerreros entre moros y cristianos desde
el siglo VIII al XI. Se sabe que en el año 1082 Alfonso VI
toma la población y es repoblada definitivamente en el 1088
por Raimundo de Borgoña. Arévalo perteneció al
Obispado de Palencia desde el 1090 hasta el año 1140 en que
Inocencio II confirma la posesión al obispo de Ávila.
La repoblación y pujanza alcanzada por la ciudad
debió ser importante, comenzando la edificación de las
primeras iglesias y monasterios, convirtiéndose durante siglos
en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra, teniendo bajo su influencia
un vasto territorio.
Durante
los siglos bajomedievales, príncipes y reyes tuvieron predilección
por esta villa, tanto que se llegó a decir que "Quien
de Castilla señor quiera ser, a Arévalo y a Olmedo ha
de tener". Y eso, que disputó largamente el vasallaje
de la también floreciente Madrigal, que quiso emanciparse y
crear un concejo independiente y levantó una fantástica
muralla para demostrarlo.
Se sabe por un valiosísimo documento del cardenal
Gil Torres, que en 1250 la villa tenía 2.000 habitantes y 11
iglesias, todas debieron ser románicas o románico-mudéjares.
Ubicada en el extremo norte de la provincia, Arévalo comparte esta característica con otras poblaciones cercanas de otras provincias como Cuéllar en Segovia, Olmedo en Valladolid o Alba de Tormes en Salamanca.
Sin embargo llama la atención lo escasamente conservados y restaurados que se encuentran algunos de estos monumentos, lo que devalúa un tanto la impresión que de ellos se lleva el viajero.
El
casco antiguo de Arévalo ha sido declarado Conjunto-Histórico.
De los muchos ejemplos de este estilo hemos elegido los
templos de Santa María la Mayor del Castillo,
Santo Domingo, San Martín y La
Lugareja, a unos cientos de metros.
Santa María la Mayor del Castillo
La iglesia de Santa María la Mayor de Arévalo está situada en la Plaza de la Villa. Se trata de una buena iglesia románica mudéjar. Fue restaurada en 1969-70 tan lamentablemente que como consecuencia de ella se hundió la cubierta en 1981. Afortunadamente ha sido ulteriormente restaurada y luce espléndida en la castiza Plaza de la Villa.
Tiene
una sola nave rematada con ábside de semitambor y torre a los
pies. La nave es de calicanto con hiladas de ladrillo, abriéndose
algunos ventanales con arco sencillo de ladrillo. Por encima corre
un friso de facetas. Los muros presbiteriales tienen tres bandas de
arcos murales doblados y todos rodeados por alfiz.
El ábside también tiene parecida articulación, pero sin recuadrar los arcos ningún alfiz. Tres aspilleras se abren en segundo, quinto y octavo arco del piso intermedio. Por encima se alza un recrecimiento de calicanto y ladrillo.
El
arco triunfal es de nervios góticos del XVI y da paso a un
tramo presbiterial con arcos ciegos en sus muros laterales y bóveda
de cañón soportado por fajón. El ábside
se comunica con el presbiterio mediante arco triple. Aquí se
han descubierto pinturas murales románicas del siglo XIII.
Se trata de un Pantocrator rodeado del Tetramorfos y escenas de la
Natividad.
La
torre exteriormente tiene dos cuerpos, el inferior de tapias de calicanto.
El superior de ladrillo, tiene doble vano apuntado en cada cara con
dos arquivoltas, con friso de esquinillas y alfiz. El remate es de
época posterior. Interiormente el primer tramo no tenía
escalera; a partir de aquí corre un pasadizo abovedado en el
interior del muro. La torre está levantada sobre un arco algo
apuntado que sirve de pasadizo inferior por la Calle de Santa María.
San Martín
También
situada en la Plaza de la Villa, la iglesia de San Martín fue
construida en los siglos XIII y XIV, pero fue rehecha casi completamente.
En el costado meridional, que da al otro lado de la plaza, se conserva la única galería porticada románica de piedra de la provincia, ya que la de San Vicente es como mínimo del siglo XIV. Es de arenisca muy gastada y de sabor segoviano, del siglo XIII, que se asemeja especialmente a la de Madrona y San Juan de los Caballeros. Tiene diez arcos de medio punto más el de ingreso. Tanto la entrada como los cuatro arcos orientales son plenamente románicos. Los arcos son de medio punto, de arista abocelada y con guardapolvos, al estilo de las más modernas segovianas, apoyándose en parejas de columnas geminadas de basas muy altas, cuyos capiteles, muy deteriorados, muestran escenas religiosas y caballerescas en las que los personajes se mueven bajo remates acastillados, además de los habituales motivos vegetales y zoomórficos.
Mucho
se ha dicho de la relación escultórica de esto capiteles
con los primeros de Ávila: San Andrés, San Segundo,
y San Vicente, pero no son motivos diferentes que los que están
representados en decenas de galerías segovianas.
En el tramo occidental los arcos son originales pero las columnas románicas se han reemplazado en el siglo XVI con otras de estilo toscano.
La cornisa que debió tener esta galería, con alero, canecillos y metopas ha desaparecido. Sin embargo. Algunas metopas de grandes flores fueron reutilizadas en las enjutas de los arcos.
Las "torres gemelas" de San Martín son otro elemento muy destacable, siendo las más notables de Arévalo. Tienen ambas planta cuadrada, pero desigual altura y decoración.
La
de los "Ajedreces" o "torre vieja" es la más
baja y no tiene escaleras en su interior, pero se comunica mediante
una puerta con una capilla de la iglesia. La torre, externamente,
tiene tres cuerpos. Cada cara del primero tiene tres pisos superpuestos
con tres arcos doblados ciegos cada uno, de medio punto y rodeados
por alfiz. El color rojo del ladrillo y el blanco del enfoscado del
interior de los arcos y las enjutas crean un interesante efecto estético..
El segundo cuerpo tiene en cada cara un gran arco ciego de cinco arquivoltas
que no apoyan sobre impostas. Por último, en el cuerpo del
campanario hay un arco alargado similar abierto y rodeado de alfiz
rehundido. La parte baja de este cuerpo es lo más interesante
porque corre una especie de friso donde alternan recuadros hundidos
con un arco interior y decoración de ajedreces y ladrillos
en espiga o espina de pez.
La "torre nueva" tiene un primer cuerpo de tapias de mampostería con hiladas de ladrillo, liso salvo por alguna saetera. El cuerpo superior tiene como troneras dos arcos doblados de medio punto rodeados por alfiz, por arriba corre un piso de cuatro arcos ciegos, de nuevo remarcados por alfiz.
La Iglesia de San Martín fue declarada Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931, y a comienzos de los años 80 fueron bien restauradas sus torres por el Ministerio de Cultura.
Santo Domingo de Silos
Situada en la animada Plaza del Arrabal o del Mercado de Arévalo, verdadero centro neurálgico de la villa. Tras su origen románico-mudéjar fue reformada en el siglo XVI, abriéndose portadas renacentistas y levantándose una torre barroca con linterna octogonal. En la reforma se respetó el ábside, que muestra un aspecto lamentable y pide a gritos una restauración. Sigue el "Modelo Toresano", con nueve arcos dobles de arriba a abajo de ladrillo rodeando piedras de calicanto sin talla alguna y ladrillos combinados de forma caótica.
En el interior los arcos de separación de las naves y el arco triunfal no son los originales y se añadieron de granito en el siglo XVI. El presbiterio tiene bóveda de medio cañón y el ábside, de horno. El arco de unión entre ambos es apuntado. También queda una buena pila bautismal románica.
San Miguel
La
iglesia de San Miguel de Arévalo está situada junto
a la muralla medieval, en el noroeste de la población. Es una
de las mejores iglesias de Arévalo, y de su fábrica
románico-mudéjar quedan los muros perimetrales, la cabecera,
y la torre desmochada. Toda ella es de mampostería con verdugadas
de ladrillo.
En el muro norte hay una buena portada con tres arquivoltas de medio punto cuyos ladrillos han sido rebajados formando escocias que le presta el aspecto de puerta pétrea. Impostas de perfil de nacela sirven de apoyo. Encima se abren cuatro ventanales de doble arquivolta, tres a la misma altura y la más cercana a los pies, algo elevada.
La
cabecera es muy atípica pues se cerró el muro oriental
a la altura del presbiterio sin desarrollar el típico ábside
semicircular. El muro de cierre, plano por tanto, tiene una articulación
original y compleja. Sobre frisos de esquinillas y ladrillos a sardinel
hay una primera banda de cuatro arcos ciegos doblados y apuntados.
Por encima y dos en cada extremo del muro hay arcos análogos.
Del centro parten dos arcos doblados más altos y esbeltos,
y en el medio, en su parte alta, otros dos pareados más pequeños.
Por encima se aprecian el arranque de nuevas arquerías murales
truncadas.
La torre está adosada al lado norte del presbiterio. Se dice que fue la más alta de Arévalo. El primer cuerpo del campanario es de tapias de calicanto con verdugadas de ladrillo y asciende hasta el cuerpo de campanas que fue truncado, ya que se abrían dos huecos en cada cara, rodeados por doble arco.
En
el interior, el arco triunfal es del siglo XVI, pero deja paso al
presbiterio románico con dos arcos fajones dobles y apuntados
que apoyan sobre impostas con perfil de nacela. En los muros presbiteriales
hay dos parejas de arcos apuntados, algunos dobles y otros sencillos.
Las arquerías de las naves y otras reformas exteriores también
obedecen a reformas del siglo XVI.
San Juan Bautista
Fue
capilla del antiguo palacio y originalmente fue obra completa del
Románico-Mudéjar aunque muy reformada exteriormente
en los siglos XV y XVI e interiormente el XVIII.
De lo románico-mudéjar queda la torre enfoscada y de aspecto poco agradable, junto al muro meridional del presbiterio con cuerpo superior adornado por don vanos apuntado y recuadrados con alfiz. El interior se compartimenta en tres pisos, los inferiores cubiertos por bóveda de cañón. Afortunadamente, mientras se escriben estas líneas este campanario está gozando de una merecida restauración.
En el que fuera ábside del Evangelio quedan restos de arquerías decorativas. En el hastial se abren tres ventanas formando un triangulo, de tres arquivoltas apuntadas cada una. El gran espesor de los muros longitudinales da cabida en lo alto a unos pasadizos con grandes ventanas hacia el interior, desde donde podrían oir misa los alcaides y guardias del recinto, forman arcos de medio punto recuadrados y con hilera de facetas. El interior es de una nave completamente renovada.
Lo
más interesante es que en su interior se expone la imagen de
piedra de un metro de altura, de un personaje barbado que lleva un
pergamino y una inscripción en latín. Se cree que es
obra de la segunda mitad del XII, procedente de la puerta meridional
y que representa a San Zacarías o San Juan.
La Lugareja
La iglesia de La Lugareja se encuentra a 2 KM de Arévalo
en un lugar llamado "El Lugarejo", de ahí su nombre. Se ha
de llegar desde la propia villa de Arévalo pues se encuentra
perfectamente indicada.
La
Lugareja está considerada como una de las obras cumbres del
románico mudéjar español. Es una iglesia que
perteneció a un monasterio de monjas cistercienses y es obra
inacabada, aunque a pesar de ello parece que sus formas y decoración
están calculadas para ensalzar su belleza.
Tiene una cabecera con tres ábsides con largas arquerías
ciegas y sobre el presbiterio del central se eleva sobre pechinas
una cúpula de doble cuerpo imitando los cimborrios de Salamanca
y Toro.
Externamente esta cúpula se convierte en un macizo cúbico adornado con arcos ciegos y una ventana en cada cara.
Más información de la Iglesia
de La Lugareja