La Catedral de Zamora y la iglesia de la Magdalena
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El
abundante románico tardío de la ciudad de Zamora tiene
dos monumentos clave por su belleza. Nos estamos refiriendo a la
catedral y a la iglesia de la Magdalena.
La catedral de Zamora es una de las más vanguardistas de la España del siglo XII.
Por su parte, la hermosa y limpia iglesia de la Magdalena
muestra una elegancia de lineas y una decoración escultóricas
hermosísimas.
No obstante en el siguiente recorrido se podrá comprobar
que existen otros muchos monumentos insignes en Zamora.
Catedral de Zamora
La
Catedral de Zamora fue construida en las décadas centrales
del siglo XII y patrocinada por el rey Alfonso VII el Emperador
y su hermana Doña Sancha.
La cierta celeridad de su construcción permitió una gran unidad de estilo, dentro de los cánones borgoñones clásicos, aunque se introdujeron sustanciales novedades en la cubrición por influencia cisterciense y oriental.
Interior
Originalmente,
era una gran construcción de tres naves, crucero y sendos
ábsides. De las torres previstas, sólo se llegó
a levantar la septentrional, a los pies del templo, de porte robusto
y ciertamente poco esbelta. La cabecera se sustituyó en el
siglo XV por otra gótica y el claustro se reemplazó
en los siglos XVI y XVII.
Aunque todo el interior es digno de ser contemplado con cuidado, seguramente la parte más destacable de la catedral es el cimborrio, que para muchos es de origen bizantino, aunque no hay quien apunta que el origen es sencillamente francés.
Se yergue esta gran linterna sobre pechinas que permiten el paso del cuadrado de los arcos torales a la circunferencia del cilindro.
Este
cimborrio es el primero de la saga de los 'Cimborrios del Duero'
que tuvieron continuidad en la Catedral de Salamanca, la Colegiata
de Toro y la sala capitular de la Catedral Vieja de Plasencia.
Por su parte, el cuerpo del templo es de tres naves de desigual altura, que están separadas por pilares de sección cuadrada con tres semicolumnas adosadas a cada cara, siendo las laterales más finas. Esta articulación permite que los arcos formeros y perpiaños -apuntados- sean doblados.
Llama poderosamente la atención que, salvo unos
poco cercanos al ábside sur, la mayoría de los capiteles
sean completamente lisos con la parte superior imitando almenas.
No sólo no llevan escenas esculpidas, sino ni siquiera motivo
geométrico o vegetal alguno.
La
bóveda de la nave central es de crucería sencilla,
mientras que las laterales son de arista.
Exterior
A pesar de las reformas, mutilaciones y añadidos adosados por doquier, la catedral románica zamorana sobresale por su impactante escalonamiento de volúmenes, especialmente por la enorme torre campanario que se yergue junto al hastial del templo, en su parte norte y por su cimborrio.
Ya hemos citado la originalidad de este cimborrio que
muestra al exterior los vanos de iluminación rematados por
frontones clasicistas y cuatro torrecillas en las esquinas. Tanto
éstas como la cubierta gallonada se hallan cubiertas por
"escamas" de piedra.
El campanario es enorme, no resultando demasiado airoso por lo ancho de su planta, sin duda, reforzada para usos defensivos. Cada cara de esta torre se divide en cuerpos mediante impostas. En los superiores se abren las troneras de las campanas mediante uno, dos y tres vanos en sentido ascendente.
Además del cimborrio, la parte mejor conservada
y vistosa del exterior de la catedral de Zamora es el hastial del
brazo sur del transepto, con su respectiva portada (la del Obispo)
que constituye uno de los conjuntos más interesantes del
románico español.
Además
de la puerta propiamente dicha moldurada con varias arquivoltas,
es reseñable el juego de arquerías ciegas y la articulación
muraria mediante columnas estriadas y cornisas con arquillos. Se
ha relacionado esta estructura con las del románico francés
de Poiteau, Angulema y Santogne.
La elegante articulación de arquerías,
impostas, esculturas, etc., nos invita a pensar en lo que sería
el templo original románico de esta catedral antes de las
reformas y la edificación de estancias parásitas que
le agobian por todas partes.
Hay dos conjuntos escultóricos destacables. Uno de ellos
representa a la Virgen con el Niño entre dos ángeles
turiferarios. El otro representa a San Pablo y San Juan Evangelista.
Cristo del Museo Catedralicio
En el Museo Catedralicio se conserva un buen Cristo esculpido en madera, procedente de la iglesia de San Juan Bautista de Gema del Vino
Es
una obra fechable en los alrededores de 1200 y aunque Gómez
Moreno lo vio completo a comienzos del siglo XX, en la actualidad
ha perdido sus brazos. Destacables son los detalles anatómicos
y la calidad de los pliegues del perizonium o paño de pureza.
Iglesia de Santa María Magdalena
La
iglesia de Santa María Magdalena, pese a ser de construcción
tardía, está considerada como una de las más
galanas y elegantes entre las iglesias zamoranas, especialmente
por su abundante y cuidada decoración escultórica.
Construida a finales del siglo XII y comienzos del XIII, destaca por la magnífica y esbelta cabecera seccionada exteriormente por columnas, ventanales e impostas y por sus dos magníficas portadas.
La
portada meridional es la más importante. Tiene arquivoltas
apuntadas, la inferior polilobulada, todas ellas con riquísima
decoración geométrica y vegetal. La exterior lleva
todo un repertorio de cabecillas humanas.
Los apoyos son cuatro pares de columnas con buenos capiteles donde paracen numerosas arpías y dragones.
El interior es sobrio, elegante y de buenas proporciones
y destaca su gran verticalidad, su sentido ascensional. Además
de su arquitectura no se ha de dejar de ver el sepulcro románico
que se encuentra en el muro norte y que es todo una delicia.
Dicho sepulcro es anónimo y está cobijado por un baldaquino sostenido por cinco columnas con decoración arquitectónica y animales fantásticos.
En el fondo, hay una escena en que dos ángeles portan el alma del difunto recién fallecido. Se ha relacionado este notable sepulcro con el coro del Maestro Mateo de la Catedral de Santiago de Compostela.