Órdenes Militares en España durante la Edad Media
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Introducción al origen de las Órdenes Militares en la Edad Media europea
Las
primeras órdenes militares se fundaron en Palestina después
de la Primera Cruzada (1099). Estas órdenes, a la vez militares
y religiosas actuaron como protectoras de los peregrinos a Tierra Santa
y, al mismo tiempo, como protectores de los Santos Lugares y del reino
de Jerusalén. Dependían directamente del Papa y organizaban
su regla comunitaria según una regla monástica que fuese
compatible con la condición seglar y las actividades guerreras.
Órdenes Militares de origen no hispano: hospitalarios y templarios
Las
órdenes más importantes nacidas en Tierra Santa fueron
las de los Caballeros Hospitalarios y el Temple. La primera nació
en 1084 como un albergue para peregrinos, que una vez finalizada la
Primera Cruzada, aceptó obligaciones militares para la protección
y defensa de los peregrinos. En 1160 codificó su regla y se transformó
en una verdadera orden militar bajo el nombre de Orden de los Caballeros
de San Juan de Jerusalén.
La Orden del Temple se fundó en 1118, teniendo desde un principio un carácter marcadamente militar. Ambas órdenes alcanzaron un inmenso poder y riqueza en los siglos XII y XIII.
La
organización interna era muy semejante, las dirigía un
Gran Maestre, con su corte y su consejo, y la reunión o capítulo
general de sus cargos directivos. Las posesiones se dividían
por reinos, y dentro de éstos por prioratos. Bajo los priores
vivían los bailíos y los comendadores que tenían
a su cargo grupos más o menos extensos de caballeros y escuderos
de cada orden
Tanto
la Orden de San Juan, como la de los Templarios, tuvieron grandes posesiones
en España. Colaboraron con los reyes en la reconquista y posterior
repoblación, por lo que recibieron numerosos privilegios y donaciones
(un quinto de las tierras conquistadas, el diezmo eclesiástico,
parte de las parias cobradas a los reinos taifas, etc.).
Exentos
de toda jurisdicción adquirieron una gran fuerza política,
económica y social. En 1134, en su testamento, Alfonso I el Batallador,
rey de Aragón, les cedía su reino, y aunque el testamento
fue revocado y los nobles aragoneses entregaron la corona a Ramiro II,
hubieron de hacer numerosas concesiones, tanto de tierras como de derechos
comerciales, a las órdenes, para que renunciaran. En Castilla
destacó su ayuda frente a la invasión almohade y su participación
en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212).
A
imagen y semejanza de estas dos primeras órdenes, se fundaron
en España otras de similar naturaleza y organización.
La causa principal de la aparición de estas órdenes propias
fue la acción militar cristiana contra los musulmanes. Todas
ellas jugaron un importante papel en la lucha y conquista del Islam
peninsular.
La Orden de Montesa
En Aragón, Alfonso I el Batallador fundó tras la conquista de Zaragoza (1118) nuevas órdenes con fines defensivos como Monreal y Belchite, pero las grandes órdenes constituidas por monjes-caballeros bajo el mando de un maestre, no aparecerían hasta el siglo XII. Pedro II el Católico fundó en 1201, en agradecimiento por la asistencia de San Jorge a sus ejércitos, la Orden de San Jorge de Alfama.
La
Orden fue aprobada por el Papado en 1363 y tuvo una vida relativamente
breve, ya que en 1399 se unió a la Orden de Montesa. Esta Orden
fue instituida en 1317 por el Papa Juan XXII, a petición de Jaime
II, para hacerse con los bienes de la disuelta Orden del Temple en el
Reino de Valencia.
Su primera residencia fue el Castillo de Montesa, próximo a Játiva, en la frontera del reino de Valencia con los musulmanes. Gozó de importantes gracias y privilegios y se convirtió en una de las principales fuerzas militares defensoras del trono. A finales del siglo XV tenía jurisdicción sobre 90.000 almas y poseía 13 encomiendas, pero su poder e independencia empezada a declinar por la cada vez mayor injerencia de la monarquía en sus asuntos. Finalmente fue incorporada a la Corona en 1587.
En
Castilla, destacaron tres grandes órdenes: Calatrava, Santiago
y Alcántara. En la ideología de estas órdenes predominó
un ideal místico-religioso de cuño musulmán, aunque
con el tiempo perdieron carácter religioso y se convirtieron
en potencias económicas y militares, cuya intervención
en la política del reino castellano fue en ocasiones decisiva.
Llegaron a poseer grandes señoríos, conocidos como Maestrazgos,
participaron de los grandes beneficios de la Mesta, y alcanzaron una
gran riqueza que atraería a numerosos nobles, lo que las dotaría
de un carácter aristocrático a partir del siglo XIV. En
el último tercio del siglo XV, los Reyes Católicos fueron
incorporando progresivamente a su hacienda la mayor parte de sus intereses
y beneficios, poniendo fin a su papel económico y político.
Por último, en 1522, el Papa Adriano VI concedió a Carlos
I los títulos de Gran Maestre de las tres órdenes militares
con carácter hereditario, lo que supuso su incorporación
permanente a la Corona, llegando hasta nuestros días como instituciones
de carácter honorífico y nobiliario.
La Orden de Calatrava
La Orden de Calatrava fue fundada en 1158 a instancia de Sancho III, y aprobada por el Papa Alejandro III en 1164, para defender esta plaza de los musulmanes, por su importancia estratégica como baluarte avanzado de Toledo. La Orden alcanzó su afianzamiento definitivo tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), cuando fijó su sede en la nueva fortaleza de Calatrava la Nueva (1218). en poco tiempo, sus grandes recursos humanos y económicos dieron a la Orden un enorme poder político y militar, que duró hasta el final de la reconquista.
Disponía de tierras y castillos a lo largo de toda la frontera de Castilla, ejerciendo un señorío feudal sobre miles de vasallos. Además, disfrutaba de gran autonomía. En 1477 Fernando el Católico logró ser elegido Maestre de la Orden, con lo que sus bienes se incorporaron a la Corona de Castilla.
Orden de Santiago
La
Congregación de los Fratres de Cáceres fue creada en 1170,
y reconocida por el Papa como Orden de Santiago en 1175. Colaboró
activamente en la reconquista y la repoblación de las comarcas
de Teruel y Castellón. Alfonso VIII le cedió Uclés
(1174) Moya y Mora (1211), a los que luego se sumaron Osa y Montiel.
Combatieron en las Navas de Tolosa (1212) y obtuvieron de los sucesivos
monarcas castellanos privilegios que les permitieron repoblar extensas
regiones en Andalucía y Murcia.
Ya
en el siglo XV, trasladó su radio de acción a Sierra Morena,
pasando a convertirse Llerena (Badajoz) en residencia habitual de sus
maestres. Por otro lado, se vio con frecuencia implicada en las luchas
internas del reino de Castilla, al mismo tiempo que sus inmensos bienes
la obligaron a sostener las pretensiones de la monarquía. Finalmente
los Reyes Católicos la unieron a la Corona en 1493.
Orden de Alcántara
La Orden de Alcántara surgió en León a mediados del siglo XII (1177) con el nombre de San Julián de Pereiro, para oponerse al peligro almohade. En 1218 recibió los bienes que poseía en el reino de León la Orden de Calatrava, entre ellos la población de Alcantara. A raíz del establecimiento de su sede central en esta villa, el primitivo nombre de Orden de San Julián fue desapareciendo hasta que en 1253 sus maestres se titulaban "maestres de la orden de Alcántara".
La Órden de Alcántara ejerció su actividad principalmente en la zona extremeña, donde se concentraban la mayor parte de sus posesiones: Navasfrías, Valencia de Alcántara, comarca de la Serena, Trujillo, Zalamea, etc. Participó en las campañas andaluzas de Fernando III, aunque apenas recibió donaciones en esta región. Participó también en la lucha entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara, aunque la potencia militar de la Orden fue menor que la de sus hermanas de Santiago y Calatrava debido a sus menores posesiones territoriales y, en consecuencia, su menor poder económico. Finalizó su actividad militar a comienzos del siglo XV, tras ser derrotada en Granada. Será en 1494 cuando los Reyes Católicos logren la administración de sus bienes.