Introducción a la historia del Reino de Granada
Enlaces Relacionados
|
|
Los inicios del Reino Nazarí de Granada
El
Reino de Granada fue el último estado islámico de la Península
Ibérica.
El reino de Granada es fundado por Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar o al-Ahmar El Rojo (1232-1273) tras un conflicto con Ibn Hud de Murcia, logrando constituir un señorío en Guadix -Baza-Jaén desde donde, en poco tiempo, planea ocupar Granada. Así ocurre en 1237 cuando entra y toma la ciudad sin demasiada oposición fundando allí un nuevo reino dirigido por la dinastía Nazarí, conocida, entre otras muchas cosas, por ser la artífice de la magnífica obra de la Alhambra de Granada.
Además
de iniciar la construcción de esta maravilla arquitectónica
Muhammad I ampliará las fronteras del reino hasta Málaga
y Almería, territorio que se mantendría, con poca diferencia,
hasta el final del emirato acaecido en 1492 a manos de los Reyes Católicos.
Respecto a la relación con otros reinos peninsulares, en los
primeros años de existencia de Granada se confirma la sumisión
a Fernando III, rey de Castilla, a través del pacto de Jaén
donde el musulmán le prestaba vasallaje al castellano a cambio
de poder conservar el pequeño reino.
De
carácter positivo fueron, al contrario que las anteriores, las
establecidas con el norte de África como por ejemplo aquellas
que permitían el comercio de oro con Sudán, siendo Granada
el principal proveedor, hasta la llegada de los portugueses, de ese
metal en Europa.
Parece
interesante alejarnos por un momento de la visión más
política para acercarnos someramente a las características
sociales granadinas. Domínguez Ortiz describe el Reino de la
siguiente manera: en los primeros años el reino Granada acogió
a muchos fugitivos; según la tradición, el Albaicín
se pobló con habitantes de Baeza, y la Antequeruela con los musulmanes
de Antequera. Mientras el Al-Andalus declinaba, Granada crecía;
era la cabeza de un reino pequeño pero muy poblado que abarcaba
toda la Andalucía Penibética, con rica agricultura, numerosas
artesanías y un comercio exterior que animaba los puertos de
Granada y Almería.
Consolidación del Reino
A
Muhammad I le sigue Muhammad II (1273-1302). Manuel Riu, medievalista
catalán, nos resume su gobierno: las políticas llevadas
a cabo por este emir se pueden caracterizar por tres rasgos: la pacificación
del reino, la alianza con los mariníes y el recrudecimiento de
la guerra contra Castilla centrada principalmente en la posesión
de Gibraltar, dando un cariz internacional al conflicto, heredado por
Muhammad III (1302-1309) que vio su momento más difícil
en 1308 cuando Castilla decide emprender una cruzada contra Granada.
La
intentona no triunfó pero el trono se vio resentido, hecho demostrado
un año después con el destronamiento de Muhammad III y
la encumbración de Nasr (1309-1314). El reinado de éste
no fue nada fácil en el ámbito interno. Un primo del emir,
Isma ´il I (1314-1325) logra ocupar la Alhambra y proclamarse
soberano, mandando a Nasr al exilio a pesar de la ayuda que había
recibido de Castilla.
En
1325 accede al trono Muhammad IV (1325-1333) tiempo que pasó
con distintos ataques a sus fronteras pero sin mayores consecuencias.
Sería a partir de su muerte y cuando accede al gobierno Yusuf
I (1333-1354) el tiempo de máximo esplendor del reino nazarí
ayudado por los momentos de paz ratificados por los diez años
de tregua firmados con Castilla. Realizó multitud de reformas
en los códigos del reino, aplicando nuevas leyes más adecuadas
al momento así como un impulso a la cultura y las artes presentes
sobre todo en el centro de estudios para tal fin que creó en
la ciudad granadina.
A este tiempo y en el lado más negativo, corresponde una de las batallas ganadas por los cristianos más importantes en su lucha contra el infiel: la batalla del Salado donde las huestes nazaríes son aplastadas en 1340 por las tropas de Alfonso XI en su lucha por el control del estrecho y Gibraltar.
El
siguiente emir fue Muhammad V (1354-1391) aunque con breves interrupciones
fue el más longevo de los nazaríes, caracterizado por
las relaciones de amistad-odio con los vecinos castellanos. Algunos
ejemplos del vasallaje militar al que estaba obligado Granada fue la
implicación en la guerra de los Dos Pedros donde se encontraron
castellanos contra catalano-aragones. Asimismo cabe destacar la ayuda
granadina prestada a Pedro El cruel contra su hermano Enrique de Trastámara.
Le
sucede Yusuf II (1391-1392) y Muhammad VII (1392-1408) donde los enfrentamientos
más comunes fueron los fronterizos. En uno de estos ataques muere
el último emir siendo sustituido por Yusuf III (1408-1417) momento
aprovechado por Castilla como revancha a los ataques continuos, asediando
y destruyendo Antequera. Tras esta desagradable acción se establecen
dieciocho años de paz entre los dos reinos.
Conquista de Granada por los Reyes Católicos
Serán
las primeras décadas del siglo XV las que vean los incipientes
síntomas de desgaste y caída del reino nazarí azuzado
por la guerra civil iniciada por los Ibn- al- Sarrach. Durante este
tiempo los emires fueron entronados y destronados unos por otros sin
llegar a un acuerdo claro sobre el futuro de Granada. Mientras tanto
y aprovechando la debilidad interna, Castilla atacaba una y otra vez
las fronteras nazaríes, ocupando sistemáticamente parte
del territorio.
Por tanto el final de Granada fue no sólo cuestión de los continuos ataques castellanos a sus fronteras sino también de las rivalidades intestinas que enfrentaron a Muley Hacén, su hermano el Zagal y su hijo Boabdil quien, viendo que se acercaba el final y que el cerco era cada vez más estrecho, firmó un acuerdo con los Reyes Católicos pensando que sería ventajoso para el pueblo musulmán español: se acordó en las recapitulaciones que los vencidos podían quedarse en Granada conservando sus privilegios y bienes o marcharse, exiliarse. Así, al contrario que había ocurrido con los judíos, muchos decidieron quedarse en la Península.
Sin
embargo, las buenas intenciones de los vencedores no duraron mucho y
tras una serie de revueltas mudéjares, se decretó la obligación
de los pobladores a bautizarse o emigrar.
La mayoría prefierieron el bautismo dejando se de ser mudéjares y conviertiéndose en "moriscos", es decir antiguos musulmanes que habían abandonado el Islam para abrazar el Cristianismo. De manera mayoritaria los moriscos siguieron viviendo apegados a sus costumbres e idioma. También conservaban de manera más o menos secreta sus creencias islámicas. Los cristianos lo sabían pero pensaban que era el primer paso para una progresiva conversión sincera.
Al
margen de esta situación de conversión forzada (y fingida)
lo que sí es evidente es que, tras la toma de Granada, España
se convierte en un estado plenamente cristiano desde el punto de vista
político.
(Autora del texto del artículo/colaboradora
de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón)