Gótico en Portugal
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En
la Península Ibérica, la arquitectura del gótico
temprano y más adelante el gótico tardío se mantuvo
muy próxima a los ejemplos franceses, sin embargo aparecen
diferenciaciones arquitectónicas y decorativas propias de cada
región.
En Portugal la época gótica se inicia propiamente en el S XIII con dos excepcionales construcciones: el monasterio cisterciense de Alcobaça así como diversos testimonios en la ciudad de Coimbra.
Monasterio de Alcobaça
En
tiempos de Alfonso Henríques las tropas portuguesas, apoyadas
por contingentes de cruzados que se dirigían a los Santos Lugares,
iniciaron el cerco de Lisboa, sometida al poder del Islam. Cuando
corría el año 1147, el monarca, empeñado en el
enfrentamiento con los musulmanes, prometió a San Bernardo
construir una bella abadía si conseguía expulsarlos
de Santarém.
La
orden cisterciense fue la elegida para llevar una de las más
grandes abadías de la Península. Advocada a Santa Maria,
se localiza en uno de los valles de la Extremadura portuguesa, regado
por los ríos Alco y Baça, de ahí su sobrenombre.
El convento se fundó en 1153 y su iglesia original se reemplazo
por la actual a partir de 1178, siendo consagrada en el 1252. el tiempo
de trabajo fue relativamente lento ya que las incursiones musulmanas
hicieron que los monjes debieran a abandonarla en más de una
ocasión, como les ocurrió en 1195.
Debemos
diferenciar en el alzamiento de la abadía diferentes etapas
de construcción siendo la planta directamente heredera de la
casa madre de Clairvaux, la iglesia de San Bernardo. Sin embargo sus
alargados ventanales parecen imitar una catedral siendo incluso más
impresionantes de las de la abadía de Pontigny. De tradición
cisterciense son los baquetones frontales de sus pilares, que se interrumpen
sobre una mensula antes de llegar al suelo. Tiene el ábside
con capillas radiales trapezoidales, como en Claraval III, y las naves
a una misma altura, hecho excepcional para la época.
El claustro del monasterio se levantó ya en el siglo XIV bajo patrocinio del rey Dionis I (1279-1325) y su Esposa Isabel de Aragón. Parece ser que el arquitecto fue Domingo Domíngues que gozaba del favor de la casa real.
Coimbra
La
catedral de Coimbra, románica en su iglesia, comienza
en el gótico temprano la edificación de su claustro.
Al mismo tiempo se comenzarón los claustros de la Catedral
de Lisboa, Évora y Oporto, aunque estos dos últimos
más tardíos. Toda la estructura del mismo se resuelve
a base de bóvedas de crucería tempranas, siendo los
arcos abiertos al jardín subdivididos por medias columnas y
rosetones en los tímpanos.
Otra de las obra claves de la ciudad de Coimbra es la Iglesia de Santa Clara la vieja, fue fundado por Doña Mor Dias a finales del siglo XIII y entregado a las Clarisas. En 1314, con Isabel de Aragón tuvo su momento de máximo esplendor, pero a causa de las continuas inundaciones del río Mondego las Clarisas se mudaron al Convento de Santa Clara la Nueva, donde reposa el cuerpo de la Reina Santa Isabel. Así el Monasterio de Santa Clara quedó a merced del río, por lo que ha estado inundado desde hace cuatro siglos. En la actualidad se encuentra en proceso de restauración y de apertura al público. El exterior de la iglesia sigue recordando el aspecto macizo del románico, sin embargo el interior de tres naves sin crucero fue el primero en ser abovedado con bóveda de cañón ojival y arcos perpiaños en la nave central
Lisboa
En
pleno siglo XIV, durante el reinado de Alfonso IV (1325-1357) se modificó
la cabecera de la Catedral de Lisboa y anteriormente se había
comenzado la construcción del Claustro.
Esta
nueva cabecera se resolvería con nueve capillas radiales, de
planta poligonal, un deambulatorio más elevado y arbotantes
exteriores. Debido a los continuos terremotos que acaecían
en Lisboa son importantes estos gruesos contrafuertes fuera del plano
de los muros perimetrales, por este hecho también el claustro
se colocó detrás de la cabecera.
Convento e iglesia Votiva de Batalha
Durante la segunda mitad del siglo XIV se levantó el coro alto de la iglesia de San Francisco en la Ciudad de Santarem, el cual sería el antecedente del gran convento de Batalha. La edificación tuvo su origen en el agradecimiento de Joao III en 1385 tras la batalla de Aljubarrota frente al reino castellano. De aquí su advocación a Santa María de la Victoria. Esta joven dinastía de los Aviz dirigiría el gobierno de Portugal hasta su anexión de nuevo al reino de España con Felipe II.
En
1388 las obras ya están comenzadas y en el 1443, año
de la muerte de Joao III, ya estaban levantadas las dependencias principales.
Sin embargo, el edificio se divide en dos fases constructivas: una perteneciente al gótico tradicional portugués y la última al flamígero internacional. La primera tendría su cronología en los años que van del 1386 al 1402 siendo el arquitecto Alfonso Domínguez. El proyecto inicial contemplaba una iglesia de tres naves, transepto saliente en altura, cinco capillas en la cabecera y un claustro en el lado norte del complejo. El esquema que Alfonso Domínguez utilizó fue común entre las órdenes mendicantes a pesar de sus grandes dimensiones. La composición de estructura basilical sin triforio o los capiteles de tipo naturalista fueron seguidos en edificios posteriores como Santa María de la Gracia de Santarem.
En
1402 las riendas de la obra fueron tomadas por el maestro Huguet,
de origen inglés o por lo menos en contacto con la arquitectura
inglesa. A Huguet le encargaron la tarea de cerrar las bóvedas
de las partes ya construidas para lo cual sobreelevaría la
nave central y levantó la fachada oeste.
La
parte más importante del trabajo de Huguet fueron las dos capillas
funerarias que se anexionaron a la iglesia. Una de ellas perteneció
al fundador del monasterio sobre el flanco sur denominada La Capela
Do Fundador, en ella reposan los restos del rey Joao I y su esposa.
En planta cuadrada incluye dentro de ella un prisma octogonal sobreelevado
con bóveda estrellada. La articulación de sus muros
esta tallada con finos baquetones, nervaduras y motivos heráldicos
ó vegetales.
El segundo cuerpo de capillas se proyectó en el eje inicial del testero aunque nunca se terminaron, de ahí su nombre de "Capelas Imperfectas". En forma de octágono se rematan con capillas poligonales, perteneciendo a la tradición de las capillas castellanas anexas al deambulatorio como las de Don Álvaro de Luna en Toledo o la del Condestable en Burgos. Ésta capilla se construyó para guardar el mausoleo de la familia de Duarte I.
Estilo Manuelino
Se
denomina Estilo Manuelino al gótico acaecido a partir del primer
tercio del siglo XVI. Éste periodo se desarrolló durante
el reinado de Manuel I el Afortunado (1425-1521) y se le otorgó
su nombre debido a su labor de mecenazgo en las obras del estilo.
En este arte Manuelino se unen elementos tardogóticos con formas
renacentistas. Podríamos tomar como puente entre el gótico
anterior y el manuelino, los edificios de la iglesia de San Francisco
en Évora y la de Jesús en Setúbal.
Sin embargo la construcción emblemática de este periodo es sin duda alguna el Monasterio de los Jerónimos de Belén, extramuros de Lisboa, a la orilla del Tajo. El complejo se constituye en el primer cuarto de siglo XVI, fecha en la cual Portugal es ya una potencia de ultramar en América. Esta fundación real se destino en un principio a enterramiento de la dinastía Aviz y, al mismo tiempo, sirvió como iglesia devocional de los navegantes que partían o regresaban a Lisboa.
El
primer arquitecto de Los Jerónimos fue Diogo Boytac, el cual
diseñó un complejo mucho más grande que el que
ahora vemos en el que se incluían cuatro claustros. Bajo su
mandó se concibió la estructura de la iglesia en planta
de salón con tres altas naves de transepto diferenciado y un
coro alto sobre los primeros cinco tramos del templo. La cubrición
del espacio y los sistemas de apoyos fueron culminados por un arquitecto
de origen español llamado Joao de Castillo, entre 1475 y 1522.
La bóveda reticulada se sostiene por medio de seis pilares
octogonales de 25 metros totalmente revestidos de decoración
en relieve. Al exterior la iglesia destaca por la ornamentación
de sus portadas.
La joya fundamental de este complejo monástico y la más impresionante obra de estilo manuelino, es el claustro, seguramente ideado por Boytac y erigido por Castilho. Las cuatro crujías de cada lado constan de seis tramos cubiertos por bóvedas reticuladas, de éstos seis tramos, cuatro de ellos se abren entre contrafuertes y magnificas arcadas. Los tramos en esquina son achaflanados con arcos rebajados que permiten la visión de los pilares angulares. La ornamentación del claustro es variada siendo los motivos principales columnillas de tracería y el intradós de los arcos con frisos de arcadas colgantes. Como en la iglesia se unen aquí estructuras tardogóticas con las formas del primer renacimiento, todo aderezado con un programa iconográfico determinado.
La torre de Belem, cercana al monasterio, es obra de Francisco de Arruda, siendo construida ya en el siglo XVI más como edificio de representación que para fines estratégicos.
Tomar
Una
de las obras clave del Arte Portugués es el convento de los
caballeros de Cristo en Tomar. Previa a la edificación gótica
se encontraba la obra románica de planta central la cual fue
ampliada con un edificio anexo que proyecto Joao de castillo y Diogo
Arruada, sirviendo de sala capitular para la orden.
Sin embargo lo más destacable de esta edificación no es el espacio de dos plantas cubierto por bóvedas reticuladas, si no la ornamentación que en ella se llevó a cabo. La exuberante decoración exterior contrasta con la sobria figuración del interior. Tallados sobre todas las superficies posibles se desarrolla un claro programa político estatal en los que podemos ver escudos reales, instrumentos náuticos, todo ello junto a emblemas de la orden de cristo como la cruz y elementos cristianos.
Todos estos motivos decorativos a caballo entre el naturalismo y lo emblemático nos llevan a decir que la iglesia de Tomar se sitúa entre la Edad Media Tardía y la Edad Moderna. En lo formal predominan las tradiciones tardogóticas sobreponiendo rasgos de modernidad en su ornamentación.
(Autora del texto del artículo/colaboradora
de ARTEGUIAS:
Ana Belén Fernández)